- El Parejas de los parones, de los cambios de calendario y de la incertidumbre verá, al fin, su desenlace. El último capítulo de este campeonato llega metido con alfileres entre las dos luchas individuales. La inactividad de los últimos meses obligó a las empresas a reajustar toda su programación y encajar las diferentes competiciones en muy pocas semanas. Este duelo supone un oasis entre el Manomanista y el Cuatro y Medio, pero eso no borra la ilusión de esta cita. Una final es una final y cuando el juez lanza la txapa al aire, todo lo demás queda en el olvido y el sueño de abrazar la lana se convierte en una obsesión. Es la final de la confirmación para Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea, campeones en 2016 y que cuatro años más tarde están a 22 tantos de repetir la historia. Enfrente estará una de las parejas más regulares del campeonato, Joseba Ezkurdia y Julen Martija. Será un duelo sin claros favoritos, que vivirá sus primeros pelotazos hoy a partir de las 18.00 horas en el frontón Bizkaia.

La final corresponderá a un Parejas que arrancó hace más de un año. El 22 de noviembre de 2019, Ezkurdia y Martija firmaron el descorche del campeonato ante Jokin Altuna y Ladis Galarza. Ni el guion más pesimista imaginaba un desenlace tan tardío. Por el camino un confinamiento que obligó a parar no solo la pelota, sino todo el deporte mundial, y a su reanudación, la huelga llevada a cabo por parte de la plantilla de Baiko hizo que la lucha por las txapelas se postergara aún más. Los cuatro finalistas tuvieron que hacer frente a una situación inédita para ellos, que acarreó una exigencia mental tremenda. El Parejas quedó detenido por primera vez con solo una jornada disputada en las semifinales y todo por decidirse. A la vuelta, Olaizola y Urrutikoetxea certificaron el billete.

Más tuvieron que esperar Ezkurdia y Martija, que vivieron una montaña rusa de sensaciones en las siguientes semanas. Primero se clasificaron por la incomparecencia de sus rivales; el zaguero etxeberritarra estuvo a punto de quedarse sin jugar la final debido a un positivo por covid; luego llegaron la medidas cautelares que aplazaron la final; y para terminar un acuerdo que les hizo jugar de nuevo la semifinal. Esto último hizo que Ezkurdia y Martija borraran de golpe sus malas sensaciones y cumplieran su verdadero deseo: ganar el billete para la final en la cancha.

La pareja de Aspe disputó la semifinal el viernes pasado y eso les da un plus de competitivad que sus rivales no tienen. Ezkurdia y Martija demostraron estar en un gran estado de forma y vencieron con cierta comodidad a Asier Agirre y Jon Ander Albisu. El delantero de Arbizu, que estuvo centrado las semanas previas en el Manomanista, dejó claro que el cambio de modalidad no le afecta y fue capaz de meter mucha velocidad al juego, una de sus señas de identidad. Por su parte, Martija fue el de siempre. Apenas cometió errores y cubrió la cancha con gran facilidad. También dejó golpes llenos de brillo con su derecha.

Olaizola y Urrutikoetxea llegan a la final en una situación extraña. Sin continuidad y agarrados a las sensaciones que trasladan de los entrenamientos previos y los partidos previos de los festivales. La pareja de Baiko comenzó su andadura en las semifinales con una victoria vivida en marzo; el 3 de octubre consiguieron la clasificación; y una semana más tarde cayeron en un intrascendente encuentro ante Danel Elezkano y José Javier Zabaleta. Aplazada la final, el zaratamoztarra puso su punto de mira en el Manomanista y dejó aparcado el Parejas.

Algo que puede resultar más perjudicial en su caso, ya que la posición de zaguero no es algo natural para el vizcaino y su periodo de adaptación no es el mismo. Aunque esas dudas quedaron ligeramente disipadas la semana pasada en el festival de la final del Manomanista. Olaizola y Urrutikoetxea jugaron el previo ante Iker Irribarria y Beñat Rezusta y vencieron dejando una imagen de solidez enorme. La final será una historia completamente diferente, pero ese encuentro sirve de punto de partida para ganar confianza.

Los caminos para llegar a la cita de hoy en el Bizkaia quedarán olvidados cuando comiencen las hostilidades. Será un duelo de dos parejas con perfiles muy diferentes. Olaizola, un valor siempre en los cuadros alegres, y Urrutikoetxea tratarán de hacer valer sus grandes dotes defensivas ante dos pelotaris que son capaces de cambiar el ritmo del tanto con mucha facilidad. Los de Baiko tratarán de achicar el campo para que el zaratamoztarra pueda acercarse a su radio de acción más habitual y así ganar una nueva arma para tratar de lograr cuatro años después una segunda txapela muy especial