- Una semana después de alimentar el morbo con declaraciones cruzadas en la meta de la Gante-Wegelvem, Mathieu Van der Poel y Wout Van Aert comandaban ayer el Tour de Flandes a 20 de meta. Mano a mano. De camino al viejo Kwaremont y al Paterberg. Y sin embargo la escena, capaz por sí misma de disparar las pulsaciones del más tranquilo de los aficionados, era acogida por el mundo ciclista con cierta frialdad. Porque el contexto es el contexto. La selección no la había hecho ninguno de ellos. La había hecho Julian Alaphilippe, juguetón en el Koppenberg y demoledor en Steenbeekdries. El mismo Alaphilippe que luego, lanzado con neerlandés y belga hacia el duelo a tres más soñado, se comió la moto del jurado. El percance ocurrió a falta de 35 kilómetros para la meta de Oudenaarde. Y el chasco que supuso amenazó con colocar un asterisco a la edición de 2020 del Tour de Flandes. Menos mal que Van der Poel acabó después con las dudas gracias a un esprint marca de la casa, de zapatazo en zapatazo.

La carrera pasará a la historia por haber deparado el primer gran duelo cuerpo a cuerpo sobre asfalto entre dos ciclistas gigantescos, que han dirimido innumerables pugnas en el barro del ciclocross. También porque Van der Poel emuló un éxito, el triunfo en De Ronde, conquistado por su padre Adrie en 1986. E igualmente porque Flandes supone el primer Monumento en el palmarés del neerlandés, quien apunta a conseguir varios más a lo largo de su trayectoria. Solo tiene 25 años. Que pueden parecer muchos si miramos al pasaporte de los Remco Evenepoel, Pogacar, Marc Hirschi y compañía. Pero que en la práctica hablan de al menos un lustro más de altas prestaciones.

"¿Qué habría pasado si no cae Alaphilippe?". Si mediante su victoria y el modo en que esta se produjo borró Van der Poel gran parte de las dudas surgidas con el accidente fue porque el esprint que él y Van Aert ofrecieron en los 200 metros finales fue de lo mejorcito que se puede ver hoy día. El belga acreditó en el pasado Tour rapidez para superar a velocistas puros en llegadas llanas. Y su rival no es precisamente lento. Con el maillot arcoíris aún doliéndose en una carretera vecinal flamenca (sufre fracturas en una mano de las que hoy será operado), el dúo de cabeza colaboró para resistir el empuje de un grupo trasero en el que se puso a trabajar el Deceuninck de Lampaert, Sénéchal y Asgreen. En balde. Ni Van der Poel ni Van Aert se movieron en los dos muros restantes. Relevos y más relevos. Hasta que la renta, entonces de 45 segundos, les permitió iniciar el marcaje habitual a un kilómetro de la llegada. El neerlandés delante. El belga detrás. Arrancaron a la vez. La rueda del a la postre ganador siempre avanzó primera. Y si la meta llega a estar colocada dos metros más allá, quizás el de Jumbo habría añadido otro Monumento a su San Remo.

Conjeturas. La raya estaba donde estaba. Y Van der Poel, previa consulta a los auxiliares del Alpecin, conectados a la radio, pudo cantar victoria. Cogió su bicicleta, la levantó al aire y descargó toda la tensión acumulada durante días. Semanas. Meses incluso. Se acordaría de la pájara del Mundial de Yorkshire. Del confinamiento en época de clásicas. De la avería de la Strade Bianche. Del esprint en el que no se pudo meter en la Milán-San Remo. Del error táctico de la Flecha Brabanzona. También, seguro, de la soberbia de Van Aert el otro día en Wegelvem, donde el belga le vino a hacer de menos. Lo mejor de todo, que ya queda poco para la próxima primavera.

1. M.Van der Poel (Alpecin) 5h43:17

2. Wout Van Aert (Jumbo) m.t.

3. Alexander Kristoff (UAE) a 8"

4. Anthony Turgis (Total D.E.) m.t.

5. Yves Lampaert (Deceuninck) m.t.

6. Dimitri Claeys (Cofidis) m.t.

8. Dylan Van Baarle (Ineos) m.t.

9. John Degenkolb (Lotto) m.t.

10. Tiesj Benoot (Sunweb) m.t.

1986

En la edición de 1986, Adrie Van der Poel, padre del ganador de ayer y entonces en las filas del Kwantum Hallen-Decosol, se adjudicó el Tour de Flandes. Fue el más rápido en un esprint reducido que disputaron los cuatro integrantes del grupo cabecero. Segundo fue el irlandés Sean Kelly (Kas), tercero Jean-Philippe Vandenbrande (Hitachi) y cuarto Steve Bauer (La Vie Claire).

Los ataques del maillot arcoíris provocaron la selección definitiva, antes de que el galo chocara con la moto del jurado