ATLÉTICO DE MADRID Oblak; Llorente, Savic, Felipe, Hermoso (Vitolo, m. 84), Lemar; Correa (Dembélé, m. 82), Koke, Saúl (Torreira, m. 82), Joao Felix (Lodi, m. 82); y Luis Suárez.

CHELSEA Mendy; Hudson Odoi (James, m. 80), César Azpilicueta, Christensen, Rudiger, Marcos Alonso; Kovacic (Kante, m. 74), Jorginho; Mount (Ziyech, m. 74), Werner; Giroud.

Gol 0-1, m. 67: Giroud.

Árbitro élix Brych (Alemania). Amonestó a Llorente (m. 64); y a Mount (m. 1) y Jorginho (m. 65).

Estadio Nacional de Bucarest.

- Diego Simeone regresó al pasado, recuperó su espíritu más defensivo y transformó a su Atlético de Madrid en un rival menor, sin ataque ni contraataque, sin más que un plan conformista, conservador e insuficiente, castigado por la chilena de Olivier Giroud que premió al Chelsea y demostró que jugar al 0-0 no garantiza el empate, menos en el rigor de la Liga de Campeones, ahora pendiente para él de una victoria en la vuelta en Londres.

Es una competición que no espera a nadie. No admite matices. Necesita ambición. Si alguien la quiere, tiene que ir a ganarla. El Atlético aún tiene vida, pero menos que antes del inicio del duelo trasladado a Bucarest por las restricciones de la pandemia del covid-19, pero sobre todo ya no tiene excusa: debe ganar en Londres.

Esa premisa tan natural, tan ligada a la mentalidad ganadora que le ha dado Simeone, no lo fue tanto ayer. Si el técnico argentino salió a vencer su partido, lo hizo en su manera más peculiar y más defensiva, más habitual en el pasado que en esta temporada, cuando el paso adelante generó tantos o más resultados.

La ambición del Atlético debe ir mucho más allá. No es aquel equipo que nada más iniciaba un recorrido impensable hacia su presente y que ni siquiera intuía, probablemente, que iba a alcanzar todo lo que ha alcanzado. Y, ni mucho menos, que iba a ser aspirante, con alguna presunción de favorito, cada vez que rebusca la deseada Champions.

Por eso, el Atlético fue más que decepcionante. Su propio temor lo hizo menor a un adversario que, desde ninguna perspectiva desde la que se mire, es mejor que el conjunto rojiblanco sobre el papel. Quizá en presupuesto, o ya ni eso. Sí lo fue sobre el terreno de juego, porque sí fue a por el encuentro.

No lo hizo el Atlético, que ni siquiera en Múnich, quizá nada más en los primeros compases en Salzburgo o, sobre todo, en el primer tiempo contra el Real Madrid, había transmitido momentos de tal impotencia este curso para escapar de la presión, armar un ataque o conectar más allá de su medio campo con algún viso de algo más que una simple pérdida como evidenció en el duelo. No tuvo ocasiones.

Y quien sí aprovechó la suya fue Giroud, con una espectacular chilena que tuvo que validar el VAR después de muchos minutos de revisión porque previamente se había señalado fuera de juego.