- En casa, a punto de subirse al rodillo para completar su entrenamiento, Mikel Alonso (Urnieta, 1996) atiende la llamada con el gusanillo de la competición ya presente. “Parece que empezamos ya. Y no es poco”, señala el ciclista urnietarra del Euskaltel Euskadi, quien hoy viaja a tierras levantinas para estrenar mañana el 2021 en la Clàssica Comunitat Valenciana 1969. La prueba, antiguo Trofeo Luis Puig, regresa este año al calendario y abre la temporada europea en plena avalancha de suspensiones y aplazamientos. “Yo ya tengo el resultado negativo de una prueba PCR y allí estaré”, añade el propio Alonso sobre unos condicionantes que marcaron el curso 2020.

“Fue un año difícil. Arranqué bien en Argentina, Murcia y Almería. Sentía que podía dar un paso adelante”. Pero la pandemia y las lesiones cortaron de cuajo su progresión, dejándole con solo trece días de competición como bagaje final. Al parón general por el coronavirus se sumaron después problemas en una mano, a raíz de un accidente “muy tonto” entrenándose. “Fue en la rotonda que está situada encima de la variante, yendo de Hernani a Urnieta. Paso por ahí casi todos los días, pero cogí un bache y me fui al suelo”. Para que terminara la campaña sobre la bicicleta, Jorge Azanza, el director deportivo, le alineó en Torres Vedras y en París-Tours, pero allí la inactividad pesó más que las ganas.

Estas persisten pese a las dificultades. Lo hacen hasta el punto de que Alonso ha completado una muy buena pretemporada. “Me encuentro muy bien, con ritmo y con un plus de confianza en las piernas. Pero claro, esto toca plasmarlo ahora en la carretera”, explica el urnietarra, cuyo contrato con la Fundación termina a final de temporada. Se avecina para él un curso importante, que arrancará mañana con una jornada para la que vaticina un sprint masivo. “El inicio es quebrado, pero los últimos 120 kilómetros tienen un perfil llano. Si se rompe el pelotón, habrá tiempo para reagruparse”, lo que a él le resta opciones. “Ganar a todo el grupo en una llegada es muy difícil”, analiza Mikel, quien como amateur se alzó con el Torneo Lehendakari superando puertos en los grupos cabeceros y haciendo valer luego su punta de velocidad.

Tomando aquellas actuaciones como referencia, el ciclista guipuzcoano se marca como objetivo adquirir la condición para poder hacer algo similar entre los profesionales. “Aquí se sube mucho más rápido. Pero he trabajado para intentar estar más adelante en las ascensiones. Sé que no voy a coronar en un grupo de diez o veinte escaladores. Pero quiero andar mejor en esa media montaña que sí elimina a algunos velocistas”. A la espera de que lleguen carreras de estas características, Alonso se prepara para lo que toque mañana. “En la alineación están también Lobato y Mikel Aristi, así que supongo que habrá que trabajar”.

Tras la carrera, la formación naranja permanecerá por espacio de unos días en la costa del Mediterráneo, completando la primera concentración de la campaña. Durante la misma quedará diseñado el calendario de cada ciclista, si es que la incertidumbre sanitaria permite hacer planes a medio o largo plazo. “Está todo en el aire. En un principio, hablamos de correr algunas clásicas francesas y la Volta al Alentejo en Portugal. Pero las pruebas se van cancelando, así que lo analizaremos todo a partir de la semana que viene”. Cuando pueda colocarse un dorsal, Alonso se centrará en “demostrar”. En demostrar ese punto adicional que percibe en sus piernas y que desea convertir en rendimiento deportivo.