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Talo y txistorra alternativos en Gros

El barrio se ha convertido en otra opción para la fiesta en días lluviososLos puestos, además de sidra y txistorra, también venden artículos artesanales

Donostia. "El ambiente de Santo Tomás es mejor en Gros que en lo Viejo, allí hay demasiada gente", dice Julia Torrado. Y es que, para muchos, la fiesta de este barrio donostiarra se ha convertido en una alternativa al tumulto de personas que inundan las calles del Centro.

"Aquí hay mucho menos agobio, más libertad y, aun siendo grande, Gros sigue teniendo ese aire familiar, auténtico, que tanto gusta", añade Julia. Lo mismo opina Makoki: "Aquí las fiestas aguantan porque los comercios colaboran mucho. Eso, quieras que no, se nota y hace que la gente se involucre más". Como varios centenares de personas más, este fotógrafo de grupos musicales se acercó ayer hasta este barrio para "echar una mano a los del gaztetxe" y, tras dejar la cámara en casa, fue a la Parte Vieja: "Pero está muy bien tener un Santo Tomás alternativo".

Marionetas, pelotas, palas, bisutería y hasta bizcochos gallegos. "Es el segundo año que vengo en Santo Tomás a Gros y la verdad es que me gusta mucho esta fiesta", reconoce Andrea Buturugaru, una rumana que de mercadillo en mercadillo, ya contabiliza más de siete años en el Estado. Ella y su novio Pedro Riveiro venden pasteles gallegos: "Valen más los que organizan todo este tinglado que lo que se vende en los puestos. Son muy buena gente y me vengo sin pensármelo dos veces".

En un día tan señalado como el de ayer, donde la tradición rural retoma las calles de la Donostia más urbanita, jóvenes de Gros decidieron recuperar la vieja costumbre de hacer tortas de maíz. "Hemos querido recuperar los talos, porque a pesar de dar mucho trabajo, es algo bonito", manifiesta Iker Zaldua, un joven del barrio. Añade que el fin de semana lo pasaron aprendiendo a amasar, gracias a tener "un contacto" con un lazkaotarra que les enseñó esta vieja práctica culinaria.

Con un talo en la mano, Inés Goikoetxea admite que "la fiesta de Gros es más entrañable". Un cariño que el mal tiempo no empaña y que los soportales de la plaza del Txofre ayudan a soportar. "En un día lluvioso como éste, Gros es otra opción", afirma Merche Artola, una intxaurrondotarra que pasa el día por primera vez en este barrio. Abuela de una joven baserritarra de poco más de un año, aseguraba que daría "una vuelta por la Plaza Gipuzkoa", pero que con una niña pequeña visitar la Parte Vieja es "complicado".

"Siempre venimos primero a Gros", explica Danel Lizartza. Como él, cantidad de donostiarras comienzan la ruta en dicho barrio para marchar luego al núcleo de la ciudad: "Hay que ir a los dos sitios". Danel, tal y como lleva haciendo tres años, vuelve a comprometerse a regresar al concierto de Gozategi a las 19.00 horas, pero reconoce que es una promesa rota anualmente. Con su bota de vino colgada recuerda que el de ayer es un día para disfrutar: "Y lo haremos hasta que el cuerpo aguante o nos lo permita la cartera".