El Bidasoa Irun suma dos puntos de valor en una cancha en la que el equipo local permanecía invicto desde el comienzo de temporada. Si en el primer tiempo de los de Cuétara fueron a remolque del rival, en el segundo se convirtieron en un vendaval. De perder en el descanso (13-11) a ganar (25-31) hay un tramo de media hora en la que los irundarras desconectan a su rival y consiguen un triunfo cuando más difícil parecía.

Una vez acabado el partido del martes en Presov, la expedición se trasladó hasta Budapest en autocar. Llegó al hotel a las tres de la madrugada, después de cuatro horas de desplazamiento. Pernoctaron en la capital de Hungría. Al día siguiente, miércoles, la jornada transcurrió entre aviones y aeropuertos. Desde el Ferenc Liszt hasta Loiu, pasando por el Rhein-Main Flughate de Frankfurt. Entre una cosa y otra, cada jugador abrió la puerta de su domicilio en torno a la una de la madrugada. El jueves apenas hubo tiempo para el descanso. Salida a primera hora de la tarde con destino a Nava de la Asunción (Segovia) para entrenar en el pabellón en el que ayer se iban a jugar los cuartos. Todo, después de haber disputado un partido de combate ante el Tatran Presov.

Con ese panorama y la carga acumulada daba la sensación de que el equipo no iba a poder responder a las exigencias del entrenador. Hablaba Cuétara de la necesidad de mantener el nivel de concentración durante los sesenta minutos de juego. El cuadro de Zupo Ekisoain se ha colgado la vitola de revelación, con un comienzo estupendo del campeonato y con resultados inesperados, tanto por la holgura de sus triunfos como por el nivel de los rivales a los que tumba. Llegó al partido mucho más fresco que su oponente, con la moral por las nubes, y como el técnico navarro está curtido en mil batallas planteó un partido para tratar de desmontar el valor del rival, que por lo explicado no estaba sobrado de fuerzas ni físicas, ni mentales.

El primer tiempo fue un calco de los partidos anteriores. Ritmo lento, ataques prolongados, muchas dificultades para hacer gol y la sensación de falta de ritmo y velocidad en el movimiento del balón y de los jugadores. Explicable por lo antedicho. Pese a que se creaban aclarados suficientes como para sorprender al meta Patotski, éste se erigió en protagonista del periodo inicial con un 41% de paradas (siete, de diecisiete lanzamientos) impidiendo que el Bidasoa se fuera por delante con la velocidad de crucero de las mejores tardes. Los amarillos no desentonaron en defensa, pese a que en los compases iniciales ya sintieron el rigor de las exclusiones (Kauldi y Zabala). Cuétara decidió salir al partido en 5-1 defensivo, con el zumaiarra en el avanzado, puesto que luego alternaría con Dariel García. La ausencia de Julen Aginagalde (problemas musculares que no parecen graves) motivó que Ander Ugarte jugara prácticamente todo el partido en ataque. Con 12-11 en el marcador y el tiempo cumplido, los segovianos dispusieron de un lanzamiento. Bidasoa colocó la barrera pero Jakub Prokop consiguió superarla y marcar un gol de esos que sientan fatal. Al descanso, los de Ekisoain se fueron al intermedio con dos tantos de ventaja sembrando de incógnitas la suerte de los amarillos.

El paso por vestuarios recompuso la situación. Se supone que hubo tensión, porque la salida para afrontar el segundo tiempo fue muy distinta. El paso al frente en defensa, portero incluido, permitió jugar contraataques. Las acciones combinativas llegaban a la segunda línea y ahora Patotski no emergía tanto. Total que, después de ir perdiendo (13-11), al cuarto de hora de la reanudación la renta guipuzcoana era de cuatro tantos (17-21). Un parcial (4-10) a base de acertar en las dos áreas. Aparecieron los extremos y el pivote para hacer buena la racha. Tres goles de Kauldi, dos de Ander Ugarte, junto a los de Zabala, Dariel García, Victor y Salinas cambiaron el panorama de forma clara.

Cinco minutos después, el Bidasoa mantenía la diferencia. Sierra, imponente en este periodo, detuvo un penalti, Azkue rompió el dominio de la segunda línea con un gol de los de entrar hasta la cocina. Ugarte y Dariel García no desperdiciaron sus acciones y un nuevo tanto del capitán bidasotarra amplió la ventaja a cinco (20-25) a falta siete minutos para el final. No había ni atisbo de fisuras, ni derrumbamiento físico. Como Rodrigo Salinas le puso una guinda más al pastel del segundo tiempo, el partido estaba sentenciado bastante tiempo antes de concluir. Respiro largo y profundo de un equipo que no ocultó su alegría a la conclusión del match. El martes, de nuevo a la palestra. Esta vez toca compromiso de la European League.

DATOS DEL PARTIDO:

(25) BM VIVEROS HEROL NAVA (13+12) Patotski; Vujovic (1), Moyano (4), D'Antino (5, 2p), Rodrigo Pérez Arce (3), Gonzalo Carró (1) y Prokop (5, 1p)-equipo inicial- Pleh (ps), Djukic (3), Carlos Villagrán, Tsanaxidis (2), Mota, Oscar Marugán, Rosales, Smetanka y Herranz (1)

(31) CD BIDASOA IRUN (11+20) J.M. Sierra; Mikel Zabala (2), Kauldi Odriozola (3), Rodrigo Salinas (4), Leo Renaud (3), Jon Azkue (4), Tesoriere -equipo inicial- Xoan Ledo (ps). Cavero (3, dep), Ander Ugarte (6), Eneko Furundarena, Julen Mujika, Matheus da Silva (1), Dariel García (2), Victor Rodríguez (1) y Adrián Fernández (2, 1p).

Árbitros: Hoz Fernández y Riloba Pereda (colegio cántabro). Exclusiones locales de Vujovic (2), Tsanaxidis: Kauldi Odriozola, Zabala y Dariel García, por los guipuzcoanos.

Marcador cada cinco minutos: 1-2, 4-3, 8-6, 9-8, 11-10, 13-11 (descanso), 14-15, 15-17, 17-21, 19-24, 22-27, 25-31

Incidencias. Pabellón Guerreros Naveros de Nava de la Asunción. Prácticamente lleno con el habitual ambiente en las gradas.