Donostia. El nuevo retraso en los plazos para trasplantar las tres secuoyas que se encuentran en el patio del instituto Peñaflorida de Amara no impedirán que el derribo del centro, ya iniciado en su interior, pueda seguir desarrollándose. Según los especialistas encargados de trasplantar los árboles (tres ejemplares de gran porte que el Ayuntamiento ha decidido conservar en otro lugar), el replantado no podrá tener lugar hasta el 15 de diciembre, según los nuevos plazos previstos.

A pesar de ello, la obra de demolición iniciada en el interior del centro de estudios podrá proseguir, ya que las tres secuoyas han sido acotadas con el fin de evitarles posibles peligros durante la obra. Por lo demás, el resto de árboles de la parcela educativa, una cuarentena de ejemplares plantados por profesores y alumnos en las últimas décadas, podrán ser talados a partir de la próxima semana, ya que en el espacio actualmente ocupado por la zona verde se construirá parte del nuevo instituto de Educación Secundaria previsto en la zona.

Así quedó de manifiesto ayer, tras una reunión que mantuvieron técnicos de jardinería y otros departamentos del Ayuntamiento de Donostia, bajo el mando de la corporativa Nora Galparsoro; representantes de la constructora Moyúa, encargada de la obra; técnicos de la empresa catalana Árbol Investigación y Gestión, que se ocuparán del trasplante; y el jefe territorial de Educación de Gipuzkoa, Julen Bengoetxea.

En el encuentro, los representantes de las distintas empresas e instituciones afectadas concretaron el calendario de actuaciones, que permitirá replantar las tres secuoyas en los jardines que rodean el edificio de la Subdelegación del Gobierno, junto al acceso a la Variante desde la plaza de Pío XII.

El retraso en el cambio de ubicación de los árboles que serán protegidos obedece a que la temporada invernal es la más adecuada para replantar estos ejemplares y a que deben prepararse adecuadamente para su extracción y recolocación.

coste En el caso de las tres secuoyas, cada uno de sus cepellones -la tierra que contiene las raíces- puede pesar alrededor de quince toneladas. Los árboles deben ser extraídos por unas palas de uno en uno, una labor que necesita de una jornada para cada ejemplar. Posteriormente, cada secuoya deberá ser trasladada a su nueva ubicación, no muy lejos de su actual emplazamiento, y trasplantada con sumo cuidado. En algunos casos, además, los especialistas en jardinería aconsejan colocar un riego automático para que el trasplante resulte exitoso. El coste económico que deberá sufragar el Ayuntamiento ronda los 160.000 euros.

Por otra parte, el colectivo Hari-tzalde celebrará a las 19.00 horas de hoy una nueva concentración silenciosa a favor de los 45 arboles de gran porte de la parcela, que desaparecerán con la obra.