ulen Aginagalde (Irun, 1982) pertenece a la vieja guardia del balonmano estatal. Con él dando guerra en el pivote, los Hispanos han vivido su edad dorada. Esa en la que conquistaron seis medallas, entre las que destacan un oro mundial y dos europeos, y se convirtieron en el paradigma del juego ágil, vistoso y, sobre todo, colectivo. Pero a pesar de ese estilo de asociaciones infinitas, Aginagalde fue uno de los que destacó sobre el grupo. Y no por su 1,95. El irundarra fue escogido como el mejor pivote del Mundial de 2013 y de los Europeos de 2014 y 2016. Se marchó de una Asobal que agonizaba -y lo sigue haciendo, pues acaba de pedir un rescate económico- para probar suerte en el KS Kielce polaco. Y triunfó al llevarse la Liga de Campeones en 2016 y proclamarse campeón de liga y Copa en seis de los siete años en los que defendió su camiseta. Además, fue uno de los que tiró del carro en los oros españoles de los dos últimos campeonatos continentales, pero ahora la selección española deberá seguir sin él porque su nombre no aparece en la convocatoria para el Mundial. El irundarra es la principal ausencia en la lista de Jordi Ribera, que buscará la tercera medalla en esta competición -tras el bronce de 2011 y el oro de 2013- y que parte como favorita junto a Dinamarca, Noruega y Francia.

Así que está siendo una temporada de cambios para Aginagalde. A sus 38 años, el guipuzcoano sabe que su trayectoria como jugador se acerca a su final y, por ello, esta temporada regresó al Bidasoa. Al club donde empezó todo. A su casa. El retorno no le ha ido mal, puesto que aunque el equipo fue apeado de Europa antes de lo esperado, se encuentra segundo en Liga, tan solo por detrás del intratable Barcelona. Pero la ausencia en el Mundial es algo con lo que no contaba. Las molestias en la espalda le han dejado fuera y se han convertido en una piedra que ha de sortear si quiere estar presente en los Juegos, su gran obsesión con la selección. Lo único que le queda por ganar. Sin embargo, Aginagalde se siente importante en los Hispanos. Lo es. Y por eso el propio Ribera le mantiene la puerta abierta: "Julen no está en este Mundial porque ha tenido problemas físicos. Hemos hablado y convenido que en esta oportunidad se queda fuera".

Su puesto lo ocupará Rubén Marchán. El pivote del Ademar supone, junto al guardameta Sergey Hernández, la principal novedad de una selección que sigue contando con el bloque que le hizo campeona europea el año pasado. Es decir, con la vieja guardia como baluarte. Así, Raúl Entrerríos, Jorge Maqueda, Viran Morros y Gedeón Guardiola, entre otros, se enfrentan al que probablemente sea su último Mundial. El objetivo es claro: conseguir una tercera medalla mundialista. Pero no será un propósito sencillo puesto que la pandemia ha alterado la preparación y, por tanto, ha abierto la puerta a las sorpresas. Así que España deberá tener cuidado en una primera fase en la que se medirá a Brasil (hoy, 19.00 horas), Polonia (domingo, 21.30) y Túnez (martes, 19.00).

El coronavirus no solo dará lugar a las sorpresas, sino que también ha modificado los equipos que participarán en el Mundial de Egipto. De hecho, la República Checa y Estados Unidos tuvieron que retirarse de la competición por la gran cantidad de contagiados en sus filas. Debido a la situación epidemiológica que vive Egipto, este será el primer Mundial que se dispute a puerta cerrada, sin público ni prensa.

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España se estrenará hoy ante Brasil, el domingo se medirá a Polonia y finalizará la primera fase el martes ante Túnez

"Hemos convenido que Julen se quede fuera porque ha tenido problemas físicos de espalda", explicó el técnico Jordi Ribera