Tras dos temporadas marcadas por las lesiones, Teresa Errandonea ha decidido poner fin a su trayectoria deportiva con tan solo 29 años. La vallista irundarra se ganó el derecho a participar en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 2021, pero en la siguiente campaña su carrera se vio interrumpida por una lesión en el sóleo. Después fueron los problemas en los tendones de Aquiles los que le impidieron volver a disfrutar sobre la pista. La imposibilidad de rendir como deseaba acabó afectando también a su estado de ánimo, hasta que recientemente decidió abandonar el atletismo. 

Además de su participación en los Juegos de Tokio, en el palmarés de Errandonea figuran dos títulos estatales en 100 metros vallas (2019 y 2021) y tres en 60, en pista cubierta (2013, 2020, 2021). También obtuvo una sexta plaza en los Juegos Europeos del pasado año y llegó a ser semifinalista en el Campeonato de Europa de pista cubierta de 2021 y en el Campeonato del Mundo de 2022.

¿Cómo ha vivido el momento en el que anunciaba su despedida del atletismo?

Para mí ha sido complicado, porque ha supuesto remover todo lo que llevo planteándome estos meses. Ha sido una decisión difícil, porque llevo desde los 8 años practicando atletismo; ha sido mi vida, todo ha girado en torno a ello. Es algo por lo que hay que pasar. Ahora mismo, diría que siento una liberación. Estoy mucho más tranquila. Era algo que era necesario. 

Se ha quitado un peso de encima...

Sí, ya es una realidad, no tengo que estar ocultándolo. La gente me preguntaba qué me pasaba y decía que estaba lesionada o con molestias. Era una decisión que necesitaba su tiempo y que necesitaba asimilar para finalmente decantarme. Ahora la gente lo sabe y las conversaciones que voy a tener a partir de ahora ya van a ser diferentes. Voy a echarlo muchísimo de menos, ahora no soy consciente de ello, pero es verdad que voy a estar más tranquila. 

Empezó a meditar sobre su retirada en una concentración que hubo en diciembre, en Sudáfrica.

Fue complicado, porque se me juntaron varias cosas. Tuve una infección de garganta, una infección de orina… No sé si mi cuerpo estaba somatizando que ya no quería entrenar. Mentalmente me veía muy fuera. Veía que no estaba subida en el barco donde estaba el resto, con los objetivos de la temporada muy claros. Yo nunca me había visto de esa forma. Siempre he sido una persona muy ambiciosa y muy competitiva, y veía que eso se había terminado. Volví y pensé que tenía que tomar una decisión. 

Las lesiones han sido clave en su retirada...

Mucho. Las lesiones que he tenido en este ciclo olímpico han hecho que tome esta decisión antes de tiempo. Tengo 29 años y Ramón –Ramón Cid, su preparador– me decía que físicamente estaba bien, que estaba para seguir entrenando. Pero si la cabeza dice que no, es que no. Las lesiones han hecho que esto se precipite.

¿Cómo se encuentra ahora?

Ahora estoy bien, porque el deporte que estoy haciendo ahora es mucho menor, la carga de entrenamientos no tiene nada que ver. Estoy haciendo lo que me apetece. Sí que estoy yendo a la pista de vez en cuando a hacer algo con el grupo y tengo la intención de retomarlos más adelante, pero no con la exigencia que me ponía cuando estaba al alto nivel. 

¿Planea competir en alguna prueba?

No, porque sé que si compito me voy a comparar con cuando estaba dedicada a esto al 100%, y no quiero eso. Ahora lo tengo muy claro. Me quiero quedar con las buenas sensaciones que he tenido, con lo que he sido, y ya está. Ahora mismo quiero desconectar y estar a otras cosas.

Empezó a practicar este deporte con ocho años. ¿Qué le llevó a practicar el atletismo?

Me decanté por este deporte porque desde pequeñita me gustaba correr. Tengo el recuerdo de echar carreras con mis primos. En cuanto en el colegio salió un grupo de atletismo en deporte escolar, no dudé y me apunté. También tengo el recuerdo de ver los campeonatos con mis aitas antes de empezar con ocho añitos. Susana Ferreira fue mi primera entrenadora e Ibon Muñoz, mi segundo entrenador ––con el Bidasoa Atletiko Taldea–. Ahí empecé con todas mis amigas, que a día de hoy algunas son de la cuadrilla. 

