Donostia. Basta con recurrir a las fotografías históricas para percatarse de la evolución que ha sufrido la playa de La Concha en el último siglo y medio, sobre todo desde el año 1887, cuando recibe el título Real y se convierte en la playa de moda para la alta sociedad europea y el monarca Alfonso XIII.
Acorde con los nuevos gustos estéticos de la alta burguesía y los avances técnicos de la época, a comienzos del siglo XIX se colocaron los primeros toldos y sombrillas con cargo del Consistorio. Esta novedad se convirtió, sin duda, en un atractivo para los visitantes, ya que en aquella época se consideraba de mal gusto bañarse en público.
Influenciado por las modas de la época victoriana, en el año 1894 el rey Alfonso XIII mandó construir una Caseta Real en La Concha. Se trataba de un palacete móvil que trasladaba al monarca desde la arena hasta el interior del mar, donde podía bañarse a salvo de las miradas del resto de las personas.
Esta instalación estuvo operativa hasta 1911, un año más tarde de que el arquitecto municipal Ramón Cortázar construyese la Caseta Real de Baños, actual sede de la Federación Guipuzcoana de Piragüismo.