BIDASOA IRUN J.M. Sierra, Crowley (2), Racotea, Kauldi Odriozola (6), Rodrigo Salinas (5, 1p), Sergio de la Salud (4, 1 p.), Tesoriere -siete inicial- X. Ledo (ps), Cavero (1), Zabala, Tao Gey, Julen Aginagalde, Iker Serrano (3), Jon Azkue (5, 1 p.), Nico Bonanno (1).

CANGAS DEL MORRAZO Javi Díaz, Dani Fernández (9, 3 p.), Ruben Soliño (1), Martín Gayo (1), David Iglesias (1), Adrián Menduiña (2, 1 p.), Alberto Martín (2) -siete inicial- Gerard Forns (ps), Moisés Simes, Brais González, Quintas, Rubén Ribeiro (4), Dani Cerqueira (2), Santi López (5), Muratovic y Carlos Vilanova.

Parciales 2-0, 4-4, 7-6, 10-8, 12-10, 14-12 (descanso) 17-15, 18-16, 19-19, 22-21, 23-23, 27-27.

Árbitra Lorena García Gil (Comité Aragonés) y Tania Rodríguez Estévez (Comité Valenciano). Exclusiones de Julen Aginagalde y Juan Carlos Quintas.

Incidencias Artaleku, sin espectadores en la grada.

- Con la moral por las nubes, después de ganar al Ademar en León, recibió el Bidasoa la visita del Cangas, conociendo además que el propio conjunto castellano perdía la víspera en Benidorm, por lo que un triunfo abriría una brecha mayor y reforzaría la posición del cuadro de Jacobo Cuétara. Sin embargo, el equipo de Artaleku no ofreció su mejor versión y solo pudo empatar en su feudo. Le faltaron las ideas, la fluidez y le sobraron muchos errores, pérdidas y quizás un exceso de confianza. Cuando quisieron reaccionar se encontraron con un bloque rocoso que hizo lo suyo, explotó sus virtudes, creyó en su suerte y que no ganó de milagro. A falta de minuto y medio, el Cangas iba por delante (25-27).

El primer tiempo fue de nubes y claros, con prevalencia de las primeras. Los diez minutos iniciales de los locales fueron de un ritmo bajo, cadencioso. Le fueron útiles para mantener ventajas cortas en el marcador, pero se perdió en la maraña defensiva de los gallegos, cuyos contraataques (Dani Fernández y Santi López) les sirvieron para situarse con ventaja en el marcador (7-8) por primera vez en el encuentro.

Como pintaban nubarrones, Cuétara hizo uso del primer tiempo muerto para poner las pilas a su gente y evitar un siniestro. Un parcial de 4-0 (Bonanno, Kauldi, Azkue e Iker Serrano), situó el partido en otro escenario. El Bidasoa defendía bien. Salió desde el principio con una defensa adelantada (5-1) y con los laterales bastante profundos. Como Sierra paraba unas cuantas bajo palos, el valor de contención del equipo mantuvo altas sus prestaciones. Entre idas y vueltas, sin excesivo glamour, la primera media hora se saldó con una ventaja de dos tantos (14-12).

El pase por vestuarios no ayudó a cambiar mucho las cosas, más bien lo contrario. El Bidasoa no consiguió encontrar el camino que le llevara a la meta con un triunfo en la mochila. No mejoró en defensa, empeoró en ataque, aumentó el número de pérdidas y desencantó a su feligresía. Si hace cuatro días en León salió cara, ayer tocó cruz y de las pesadas. A medida que los minutos transcurrían, el panorama no cambiaba. Anunciaba un final poco halagüeño porque los de Ignacio Moyano sacaban petróleo de sus acciones defensivas, de las pérdidas de su rival y de los contraataques del extremo Dani Fernández. En el último tercio del segundo tiempo, Cuétara solicitó dos tiempos muertos, pero no pudo parar la sangría, ni encontró el antídoto. Su equipo, con la cabeza baja, no transmitía buenas sensaciones y echaba en falta el arrojo de quien se supone que partía como favorito.

El partido desembocó en el tramo final con un minuto y medio por disputarse y dos goles de desventaja para los de Artaleku. Kauldi puso el 26-27, poco antes de que el entrenador visitante solicitara un tiempo muerto para asegurar el ataque y mantener la ventaja. Perdieron un balón tontamente que Kauldi quiso aprovechar a la contra. El meta Javi Díaz detuvo el lanzamiento del zumaiarra. Medio minuto por delante que el Cangas jugó muy bien hasta conseguir una posición idónea para el tiro de Brais González. Xoan Ledo firmó una parada de valor y, en el último ataque local, Rodrigo Salinas marcó el tanto de la igualada, desde seis metros, medio cayéndose y con el portero visitante dudando. Podría calificarse como un churro, pero el valor de los goles es el mismo, tanto en una gran jugada como en un totum revolutum.

Empate decepcionante e inesperado. La jornada se le había puesto de cara, pero la aprovechó a medias y es cierto que debe valorarse la reacción del final, porque, perdiendo de dos goles a falta de nada, las cosas podían haber ido peor.

Al Bidasoa le faltaron las ideas, la fluidez; y le sobraron muchos errores, pérdidas y quizás un exceso de confianza