- A Mikel Oyarzabal solo le faltó el gol en su primer partido como titular y en el que supuso su adiós a la Eurocopa. Ocasiones tuvo para marcar, alguna de ellas muy claras, como en un cabezazo en el que no llegó a conectar bien con el balón, con todo a su favor. Los gestos de desesperación del txuri-urdin fueron más que evidentes, dando a entender la clara oportunidad desperdiciada.

Por primera vez en lo que se llevaba disputado de Eurocopa, Mikel Oyarzabal salió de inicio. Luis Enrique le premió por sus buenas actuaciones, sobre todo frente a Suiza. Y el eibartarra le devolvió la confianza con una notable actuación. Dispuso de dos buenas ocasiones en la primera mitad. En la primera, el control se le quedó atrás tras un excelente pase interior de Pedri. En la segunda, su remate con la izquierda se marchó muy desviado. No solo ofreció un buen rendimiento en ataque, también se dejó el alma, como en él es habitual, en tareas defensivas. Participó en la mayoría de las acciones de ataque y en algunas sufrió el egoísmo de algún compañero como en esa acción junto a Dani Olmo en la que el jugador del Leipzig optó por disparar en vez de pasar al realista. El balón se marchó arriba.

Al poco de empezar la segunda parte, una conducción suya por la derecha terminó con un pase atrás hacia Busquets, pero el disparo del futbolista del Barça se marchó por poco. En el minuto 57 también probó fortuna desde fuera del área, pero el disparo le salió demasiado centrado, sin problemas para Donnarumma. La más clara llegó en el 65', pero no llegó en un remate de cabeza que parecía muy claro; no conectó con el balón ante la desesperación del realista, que no se lo creía. A renglón seguido dejó un balón muy bueno en la frontal del área, pero el disparo de Olmo se marchó desviado.

Ese fue el último servicio a la causa de Oyarzabal en una Eurocopa en la que ha brillado. Ahora le esperan los Juegos Olímpicos.