Dio un paso adelante en su rendimiento cuando comenzó a entrenarse con Ramón Cid...

Tomé la decisión en mayo de 2018 y fue un punto de inflexión. Desde los 16 años, que fue la primera vez que pude ir a campeonatos internacionales, acudía a todos los que podía. Me faltaba dar el salto a la categoría absoluta. Vi que Ramón era la persona idónea y tomé la decisión de cambiar de entrenador. Estoy súper agradecida a Ibon, pero Ramón es la persona que me ha pulido.

¿Cómo fue el salto a la elite internacional?

Vino todo un poco de golpe. El primer año fue de adaptación, y el segundo año con Ramón es cuando conseguí la marca de 8.00 en pista cubierta, en 60 metros vallas. Veía que en cada competición mejoraba mi marca personal, en la segunda competición conseguía la mínima para el Campeonato del Mundo, en la siguiente bajaba una décima… Iba todo solo. Entrenábamos muy bien, habíamos acumulado muy buenos entrenamientos, y los conocimientos de Ramón y sus correcciones se notaban en las marcas. 

La temporada de pista cubierta de 2020 es una de las que le traen mejores recuerdos, junto a la campaña de verano de 2021… 

Es la temporada que guardo con más cariño, porque lo que yo estaba buscando era dar ese salto a la elite absoluta, veía que Ramón me lo podía dar, y lo viví como un sueño. Competición tras competición, iba consiguiendo objetivos y bajando unas marcas que años antes yo veía imposibles. Ramón me hizo soñar con cosas que luego se hicieron realidad y que en un primer momento no me planteaba. 

¿Como ir a los Juegos Olímpicos?

Exacto. Fueron los Juegos más raros de la historia, pero no dejan de ser unos Juegos Olímpicos. Tengo un recuerdo maravilloso de ellos. 

¿Se le ha quedado alguna espina clavada?

La espinita que se me queda clavada es no haber conseguido las marcas que creía que podía haber conseguido. En el caso de las vallas, son romper las barreras de ocho segundos en 60 metros vallas y de los trece en 100. Tengo 8.00 y 13.04.

¿Ha mirado mucho al pasado estos últimos días?

Sí, sobre todo este último mes. He cogido el móvil y he ido viendo cómo ha sido el proceso. Desde que estoy con Ramón ha sido cuando a nivel individual he tenido mis mejores momentos en el atletismo y sí, me ha dado mucha pena. 

¿Qué conclusiones ha sacado?

Que estoy orgullosa, porque al final he dado todo lo que tenía, he hecho todo lo posible por cuidarme y por mantenerme en el alto nivel y si no ha podido ser no me lo puedo echar en cara, porque he hecho todo lo que estaba en mi mano. Me da mucha pena terminar de esta forma, porque nunca me lo hubiera imaginado dejarlo así, pero tengo que estar orgullosa porque lo he dado todo y no puedo echarme nada en cara. 

¿La cercanía de los Juegos Olímpicos de París ha hecho que la decisión de dejar el atletismo sea más difícil?

No. Igual durante los primeros meses no quería ver que estaba mal porque estaban los Juegos, sí, pero desde que volví de Sudáfrica me centré en cómo estaba yo, y la realidad era que no estaba bien. Me daba igual que hubiera Juegos Olímpicos o cualquier otro campeonato, porque ya me estaba afectando a la salud y necesitaba ponerle remedio.

¿Se ponía mucha presión?

Me he puesto mucha presión siempre, y este año no ha sido diferente. Simplemente, he tenido momentos en los que no sabía qué me pasaba y me veía rara en la pista, diferente a lo que yo he sido, y eso también me generaba malestar. 

¿Seguirá los Juegos Olímpicos de París?

Justo tengo un viaje esas dos semanas. Seguiré a María Vicente, que seguro que va a estar, y a otras amigas que van a estar allí, pero voy a intentar desconectar. 

En el futuro, ¿se ve al margen del atletismo?

Sí, voy a centrarme en mi trabajo y voy a estar pendiente de ello. También tengo ganas de crecer en otro ámbito.