Donostia. Los profesionales del toro se manifiestan en contra de la iniciativa ciudadana para la prohibición de las corridas de toros en Catalunya. Con este mensaje, a modo de manifiesto, comenzó la corrida de toros de ayer. Desde luego, resulta toda una obviedad. Aún así, los profesionales del toro nunca se han manifestado sobre las corridas que, como la de ayer de Zalduendo, tienen una total falta de trapío y apenas si aguantan dos puyacitos en el caballo. Nada han dicho de aquellos toreros que rechazan una sustitución alegando que en esta feria ya han cortado dos orejas. Tampoco les importa que toreros de los que se denominan figuras toreen en pueblos de mala muerte en lo que todo son orejas, rabos y otros "éxitos sin precedentes", quitando oportunidades a otros toreros. Es más, los aficionados todavía estamos esperando el manifiesto en el que los profesionales nos cuenten cómo piensan hacer para que lo sucedido en Cataluña no suceda en otras Comunidades Autónomas, ni si piensan empezar a dejar de exigir corriditas como la de ayer, y a criarlas, y a comprarlas. Los profesionales del mundo del toro lloran ahora cuando lo que deberían hacer es pensar en darle una vuelta a todo esto. No somos la tercera potencia de nada. Nuestro espectáculo no nada en la abundancia. No somos el fútbol, ni el cine, ni siquiera el teatro. Si seguimos quitando la verdad en el toreo volveremos a ser pasto de políticos, activistas y otros actores cínicos. Aquí no vale con leer un manifiesto que, por obvio, no sorprende a nadie. Aquí lo que hay que hacer es echar la patita para adelante, poner la muletita plana y dar un espectáculo de verdad. Y nada más. Y nada menos.

La gente, no obstante, rompió en un gran aplauso tras la lectura y las cuadrillas aguantaron en posición de firmes mientras escuchaban la ovación.

Y con esto está casi todo dicho sobre la corrida que nos ocupa hoy. No ya terciada sino anovillada, sosa, sin trapío, sin remate. Una corrida, por cierto, de figuritas, de profesionales del toreo.

Con ese encierro torearon Morante, Perera y el debutante Rubén Pinar. Lo mejor de la tarde estuvo en el segundo toro de Perera que cambió su condición en la muleta del extremeño; algo habría tenido que ver él en ello. Con ese toro Perera consiguió series templadas en un arrimón. Se gustó toreando y en esas estaba cuando escuchó un aviso. Y luego, el problema de la espada. Otro aviso y media estocada. No fue en este toro sino en el primero en el que cortó la única oreja de la tarde. Toreó bien Perera en general. Hubo series buenas en faenas estructuradas.

Pinar está aún verde. Abusa del toreo de perfil, pero se le vio valiente aunque vacíe los toros para fuera. Estaba la gente para ver a Morante. No tuvo toro, ni tarde. El primero fue visto y no visto. Y con el segundo no se acopló, aunque lo intentó y probó varios terrenos. No salió, pero no es como para despedirle con almohadillas.