Por tercer año consecutivo, Alex Txikon (12-XII-1981, Lemoa) perseguirá uno de los grandes hitos del himalayismo: hollar el Manaslu siendo la primera expedición puramente invernal y sin la dotación de oxígeno artificial.

El octavo ochomil más elevado del planeta, con 8.163 metros, es conocido como La montaña de los espíritus. Fue ascendida por primera vez el 9 de mayo de 1956 por Toshio Imanishi y Gyalzen Norbu, integrantes de una expedición japonesa en la que se inspirarán Txikon y su cordada, en la que estará integrado el italiano Simone Moro, el segundo alpinista tras Jerzy Kukuczka que ha logrado la primera ascensión invernal a cuatro ochomiles: Shisha Pangma (2005),​ Makalu (2009),​ Gasherbrum II (2011)​ y Nanga Parbat (2016), en esta última aventura formó equipo precisamente con Txikon, a quien también acompañó en los dos intentos anteriores de ascensión al Manaslu. Asimismo, formarán parte del grupo seis escaladores nepalíes, entre quienes están Chhepal Sherpa y Pasang Sherpa.

“La primera expedición japonesa que hizo cumbre en el Manaslu montó su Campo Base a 3.700 metros –1.200 metros por debajo de donde lo situaron en los dos intentos previos–” para evitar posibles riesgos provocados por las avalanchas, comenta Txikon sobre la gran novedad para este nuevo intento. “Vamos a seguir sus pasos con la intención de resguardarnos si hubiera grandes nevadas como las del invierno pasado, que nos tuvieron días enteros paleando nieve, o mucho viento”, explica el vizcaino.

Y es que ha habido quienes han pisado la cumbre en época invernal, pero el reto que afronta es hacerlo llevando a cabo el trabajo de manera íntegra en la ventana de invierno, que discurre entre el 21 de diciembre, cuando se abre el plazo, y el 21 de marzo. La ruta escogida es la vertiente más occidental, a juicio de Txikon, la única vía posible de acceso a la cima en estas fechas, algo que afirma que corroboró en la expedición de 2021.

Tras alcanzar anteayer el Campo Base, donde la estancia del equipo se prevé que se prolongará mes y medio, el objetivo es iniciar las labores de equipamiento de la montaña lo antes posible, porque las condiciones extremas no permitirán a la expedición jugarse todo a la carta de una determinada fecha para tratar de alcanzar el pico del Manaslu. “La nieve nos impidió pasar de los 7.000 metros el invierno anterior y es que a más de 5.000 metros cada paso es una hazaña”, evoca Txikon, para quien “no lograr la cima para nada es un fracaso”. “El fracaso es no volver y la cima se logra cuando todo el equipo regresa sano y salvo al Campamento Base”, ahonda el de Lemoa, que persigue un nuevo ochomil y a la par una gesta inédita, como la protagonizada en el Nanga Parbat en 2016, cuando formó parte de la primera expedición que logró la cima en época invernal. Desde entonces, Txikon ha buscado sin éxito en invierno el Everest, en tres ocasiones (2017, 2018 y 2020), el K2 (2019) y el Manaslu, que ahora ataca por tercera vez en invierno (2021, 2022 y 2023), porque ya lo coronó en 2008. El lemoarra ha alcanzado el techo de once de los catorce ochomiles.

Solidaridad y sostenibilidad

De nuevo, la expedición, denominada #Winter Summits, dará cobijo a componentes solidarios y abogará por la sostenibilidad. Para ello, colaborará con SOS Himalaya y con Udana Nepal, que son entidades vascas que operan en el país asiático. Además, el grupo contará con placas solares cedidas por la Fundación EKI para aprovechar la energía solar y renunciar a generadores de electricidad que poseen mayor impacto medioambiental. Estas placas serán posteriormente donadas a un centro escolar la zona.