Endika Barrenetxea (Hernani, 7 de agosto de 1990) se ha convertido en los últimos meses en la nueva sensación del remonte. El zaguero de Hernani ganó su primera txapela del Campeonato Individual de Remonte el pasado 14 de septiembre, y lo hizo nada menos que ante Javier Urriza (27-30), que defendía un título que había ganado de forma consecutiva los últimos cuatro años. Aquella fue una final en la que comenzó una rivalidad de las que hacen época y que volvió a repetirse el pasado sábado en el Master UTS. De nuevo Barrenetxea logró el triunfo (30-29) y logró por primera vez este campeonato. Tras diez años en el remonte profesional, Barrenetxea IV ha encontrado su mejor momento de forma y se ha convertido en la figura que cuestiona a Urriza, el pamplonés que ha dominado este deporte los últimos años. Endika Barrenetxea viene de una familia de remontistas, su padre y sus hermanos también se dedicaron a este deporte, pero él es el que está destinado a marcar una época. Una tarea para la que asegura estar preparado y para la que lo pondrá todo de su parte para seguir evolucionando como remontista. Además, asegura, aun le queda margen para dar lo mejor de sí mismo.

Después de ganar el individual en septiembre, el pasado sábado ganó el Master UTS. ¿Cómo se siente después de lograr estos dos triunfos tan importantes?

-La verdad es que estoy muy contento, para nosotros el Master es el último campeonato de la temporada y acabar con una txapela te deja muy buen sabor de boca y muy feliz.

¿Que le han supuesto, tanto a nivel personal como profesional?

-Han supuesto mucho. No pensaba la tranquilidad que me iba a dar ganar la txapela del individual. De alguna forma ha hecho que confíe más en mi mismo, sobre todo cuando estoy compitiendo. Me ha dado cierta solidez y madurez en los dos aspectos. Ahora, cuando entro en el frontón, ha cambiado bastante la forma en la que me siento.

La victoria del sábado también le sirvió para demostrar que ganar el individual no fue cosa de un día.

-Pocas veces se veía a Urriza perder partidos. Incluso yo pensaba que podía haber sido cosa de un día. En la final del sábado me sentí cómodo, creo incluso que más cómodo que él. Demostré que, a parte de llevarme la txapela, en el nivel de juego estamos muy igualados, e incluso un poco a favor de mí.

Ambas txapelas han sido en una final ante Urriza, ¿Le da más mérito esto a las victorias?

-Creo que sí. Urriza es el mejor individualista de los últimos diez años. Es la persona más experimentada en finales y ganar contra él da una sensación mayor a la victoria. Era a él a quien había que quitarle la txapela. Si hubiese sido una final contra otro, la sensación habría sido de que lo de septiembre podría haber sido casualidad.

Además, han sido dos partidos de los que hacen afición. ¿Es una rivalidad que, aunque sana, puede dar un empujón al remonte?

-A Urriza le comenté en el vestuario el sábado que este es el mejor marketing que hemos hecho en los últimos años. Ha habido otras finales en las que llegábamos todos con la sensación de que veremos a Urriza colocarse otra txapela y confiábamos en que tuviese un mal día. Creo que ahora la gente ha visto que las cosas cada vez están más ajustadas. Y eso se vio en la afluencia de público en el Master. Este año la entrada fue el doble que el pasado. Es el efecto directo del individual de septiembre. Esto me hace pensar que la próxima vez que nos volvamos a enfrentar la gente vendrá con ganas, ya que ninguno de los dos bajamos la cabeza, y sabrán que van a ver un partido redondo.

Urriza ya tiene 39 años y es un veterano. ¿Cómo cree que puede evolucionar en los próximos años?

-No es la primera vez que un veterano sigue al máximo nivel. Ya hemos vivido la experiencia de Koteto Ezkurra, al que vimos cómo poco a poco fue decayendo físicamente. Urriza en cambio no sufre tanto en este aspecto. Hasta ahora su juego se ha basado en la defensa. Después de haber perdido las dos finales, creo que lo más lógico es que cambie la estrategia y pase a tener un juego más de ataque que de defensa. Ya ha visto que los que somos más jóvenes a veces llegamos mejor físicamente al final de los partidos.

