- A Iñaki Williams le profirieron gritos racistas en el campo del Espanyol, el 25 de enero. El árbitro no lo reflejó en el acta. Así que nada se supo por cauces oficiales. Todo trascendió a través de los medios de comunicación. Sin embargo, la Fiscalía de Delitos de Odio de Barcelona ha estimado esta semana que las imágenes captadas suponen prueba suficiente para querellarse de oficio contra dos aficionados pericos, iniciando un procedimiento que ya ha sido admitido a trámite. La trascendencia del movimiento es gigantesca, pues apunta a suponer un antes y un después. Actitudes como la descrita empiezan a ser castigadas, al menos investigadas, sin necesidad de que un árbitro o un delegado elabore este o aquel informe. Si te pilla cualquiera de las numerosas cámaras que hay en un estadio, puedes empezar a preocuparte.

¿Es el principio del fin? "Ojalá. Se trata de un primer paso. Esta visibilidad va a venir muy bien", explica Thaylor Lubanzadio (Bilbao, 1994), de padre angoleño. En 2017, cuando jugaba en el Real Unión (ahora milita en el Portugalete), tuvo que escuchar a un defensa del Atlético Saguntino llamarle "puto negro". "Lo peor de todo es que el árbitro le escuchó y no hizo nada. Él tenía la autoridad de parar aquello, pero no hizo nada". Las ofensas racistas sufridas por Thaylor quedaron sin sanción, ni deportiva ni administrativa (puso en balde una denuncia ante la Ertzaintza).

"Hasta ahora no se ha querido hacer nada. Por eso es muy positivo lo que está sucediendo con el caso de Williams", añade Lubanzadio, consciente de que las ofensas racistas siguen dándose. "A mí desde aquello no me ha pasado nada. Pero conozco a gente a la que sí. Por ejemplo, a un chico de Bizkaia hace unos meses. Me puse en contacto con él para darle ánimos". Thaylor lamenta que, según opina, su deporte se lleve la palma en este sentido. "Es que en el fútbol hay muy poca educación. Luego te pones a ver golf, motos, tenis... Y de racismo nada de nada. ¿Dónde lo hay a parte de en el fútbol? ¿Quizás en el baloncesto se ha escuchado algo? Pero muy poco".

La referencia de Thaylor nos lleva directamente a Toch Sarr. 36 años. Senegalesa. Madre. Y jugadora del IDK Euskotren. Compite en la liga desde 2009. "He jugado muchos partidos en muchas canchas. Y nunca he tenido ningún problema. Ni yo ni ninguna de mis compañeras", indica Sarr, cuya siguiente explicación corrobora la línea del anterior testimonio. "Yo creo que esto del racismo es más frecuente en el fútbol. Dicen que se trata del deporte rey, y eso mueve a mucha gente, mucho dinero. Es otro mundo, mucho más visible", defiende Toch, cuya vida fuera del parqué también está exenta de problemas racistas. "Mis hijas van al colegio y nunca les han dicho nada ofensivo. Hablo con ellas, con los demás padres, con los profesores, y nunca han vivido nada desagradable".

Tampoco suelen darse episodios en el ciclismo. "Yo con Tsgabu comento siempre las carreras, cómo se ha visto, las interioridades del pelotón... Es mi amigo y hablamos de todo. Sobre insultos xenófobos no me ha dicho nunca nada". Habla Mikel Gurrutxaga, tolosarra responsable de la ONG Solidarity Cycling Project, una iniciativa que cubre necesidades sociales y educativas en Etiopía con la bicicleta como hilo conductor. Amigo del ciclista local Tsgabu Grmay (Mitchelton) y de otros corredores negros que han probado suerte en Europa, descarta que el de las dos ruedas sea un deporte racista. "Solo me suena una polémica entre Moscon (Sky) y el francés Reza". Sucedió en 2017, cuando el cuadro británico quiso ser ejemplarizante apartando al italiano durante seis semanas. Ahora, una sanción a los hinchas del Espanyol que increparon a Iñaki Williams iría en la misma línea, marcando tendencia.

"Sé que siguen dándose casos; en el fútbol hay menos educación que en otros deportes"

Portugalete (Fútbol)

"Llevo más de diez años jugando en Europa y nunca he tenido problemas de racismo"

IDK Euskotren (Baloncesto)

"No he sabido de ningún insulto de este tipo en el pelotón, solo del incidente de Moscon en 2017"

Solidarity Cycling Project (Ciclismo)