Donostia. Una de las noticias más sorprendentes de la semana ha estado relacionada con las piedras de la playa de Ondarreta. La concejala de Infraestructuras y Servicios Urbanos, Nora Galparsoro, y el director de la Unidad de Investigación Marina de Azti Tecnalia, Adolfo Uriarte, comparecieron el martes ante la prensa para revelar que la aparición de cantos en la parte más cercana al agua está estrechamente relacionada con el bar-restaurante situado en la zona más cercana al paseo de Ondarreta. Al parecer, esta construcción, junto con otras estructuras, "secuestra" la arena en la parte alta de la playa.
El establecimiento, que fue construido en el año 1994, contaba hasta ahora con una concesión por parte de la Dirección General de Costas. No obstante, en mayo cesó su permiso y Costas decidió no renovarlo. Por ello, se procederá a su desmantelamiento antes de final de año.
En julio, vista la situación que presentaba la playa de Ondarreta, "con la presencia de innumerables cantos y bolos en la zona intermareal -entre el límite de la marea alta y la baja- y en respuesta a la preocupación social suscitada", Azti Tecnalia se puso en contacto con el Ayuntamiento para "informar de la situación desde un punto de vista científico y asesorar a la actual Corporación sobre las medidas convenientes con objeto de evitar las situaciones que se están viviendo estos últimos años" con las piedras en el arenal. El Consistorio respondió favorablemente y pidió al Centro Tecnológico del Mar y los Alimentos que realizase un informe sobre las actuaciones llevadas a cabo en la playa en los últimos años -concretamente, desde 2004- para poder atajar la situación.
el problema La forma de la playa de Ondarreta está condicionada a los temporales que se dan en invierno. De esta manera, el informe revela que "años con inviernos muy energéticos (alta frecuencia de temporales) tienden a acumular arena en el perfil bajo de la playa (siempre y cuando el oleaje pueda acceder a la parte alta de la playa)". Pero cuando se dan "años energéticamente débiles (con baja frecuencia de temporales), resultan en perfiles menos tendidos y, por lo tanto, hay menor traslado de arena de la parte alta de la playa a la zona intermareal".
Es decir, los inviernos con muchos y fuertes temporales permiten al mar recoger más cantidad de arena y llevarla a la parte baja de la playa. Uriarte explicó que esa materia forma bajo el mar la "barra". Esta provoca que las olas rompan antes y, por lo tanto, impide que se siga erosionando el arenal. En los meses de verano, en cambio, las mareas van lanzando arena poco a poco y la "barra" desaparece.
En este sentido, la escasa fuerza de los temporales de los últimos años "ha propiciado que la acción del oleaje durante la primavera y el verano haya conferido a la playa una pendiente pronunciada, haciendo aflorar más que nunca las piedras" .
Asimismo, Azti Tecnalia también destaca que tanto los movimientos de arenas naturales, como los inducidos por el hombre han conllevado a que "la arena se acumule en la zona alta de la playa, próxima al muro, dejando la zona intermareal con muy poco espesor de arena".
Aun así, asegura el texto que en contra de "la opinión que circula habitualmente en los medios de comunicación y algunas opiniones a nivel político, que haya movimientos no significa que la playa haya perdido arena". En este sentido, Azti indicó que en 1984 la Dirección de Costas comenzó a controlar el volumen de arena de Ondarreta y que desde aquel año no ha existido ninguna merma.
la solución El informe concluye que es necesario "revisar los protocolos de actuación" en el arenal y, sobre todo, desaconseja la retirada de piedra. A su juicio, el coste económico es demasiado alto y "no hace más que agravar el problema". En este punto hay que recordar que las piedras que surgen son las que se encuentran bajo la arena y son la base de la playa.
Asimismo, desde Azti Tecnalia indican que la cafetería, así como la instalación de una gran cantidad de toldos y los juegos infantiles, "son del todo incompatibles con la dinámica natural de la playa". "Si lo que se quiere es eso, tendremos que acostumbrarnos a las piedras en la parte media y baja, corriendo el riesgo de perder arena, que transportada por el viento habrá que retirar constantemente los jardines de Ondarreta", sentencia el informe. El propio Uriarte reconoció que la gran cantidad de arena acumulada en la zona más alta del paseo, debido al viento rebasa el muro y se "pierde" sin que pueda volver a ser recuperada.
Por todo ello, Azti Tecnalia apuesta por trasladar las citadas infraestructuras a otro lugar. En el caso de la cafetería, coincidiendo con el cese de la concesión, será desmontada. En cuanto a los juegos infantiles, deberán pasar de ser fijos a ser removibles durante los meses de invierno. Sobre los toldos, el informe afirma que debido a que solo se colocan en verano su "afección" sobre la playa es menor. No obstante, recomienda que se disminuya su número. "Eliminados los obstáculos debemos dejar pasar el próximo invierno y ver cómo el mar reconfigura la playa", informa.
actuaciones previas Para paliar la situación de las piedras, desde hace más de diez años el Ayuntamiento ha realizado diversas actuaciones en la playa de Ondarreta. En 1998, por ejemplo, el Consistorio retiró 750 toneladas de cantos.
Posteriormente, en 2004, Azti Tecnalia redactó para el Gobierno de la ciudad un Estudio de la evolución a corto, medio y largo plazo de la playa de Ondarreta y diseño óptimo de conservación. En aquel estudio, el centro mostraba su postura contraria a que se retirasen las piedras. No obstante, el Ayuntamiento, entonces dirigido por el socialista Odón Elorza, desoyó los consejos y procedió a extraer aquel año "un número importante de piedras". La actuación costó 400.000 euros y fue sufragada por la Dirección General de Costas. "En 2006, de nuevo, se retiraron 100 metros cúbicos (unas 250 toneladas) de piedras; en 2009 fueron 40 toneladas y en 2010, 122 toneladas", relata Azti.
Además, en otoño del año pasado, el Ayuntamiento procedió a verter 21.000 metros cúbicos de arena "de buena calidad" en Ondarreta, procedente de las obras del aparcamiento subterráneo de la plaza Cervantes, para intentar solucionar el problema. La nueva arena "ha pasado a incrementar aún más la cota alta de la playa y no el perfil bajo como se pretendía inicialmente", indica Azti.