- Si la pandemia está afectando de alguna u otra manera a todas las actividades deportivas profesionales, qué decir de aquellas que no gozan de semejante etiqueta. Lo saben bien en el mundillo del ciclismo denominado amateur, una actividad cuyo cartel no hace justicia a la dedicación y los sacrificios de sus participantes. Hablamos de un campo cuyos integrantes, corredores de categoría sub-23 en su gran mayoría, buscan hacer méritos para ser promocionados a la élite. Y despuntar les exige, obviamente, entrenar y cuidarse como Roglic, Egan Bernal y compañía.

El 2020, de calendario mutilado, fue un año perdido para muchos aspirantes a dar el salto, que ahora encaran el nuevo curso con ilusiones añadidas, al menos en lo que se refiere al circuito vasco-navarro de carreras. Las instituciones locales han considerado este tipo de pruebas como semiprofesionales, lo que allana el camino hacia su celebración y facilita el acceso de los equipos a posibles patrocinadores. ¿Por qué esto último? Pues porque así el dinero invertido por los espónsors encuentra cabida bajo el paraguas de determinadas ventajas fiscales, que animan a las empresas a mantener su apuesta por el ciclismo.

Todo pinta mejor ahora que hace unas semanas, gracias también al inminente arranque de la competición. Hoy tiene lugar la prueba de Zumaia (salida a las 10.00 horas y llegada en torno a las 13.00), tradicional apertura del Torneo Euskaldun y, este año, carrera inaugural del nuevo Torneo Abiatzen. Se trata de un compendio de catorce carreras, de aquí a junio, en las que los equipos podrán alinear a otros tantos ciclistas (catorce, por los doce habituales), con dos como máximo de categoría Élite. Este pasado invierno, los responsables de las escuadras solicitaron tal modificación a la Federación Vasca, pero aplicada a la temporada en su totalidad. La decisión de llevarla a cabo solo hasta verano no ha gustado en el pelotón, donde estiman que de marzo a junio no habrá tiempo suficiente para valorar el resultado de la iniciativa, menos aún en un contexto de cierta incertidumbre, con posibles cancelaciones y aplazamientos asomando en el horizonte.

La mencionada consideración semiprofesional del ciclismo aficionado ha facilitado las cosas. Pero ya se conoce, por ejemplo, que la prueba de Ereño, inicialmente prevista para mañana, se traslada a septiembre. Y han salido a la luz cancelaciones como la de Urretxu, el fin de semana que viene. Sea como sea, a día de hoy el calendario ofrece un panorama ciertamente alentador, a expensas de los efectos que la pandemia pueda tener en el mismo. Cabe destacar que no hay establecido ningún protocolo de seguridad, y que cada organización debe trabajar a su manera para minimizar el riesgo de contagios. Se trata de una responsabilidad que puede condicionar a determinados promotores a la hora de celebrar o no su carrera, circunstancia que no se ha dado en Zumaia, donde han optado por seguir adelante.

El municipio costero alberga hoy el inicio de una campaña extraña, con versiones reducidas de Lehendakari y Euskaldun a partir de verano y en la que el mero cumplimiento del calendario supondrá el mayor de los éxitos. Llegará luego el momento de observar cuántos corredores se ganan el acceso al profesionalismo, logro que este año han conseguido cinco vascos, buena cifra dadas las circunstancias. Se trata de Xabier Mikel Azparren (Euskaltel), Josu Etxeberria, Jon Barrenetxea, Jokin Murguialday (Caja Rural) y Ander Okamika (Burgos BH), cuya estela tratará de seguir desde esta misma mañana un nutrido grupo de corredores.

Torneo Abiatzen

Torneo Lehendakari

Torneo Euskaldun

Pruebas de la Copa de España

De aquí a junio, los equipos pueden alinear a catorce ciclistas, por los doce habituales, con la opción de incluir a dos Élites