LOS piratas de Donostia conquistaron ayer la playa de La Concha con la ayuda de más de doscientos botes. Después de dedicarse a la construcción de sus balsas durante toda la mañana, cerca de 3.000 personas se lanzaron al agua del muelle a las cinco de la tarde, cuando sonó el txupinazo que dio inicio a la actividad.
Los encargados de lanzarlo fueron Maddi, de la plataforma Stop Desahucios y Ezkila Kapitaina. Este personaje, encargado de lanzar el txupinazo de los piratas todos los años, es encarnado cada vez por una cofradía diferente. En esta ocasión tocó el turno a Bihurriak. Una mujer y una menor de este grupo animaron a la gente a sacar ese niño que todos tenemos dentro y, con el grito de Izan bihurri! izan pirata!, dieron el pistoletazo de salida al abordaje.
Cada participante corrió hasta su barco para partir hacia La Concha. Aunque hubo gente que no necesitó más que unos manguitos o un flotador. "Nosotros venimos a abordar otras balsas", dijeron los miembros de la cuadrilla Kai, quienes decidieron no construir un bote la primera vez que participaban. Otras cuadrillas, como la de Irantzu y Maider, de Donostia, también decidieron ir a la deriva sin nada que les ayudase a llegar al otro lado. "Hemos salido tres veces y este año hemos decidido no construir la balsa", contaron. No todos los participantes se mostraron muy de acuerdo con la gente que participó sin barco propio. Pablo salió del agua diciendo que "el año que viene prohibiré subirse a nuestra balsa". El joven de Andoain tuvo que llegar a la playa nadando, ya que se quedó sin sitio en su propio bote.
Pero los piratas honrados abundaron ayer en Donostia. Entre los que crearon su propia balsa se encontraba Maite, una joven que lleva muchos años viviendo en la ciudad. "He salido muchas veces y siempre he traído mi propio bote", aseguró. Añadió que es un acto que le gusta mucho y que cree que "la Aste Nagusia se ha convertido en una fiesta como la actual gracias a los piratas y el abordaje".
Para muchos fue una sorpresa ver al diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, que salió en una balsa con su cuadrilla.
Al llegar hasta la arena de la playa de La Concha después de mucho tiempo en el puerto, la fiesta continuó. Bad Sound System, un grupo de música de Irun que trabaja con ritmos de reggae y rock, empezó a tocar a las 19.00 horas y fue el encargado de arrastrar consigo a los piratas desde los relojes de La Concha hasta La Flamenca, donde la fiesta siguió.
El público
La lluvia no fue un problema
En el momento en el que sonó el txupinazo, las primeras gotas de lluvia empezaron a caer, pero eso no supuso un problema para el público. La gente que se acercó tanto al puerto como a La Concha no abandonó sus posiciones por la lluvia aunque no llevasen paraguas y se tuviesen que mojar. A las cinco de la tarde era muy difícil hacerse un hueco para poder ver este espectáculo anual en el que los piratas intentan llegar encima de sus balsas hasta la otra orilla.
Algunos participante habituales que se quedaron sin salir no dudaron en acudir a ver a sus compañeros. Asier y Gorka, dos donostiarras de 22 años que disfrutan de esta actividad de los piratas donostiarras todos los años, no pudieron apuntarse por trabajo. "Estamos pasando mucha envidia, pero es lo que toca", se lamentaban.
Otros se acercaron a ver la actividad por primera vez. Janire acudió con dos amigas suyas desde Beasain. Habían oído hablar del acto pero nunca lo habían visto en directo. Les encantó el ambiente. "Igual el año que viene nos animamos", comentaron. Carlos Alonso tampoco conocía el abordaje. Se acercó al puerto porque la gente se dirigía allí y le sorprendió ver a semejante masa de gente viendo a los piratas. Aunque él no se ve en una actividad de este estilo, le pareció "estupendo que se organicen cosas como esta para que los jóvenes vivan las fiestas de día".