Historia de la Donostia verde
El escritor Fermín Muñoz saca a la luz un estudio sobre los parques, jardines y palacios
EL escritor donostiarra Fermín Muñoz Echabeguren (Donostia, 1922) ha vuelto a sacar a la luz algunos de los detalles de la historia desconocida de Donostia. En esta ocasión se ha fijado en la ciudad más verde, en sus parques y jardines, así como en los palacios, generalmente unidos a las hermosas creaciones de los jardineros de los últimos siglos.
La publicación, editada por Erein y con la colaboración de Kutxa, se suma a la veintena de títulos que Muñoz ha dedicado a la historia de la capital guipuzcoana. El autor señala que hasta el derribo de las murallas que rodeaban la actual Parte Vieja nadie pensó en plantar árboles ni crear jardines. Pero con la construcción del ensanche Cortázar, el llamado Centro en la actualidad, y con el veraneo de la realeza y las clases pudientes, la ciudad comenzó a acicalarse y a hacerse bella con edificios llamativos y jardines a juego con ellos.
La huella
Ducasse
El jardinero de Baiona Pierre Ducasse fue el autor de varios de los parques que aún hoy sirven de pulmón ciudadano a los donostiarras. El paisajista llegó de la mano del Duque de Bailén y se quedó durante tiempo. Ducasse firmó espacios ajardinados como el que rodeaba al palacio de Aiete, el de Cristina Enea -en torno al palacio del Duque de Mandas-, Toki Eder en Ategorrieta, los jardines del palacio real de Miramar y otros cercanos como el del marqués de Valdespina, en Astigarraga. Muñoz recalca que, a pesar de su nacionalidad y educación francesas, los parques de Ducasse, tanto públicos como privados, fueron concebidos a la inglesa.
El autor intenta ofrecer más datos sobre el paisajista que dejó huella en Donostia, pero no lo logra. Según recalca en la publicación, ha quedado "insatisfecho ante la escasa o casi nula información que ha podido recoger, sobre la personalidad de Pierre Ducasse, de sus conversaciones profesionales con el Ayuntamiento de San Sebastián, con los propietarios de los parques de Aiete y Cristina Enea. habiendo sido ejecutor de sus propias ideas, que presentaría a los dueños que le propusieron la realización de sus parques en las mansiones recién levantadas". A pesar de haberse dirigido a la familia sucesora de Ducasse, al Archivo Histórico de Donostia, al Archivo General de Gipuzkoa en Tolosa y al de protocolos de Oñati, "no ha sido posible recoger alguna información valida sobre esta personalidad, que era un destacado artista".
En su nueva publicación, el escritor donostiarra hace un repaso por todos los remansos verdes de la ciudad, desde los más lujosos como el del Aiete, hasta las últimas creaciones paisajísticas, como el de Ametzagaina. La historia de cada uno de los parques abarca desde su gestación hasta la actualidad. Por ejemplo, en el caso de Aiete, la publicación llega hasta las últimas reformas que han afectado al palacio y que lo han transformado en Casa de la Paz, con una nueva casa de cultura.
polémicas
Antes y ahora
El autor aboga por disfrutar de estos cuidados espacios, olvidando las polémicas surgidas en torno a sus últimas transformaciones, especialmente en los casos de Aiete y Cristina Enea.
El libro dedica uno de sus capítulos a la plaza de Gipuzkoa, un espacio público que, en sus inicios, estaba rodeado de una verja, que se cerraba por las noches para mantener cuidados los jardines. Y como las discusiones sobre el diseño de los parques no es algo de ahora, sino que viene de lejos, el libro de Muñoz expone cómo algunos hubieran preferido que la plaza de Gipuzkoa quedase desprovista de jardines y árboles, al estilo de las plazas mayores castellanas.
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