La Universidad de Deusto reflexiona sobre el presente y el futuro del mundo laboral
Jóvenes universitarios, empresarios y expertos debatieron en el campus de Donostia de la facultad sobre flexibilidad, bienestar y nuevos modelos de gestión empresarial
La Universidad de Deusto celebró el pasado jueves en su campus de Donostia el evento Personas y empresas: un nuevo contrato social. Un encuentro intergeneracional, organizado por Deusto Business School y EuskoData, que tuvo como objetivo debatir sobre los cambios que se están produciendo en el tejido laboral, en el que factores como la conciliación, la salud mental, la flexibilidad y la motivación son decisivos para los trabajadores a la hora de elegir y permanecer en una empresa. Las nuevas generaciones demandan modelos diferentes, mientras que las pymes se enfrentan al reto de atraer y retener talento en un entorno cada vez más competitivo.
En el acto, desarrollado a modo de mesa redonda, participaron Guillermo Fernández, consultor HCM en Euskodata; Xabier Lekuona, director de personas en Sutargi; Eñaut Arambarri, coach especializado en talento joven y fundador de Aura E5; Inar Barroso, estudiante de ADE + Ingeniería Informática en la Universidad de Deusto; Miguel Albistur, gerente de Carpintería Atari; y Nora Blázquez, estudiante de Comunicación en la Universidad de Deusto.
Evolución del modelo empresarial
En opinión de Barroso, lo que las nuevas generaciones valoran de las empresas es percibir que el esfuerzo da sus frutos, lo que conlleva una mayor motivación: “Creo que es fundamental desarrollar un sentido de pertenencia hacia la empresa de la que formas parte, ya que de esta manera el compromiso aumentará. También es crucial ver que la labor que uno desempeña tiene una repercusión real en el funcionamiento de la firma”.
Albistur, por su parte, aportó su punto de vista como gerente de una pequeña empresa, Carpintería Atari, mencionando que en ocasiones la sociedad tiene una visión distorsionada de las compañías: “Solemos pensar en grandes entidades, pero el 80% de las empresas de Euskadi son pymes. Yo en Atari soy el gerente, pero también ejerzo muchísimos roles más. Aquí todo el mundo sabe y aporta”, explicó.
En lo tocante al modelo empresarial actual, Albistur lo tiene claro: “Ha cambiado drásticamente. Hoy en día las empresas de madera se ven obligadas a cerrar. Está muy bien estudiar una carrera universitaria, pero la sociedad sigue necesitando carpinteros, fontaneros o electricistas”.
¿Experiencias cortas o largas?
Fernández extrapoló la evolución que está viviendo el tejido empresarial a la flexibilidad que muestran los jóvenes a la hora de probar diferentes experiencias laborales: “En mi época, que te hicieran indefinido era motivo de celebración. La gente aspiraba a quedarse toda su vida en la misma empresa. Hoy esto no es así. A las nuevas generaciones les causa mucho estrés pensar que no van a cambiar de aires, quedarse estancados en el mismo lugar. No tienen miedo a buscar caminos que les enriquezcan”, apuntó.
Siguiendo por esta línea, Blázquez indicó que este hecho se debe a que los jóvenes “muestran mucha ambición por progresar. En mi caso, no me importaría mudarme a otro país para crecer personal y profesionalmente”.
Encontrar un propósito
Uno de los principales objetivos que persiguen las empresas es la fidelización del talento. Y es que los trabajadores “no solo buscan estabilidad, sino encontrar su propósito, es decir, desarrollarse en un entorno que les ayude a sacar su mejor versión, a ir a trabajar con ganas e ilusión y no únicamente pensando en recibir la nómina a final de mes”, expresó Eñaut Arambarri, coach especializado en talento joven. Porque el salario, tal y como destacaban todos los participantes del evento, ha quedado relegado a un segundo plano.
“Antes los empleados solamente se preocupaban por lo que iban a cobrar. De hecho, se pedían horas extra para aumentar los ingresos. Ahora eso es casi impensable. Las horas extra son una forma de hacer un favor a nuestros jefes, mientras pensamos en nuestras próximas vacaciones. Queremos conciliar lo máximo posible la vida personal y la profesional”, incidió Albistur, al tiempo que recordó que construir un ambiente laboral sano y agradable no solo es responsabilidad de las empresas, sino también de los empleados: “Cada uno decide si quiere llegar a su puesto de trabajo con una sonrisa. Depende de nosotros ser amables con los compañeros o ayudar a la entidad a mejorar. La actitud marca las diferencias”, opinó.
Para finalizar, Barroso subrayó que empresa y trabajadores están condenados a entenderse: “Si los empleados se sienten valorados y tienen la voluntad de progresar, la entidad se verá beneficiada. Un entorno positivo favorece a ambas partes, es un círculo”, concluyó.