donostia. ¿Cómo comenzó a diseñar los carteles del Carnaval de Tolosa?

En 1969 se formó el Centro de Iniciativas de Turismo de Tolosa (CIT) y yo estaba en la Comisión de Juventud y Obras Culturales del Centro de Atracción y Turismo de Donostia (CAT). Venían desde Tolosa a ver como trabajábamos aquí. Y así conocí a Antxon Elosegui que fue fundador del CIT y quien me lo propuso.

¿Obtiene beneficio económico alguno?

Es una colaboración con el pueblo de Tolosa y no se cobra. Es con el pueblo, no con el Ayuntamiento. El Centro de Iniciativas presenta el cartel a las sociedades, quienes le dan el visto bueno, por lo menos así se hacía antes.

¿Hay algo que le una especialmente a Tolosa?

Monté durante cinco años seguidos la Muestra de Escultura de Euskadi en Tolosa, en el convento de monjas que había en el paseo de San Francisco. También he hecho diversos carteles, no sólo de Carnaval, y también un mural grande que lo tienen como recuerdo para adornar las masas corales. La última vez que expuse fue en 2008, hablé con el alcalde para montar una exposición antológica. He colaborado mucho con ellos y estoy encantado, porque son muy abiertos. Tanto los alcaldes anteriores, como el actual, Jokin Bildarratz. Al final vas conociendo gente y haces muchos amigos.

Tolosa le ha homenajeado en algunas ocasiones.

Me dieron el Mikelete de la sociedad Gure Kaiola. En el año 1982, me hicieron Distinguido de Inauteri. Como anécdota he de decir que una semana antes, en una cena, sin que nadie me hubiese dicho nada, me enteré de que el día del homenaje tenía que salir al balcón del ayuntamiento de Tolosa a tocar Tamborrada.

¿Ha solido diseñar carteles para carnavales de otros municipios?

El Carnaval de Donostia se le ocurrió a Valentín Anguiozar, en el año 1978. Nos reunimos en el CAT Javier Sada, Anguiozar y yo, así como el secretario del centro. Estando yo en la organización de carnavales, tuve que hacer un cartel a la fuerza. He trabajado siempre de diseñador gráfico y a la empresa donde trabajaba y, al igual que al resto de las empresas, llegó una carta del CAT invitando a la participación.

¿Cuál era el premio?

El premio consistía en 100.000 pesetas para el que ganase y la tirada del cartel para la casa. A mí no me apetecía participar porque estaba en la organización. Me parecía feo. Pero me obligaron y gané. Me quedé sin las 100.000 pesetas porque me dijeron que había tardado mucho en hacerlo. ¿Cómo se mide la obra de un artista? Encima que fui obligado, me quedé sin el premio.

¿Ha publicado más carteles además de los de Carnaval?

En otros certámenes he ganado unos cuantos premios. Por ejemplo, gané el I Concurso Interprofesional para el cartel del Festival Internacional de Cine de Donostia. He publicado 180 en total, incluyendo los 42 de carnavales. Es la historia de un pintor vasco que ha publicado tantos carteles. No publicista, pintor. Es diferente.

¿Cómo ve los carnavales de Tolosa?

Están igual que siempre. Allí, desde pequeños salen y tienen mucho cachondeo. El Carnaval tiene que ser individual. Que salen grupos grandes, pues muy bien. Y luego están los individuales. A mí los grandes desfiles, tal como están hechos ahora, no me interesan.

¿No le gustan cómo están enfocados los carnavales de Donostia?

Sí, porque cuando empezó los hicimos nosotros. Fue estupendo. Ahora, por decir algo, casi todos salen bailando lo mismo. Lo que sí está muy bien, es lo referente a la vida de barrio, puesto que los grupos se reúnen durante meses para después salir. Ahora les falta un poco de chispa, los primeros años fueron fabulosos. ¿Qué ha pasado después? Pues, no lo sé.

¿Son comparables los carnavales de Tolosa y Donostia?

No, el de Tolosa es único, en Euskal Herria, quitando los auténticos de Lantze e Ituren. Los de Tolosa tienen un cachondeo sobre la actualidad política y, fundamentalmente, tienen humor, que impregna a todos.

¿A Donostia le falta ese humor?

Hay excepciones. Por un lado, individuales, porque te encuentras disfraces e interpretaciones magníficas, así como cuadrillas que no se acogen a la rutina de un desfile y pasan del Ayuntamiento. Cuando nacen las fiestas populares, el Ayuntamiento lo que tiene que hacer es aceptarlas, porque vienen del pueblo, y ayudarlas económica y técnicamente. El Ayuntamiento, ni este, ni ninguno, se tiene que meter en la organización de fiestas. En Donostia el Ayuntamiento copa todo.