los béticos invaden las calles

Nada más acabar la final, miles de béticos fueron llegando a la Plaza Nueva, lugar tradicional de los festejos del club verdiblanco y en la que permanecieron hasta la madrugada del domingo bajo una discreta presencia policial, junto al Ayuntamiento y en torno a la estatua del Rey San Fernando, quien, como reza la letra del roquero sevillista Silvio Rodríguez Melgarejo, cuando “conquistó Sevilla, ya se preguntó: ¿dónde está mi Betis?”.

En medio de un ambiente festivo y de celebración, 17 años después de su último éxito (la Copa del Rey de 2005), la fiel afición bética entonó cánticos de alegría y apoyo al equipo dirigido por el chileno Manuel Pellegrini, el Ingeniero, quien ha devuelto la ilusión a los verdiblancos.

“Betis, alé, Real Betis Balompié”, “Mucho Betis, mucho Betis, eh, eh” u otros alusivos al eterno rival, como “Sevillista el que no bote”, fueron algunos de los cánticos festivos del beticismo en esta céntrica plaza de la capital andaluza, donde la Policía decidió cortar el acceso en sus esquinas para evitar la excesiva aglomeración de hinchas.

Esto desencadenó algunos momentos de tensión, aunque no llegaron a más y el ambiente fue festivo y de celebración por la conquista de un título, la tercera Copa del Rey, largamente esperado por una de las aficiones más numerosas y calientes de España, 17 años después del éxito vivido en el antiguo Vicente Calderón de Madrid en otra final copera, la de 2005 ante Osasuna.

Además, la Copa del Rey de fútbol fue protagonista televisiva en la noche de este pasado sábado al congregar a más de doce millones de espectadores en algún momento de la final.

Según datos de Mediaset, el partido lo vieron 5,3 millones de espectadores con una cuota de pantalla del 36,7%. En la prórroga esos números aumentaron a 5,7 millones y 45,1%.

Declaraciones. El capitán del Betis, Joaquín Sánchez, se mostró “inmensamente feliz” tras conquistar la Copa del Rey en la final frente al Valencia y admitió que “había soñado muchas veces con este momento” tras su regreso al club hace siete años y -sobre todo- durante la última semana, en la que le ha costado conciliar el sueño. “No he engañado al portero pero ha entrado. Me ha recordado al penalti de Corea. Lo tiro ajustado pero más o menos fuerte. Intenté ir confiado y positivo y al final ha entrado gracias a Dios”, afirmó el gaditano. “No hace falta decirlo, este equipo y afición representa una ideología y una manera de sentir que traspasa fronteras”, apuntó.