BIDASOA-IRUN Sierra (13 paradas); Kauldi (2), Iker Serrano (4), Zabala, De la Salud (2,1p), Rodrigo Salinas (4), Racotea (2) -equipo inicial- Matheus da Silva (1), Tesoriere, Bonanno, Julen Aginagalde (6, 1p), Cavero (3), Crowley (2), Julen Urruzola (1), Gorka Nieto (1) y Xoan Ledo (ps).

BALONMANO NAVA Patotski (8 paradas), Vujovic (2), Bernabéu (2), Álvaro Seabra, Pérez Arce (3,1p), Jorge Silva (3), Simenas (4) -equipo inicial- Darío Ajo (2), Moyano (4), Villagrán, Mota, Andrés Alonso, Marugán (1), D'Antino, Pablo Herranz y Pescador (ps).

Parciales 2-2, 4-2, 6-3, 9-6, 11-8, 14-11 (descanso), 17-13, 19-14, 21-14, 23-15, 26-18, 28-21.

Árbitros Miquel Florenza Virgili y Jordi Ausas Busquets (Comité catalán). Excluyeron a De la Salud y Tesoriere, por el Bidasoa; a Lukas Simenas, por el Nava.

Incidencias Artaleku, 573 espectadores según datos oficiales.

- Después del periplo europeo y de la eliminación de la European League, los irundarras volvían a la liga con el objetivo de reencontrarse con la victoria, sumar dos puntos y seguir la trazada hoja de ruta. Fue en la segunda parte cuando apretó en defensa, dio el paso al frente que necesitaba y dejó los puntos en los vestuarios de Artaleku. Doblegó al Nava (27-21) y cuenta sus partidos por victorias. No cabían dudas con el equipo tras su eliminación europea ante los croatas. Y si alguien las podía contemplar, las pudo disipar sin problemas.

Bidasoa afrontó la cita con dos bajas significativas. Una, conocida, correspondiente al húngaro Bartok y la otra, la del central Jon Azkue, al que un rodillazo en la cita ante el Nexe afecta al vasto interno del cuádriceps derecho y no le permite competir. La ausencia del oriotarra la cubrió en ataque Sergio de la Salud al que correspondió gestionar el juego de ataque, salvo algunos respiros. Uno de ellos, con el joven Gorka Nieto de protagonista y que acertó en un lanzamiento desde los siete metros, lo mismo que un derechazo de Julen Urruzola que entró en la meta de Patotsky como una exhalación. Cabría incluir aquí el tanto del pivote Matheus, que normalmente no actúa en ataque. Los jugadores recogieron el cariñoso aplauso de la grada por sus goles. Como decía el técnico, para estos jóvenes son minutos muy importantes en su evolución.

Fue un partido que, por lo general, dominó el Bidasoa. Salvo en el primer parcial del encuentro (2-2) llevó ventaja en todos los demás. Durante todo el tiempo inicial, la ventaja de tres goles se instaló en el marcador sin que los de Jacobo Cuétara terminaran de romper la distancia para hacerla definitiva y evitar cualquier sobresalto al que, por supuesto, estaba dispuesto el conjunto segoviano. Quizás la ansiedad por lograrlo le llevó a precipitarse en el juego ofensivo. De claras ocasiones guipuzcoanas, falladas por desasosiego, llegaban contraataques efectivos del Nava que de ese modo mantenía el pulso con su rival. Racotea, por ejemplo, se fue desesperando en el primer tiempo. No le entraban los tiros. Cuando se liberó en el segundo, fue mucho más efectivo en ataque y mantuvo, como Bonanno, un altísimo nivel en el muro defensivo. Tras el descanso, el equipo se calmó y protagonizó acciones combinativas de alto nivel y el marcador recogió fielmente lo que sucedía en el parqué.

Al Nava no le gustaba el cambio de tendencia. Su técnico, Diego Dorado, trató de modificar el guión. En ocasiones atacó con siete. En otros momentos modificó la defensa, avanzando la posición de Vujovic o Marugán, pero el Bidasoa no se confundió. Desplegó las mejores acciones tácticas, con circulación de los dos pivotes, Serrano y Aginagalde, implacables e infalibles. Muchas de las jugadas de los irundarras terminaban en seis metros, tanto por dentro como por exteriores. Los dos tiempos muertos solicitados por el entrenador visitante en cinco minutos no cambiaron el decorado. De los tres goles de diferencia al descanso (14-11), Bidasoa se situó en un 21-14 favorable a sus colores a un cuarto de hora para la conclusión.

Tal y como iban las cosas, parecía imposible un revolcón, sobre todo porque el Bidasoa seguía siendo muy fiable en el 6-0 defensivo, con acierto de Sierra bajo palos, y atacaba con solvencia, leyendo muy bien el partido y abriendo una distancia definitiva en el marcador (24-15) a falta de diez minutos para el final. En ese tramo comenzaron las rotaciones a ser absolutas. Fue el momento de los jóvenes y del ahorro de fuerzas. Conviene no olvidar que este miércoles los irundarras vuelven a jugar ante su público. Recuperan ante el Ademar el primer partido del campeonato, aquel que se aplazó cuando todo estaba cogido con pinzas. Encuentro de poder a poder, uno de los grandes del campeonato.