Fue un caserío típico del siglo XVIII. Una vivienda unifamiliar de tamaño medio, con planta baja, primera y desván. Lleva décadas en desuso, escondida al pie de una vaguada y oculta tras las viviendas de la calle Andrestegi, en el barrio de Ibaeta. Estaba prácticamente en ruinas, pero sus días en el ostracismo están próximos a su fin. El caserío Tolare renace de sus cenizas.

El renovado edificio ya deja ver su nueva figura, pero aún se desconoce quiénes serán sus inquilinos. Albergará, casi con toda probabilidad, oficinas de atención al público. La reconstrucción está siendo total y los trabajos deberían terminar en los primeros meses de 2010.

Entre tanto, el Ayuntamiento negocia con una "institución de reconocido prestigio" para que ésta se haga cargo de su gestión y aprovechamiento. No será la DYA, asociación con la que el Ayuntamiento mantuvo negociaciones muy avanzadas para crear en el número 6 del camino de Amezketa un centro de formación sanitaria.

tampoco será para la upv

El adjudicatario asumirá la reforma interna

Tampoco será la UPV, que había peleado fuerte por explotar este espacio. El Consistorio ha manejado como prioritarias las opciones de la DYA y la Universidad durante mucho tiempo. Pero finalmente no será ninguna de ellas quien se instale en Tolare, sino una "institución de reconocido prestigio" con la que el Ayuntamiento ultima las condiciones de la concesión y que pronto se dará a conocer, según confirmó a este periódico ayer el concejal de Urbanismo, Jorge Letamendía.

Este edificio del siglo XVIII, completamente renovado, acogerá oficinas de atención al público y su reforma interna, que podría rondar el millón de euros, será acometida por su adjudicatario.

La reforma integral del caserío Tolare era una deuda pendiente del Ayuntamiento de Donostia y fue incluida dentro del Plan de Inversión Local para el Fomento del Empleo, más conocido como plan Zapatero.

rozando el millón de euros

Ocho meses de actuación

Las obras se han centrado hasta la fecha en la reconstrucción de las cuatro paredes exteriores y aún resta colocar el tejado -el Consistorio se hace cargo únicamente de la reforma exterior-. Los trabajos de reconstrucción salieron a licitación en marzo con un presupuesto que rozaba el millón de euros y un plazo de ejecución de ochos meses. Las labores las ejecuta desde hace meses la constructora Antzibar.

El caserío Tolare representa muy bien cómo era el caserío lagar barroco del siglo XVIII y constituye un ejemplo de las técnicas constructivas habituales de esa época. Fue declarado Bien del Interés Cultural el 12 de noviembre de 1998.