Viene de una familia muy vinculada a este deporte. Para ellos el gran momento que está viviendo también debe significar mucho.

-Así es. La mayoría de la gente desde pequeño tiene una afición o un deporte que practica y que convive con su ambiente. Yo en mi caso la primera fotografía que tengo con la cesta es con menos de un año. Me he criado con el remonte y en mi familia hemos llegado a vivir de ello. Ni en mis mejores sueño creí que un zaguero iba a ganar la txapela del individual. Ha sido un esfuerzo grande llegar hasta donde estoy ahora, pero las txapelas no solo las disfruto yo, es algo que toda la familia vive como si fuesen suyas.

¿Cómo se definiría como remontista?

-Constante, cada vez más seguro y más sólido. Además, creo que tengo la ventaja de ser ágil en mis movimientos y que mi complexión ayuda mucho, pero también hay mucho trabajo físico por detrás para poder estar en las condiciones actuales.

Después de diez años como profesional, actualmente está en su mejor momento ¿Cómo ha sido el camino hasta llegar aquí?

-Ha sido un camino lento, siempre intentando dar pasos hacia adelante. Pero dividiría mi carrera profesional en dos partes. La primera cuando he estado en buenas condiciones físicas y la segunda cuando he estado enfermo. Debuté hace diez años, logré mi primera txapela de parejas con Urriza a los 22 y de ahí en adelante ha sido todo evolución hasta 2016, cuando llegue a la final del individual que perdí contra Urriza. A los seis meses me diagnosticaron la enfermedad de Crohn, la cual para entonces ya había hecho mella en mí cuerpo y había perdido 14 kilos. Después de eso cambié completamente el chip y tuve que ser consciente de que era un enfermo crónico e iba a convivir el resto de mi vida con la enfermedad. Estuve un tiempo fuera de las competiciones y, al volver, las sensaciones cambiaron radicalmente, tanto sobre la vida como en el deporte. Al final esos años me sirvieron para estar a un nivel superior al que estaba antes y al que incluso nunca pensaba que podía llegar a estar.

¿Ganar la txapela del individual le cambió algo a nivel profesional?

-Más que influirme a mí creo que ha influido de alguna manera en mis rivales. Esa es mi sensación. Es como si ahora me tuviesen más respeto cuando se enfrentan a mí. En cierta manera me doy cuenta de que infundo una especie de respeto hacia los rivales e intento aprovecharme un poco de eso.

¿Cual es su próximo objetivo?

-Seguir mejorando. Siempre he pensado que tengo un porcentaje considerable de mejora. Quiero intentar llegar al máximo de lo que puedo dar y voy a trabajar para conseguir ese nivel óptimo de juego.

Sobre el remonte como deporte. ¿En que situación cree que se encuentra ahora?

-Cuando yo era pequeño creo que no tenía una mala vida, por decirlo de alguna forma. Coincidió un poco con cuando entré en profesionales cuando fue decayendo el deporte. Pero creo que en los últimos tres años, aunque sea poco a poco, está mejorando. Tanto el espectáculo como a nivel de afición. Ahora se está trabajando más la publicidad, se ha innovado en muchas cosas. Puede que haya cambios con los que puedas preguntarte si son buenos o malos para este deporte, pero al final te quedas con que se habla de ti. Todas esas cosas van sumando y creo que el remonte, aunque sigue en una mala situación, está mejor que hace tres años.

¿Cree que debe cambiar algo en el remonte?

-Siempre habrá cosas que mejorar. Sobre todo en lo que se tendría que tener más apoyo es desde las instituciones. En mi opinión, creo que pueden ayudar más a este deporte. Ellos son conscientes de que los remontistas que actualmente estamos en la plantilla no estamos para ganar dinero, si no para mantener la modalidad con la que disfrutamos. Me gustaría que nos apoyasen un poco más. Eso serviría para sentirnos respaldados.