- El pasillo que conduce a Wembley se convirtió ayer en un macrobotellón gigante, donde volaban las botellas, la cerveza y las pelotas de fútbol, en una previa más parecida a una batalla campal que a lo que se le presupone a un partido de fútbol. A la entrada de Wembley, además, varios hinchas rompieron los controles para acceder al estadio, y algunos aficionados entraron al campo sin entrada.

“Os podéis meter vuestras calzone, vuestros macarrones y vuestros canelones por donde os quepan”, cantaban los aficionados ingleses en los vagones de metro que llegaban a la estación de Wembley Park.

Lo que normalmente es una tranquila calle comercial, con residencias universitarias y poco ajetreo de personas, se tornó en una fiesta brutal, con miles y miles de personas que actuaban como si la covid fuera algo del pasado. Solo el hecho de llegar a la estación, mientras se insultaba al conductor del tren por pedir a los pasajeros que no obstruyesen las puertas, se celebraba como un gol.

Los que entraban del vagón se saludaban con los que salían. “Disfrutadlo chavales”, gritaban los que para su desgracia no contaban con entrada, mientras hacían un pequeño pasillo para que los niños pasaran sin problemas.

Una vez los chicos estaban a salvo, volvía el griterío. Los cánticos a Harry Maguire, el Sweet Caroline, de Neil Diamond, y cómo no el Three Lions, con su famoso It’s Coming Home. Un hombre, situado tras los tornos que dan acceso a Wembley, incluso iba chocando la mano a todos los que pasaban. Divisar a un aficionado italiano era prácticamente imposible y es que la seguridad los obligaba a entrar antes al estadio y las gradas de Wembley, a dos horas para el pitido inicial, solo se coloreaban con el azul de los transalpinos. Los ingleses se entretenían intentando romper la seguridad del estadio y colarse en el campo, en consonancia con las imágenes que se estaban reproduciendo en el resto de la capital. La estación de King Cross era evacuada por el lanzamiento de bengalas, Leicester Square se convertía en el escenario de una batalla campal y los aficionado hacían cola, desde primera hora de la mañana para meterse en cualquier pub a calentar la final.