- Con la llegada del mes de abril, los aficionados a la caza mayor tienen en los recechos de corzos la oportunidad de disfrutar de una actividad que, además de resultar atractiva por su aspecto cinegético, es considerada necesaria para que la especie mantenga un equilibrio poblacional. Aunque se ha detectado un notable descenso de las poblaciones, los especialistas consideran que sigue siendo necesario mantener la presión cinegética.

La época de recechos de primavera se desarrolla por regla general en Euskal Herria durante los meses de abril, mayo y junio, pero es el inicio de la campaña la época más propicia para su caza, aunque en este período únicamente pueden abatirse los machos. “Es el momento en el que los machos han salido del invierno con la cornamenta renovada, lo que supone para los cazadores uno de los aspectos de mayor atractivo de esta modalidad”, señala Florencio Markina, presidente de la Asociación del Corzo Español (ACE), que es además doctor en Ciencias Biológicas, zoólogo y responsable de Aran Servicios Medioambientales.

Junto al aprecio que supone para los cazadores la obtención del trofeo que el macho acaba de renovar, el inicio de la campaña coincide con el período en el que esta especie eminentemente territorial comienza a definir el espacio en el que se establecerá, valiéndose para ello de las escodaduras que realizan al frotar las cuernas con pequeños árboles.

Aunque las cuernas de los corzos irán mejorando en aspecto y peso a lo largo de toda la primavera y el verano, siendo su momento de plenitud, quizá, durante los meses de septiembre y octubre, Markina apunta que la primavera “es la época más gratificante para el cazador de corzos por el abultado número de observaciones” que pueden realizarse.

“Es el momento en el que están más activos y cuando más se mueven y, por lo tanto, es más fácil dar con ellos. Cuando avancen los meses y crezcan los pastizales, los sembrados y aumente la vegetación en los bosques, será más complicado localizarlos”, asegura.

La nueva temporada de recechos no permite la caza de hembras debido a que es la época en la que acaban de parir. Es por esa razón por la que las hembras “tienen mayores cargas parasitarias que los machos”, según recuerda el especialista. Esa circunstancia está propiciada, en gran medida, por la cephenemyia stimulator, nombre científico de la mosca de las narices, un insecto de la familia de los tábanos que no mata por sí mismo, sino que debilita al animal.

Quienes hacen un seguimiento de la especie aseguran que los corzos han modificado sus hábitos “y cada vez se dejan ver menos, lo que es una forma de defenderse de esa mosca. Además, también se están haciendo un poco más nocturnos y pasan más horas dentro del bosque porque de esa forma también es más difícil de localizar por parte del parásito. En consecuencia, su caza también resulta más dificultosa”.

Tanto especialistas como aficionados coinciden al asegurar que se ha producido un descenso en las poblaciones en Bizkaia y en toda la zona cantábrica de Araba. “Aunque está decayendo el número de ejemplares, se puede decir que están muriendo de éxito, pero no se ha cazado lo suficiente y porque se han visto afectados por los parásitos”, asegura Markina.

Ante al descenso de ejemplares reitera “la necesidad de seguir cazándolos, porque a medida que se logre reducir las poblaciones, aquellos que queden van a estar mucho más fuertes y van a conseguir hacer frente a las parasitaciones en mejores condiciones. Al cazarlos, en el fondo, los estamos beneficiado”.

Para participar en los recechos de primavera es necesario disponer de un equipamiento adecuado y, de entre todos los elementos, “uno de los accesorios más importantes son los prismáticos. En el mercado encontramos marcas de prestigio como Burris, Steiner o Zeiss, con modelos que oscilan entre los 300 y los 3.000 euros, que pueden incluir accesorios como la medición de distancia”, según explica Iñigo Sarasketa, de la Armeria Sarasketa de Amorebieta-Etxano.

Otro accesorio imprescindible es el elemento de apoyo, para el que se pueden obtener trípodes desde 145 euros, y entre los que se incluyen los de la marca Primos, que permiten regular la altura y la deriva. También es necesario disponer de botas de calidad que protejan del agua y resulten cómodas, como las que elaboran las marcas Chiruca o Zamberlan, así como un imprescindible chubasquero.

En cuanto a las armas, Sarasketa recomienda para esta modalidad cinegética los rifles “Franchi Horizon con visor 3-12x56 con retícula iluminada que tiene un precio de 1.195 euros o el Sawer S100 con visor y monturas cuyo precio es de 1.494 euros”.

Un aspecto que es necesario tener en cuenta en estas épocas es que las fechas de los recechos llegan tras la paridera de las hembras, por lo que Markina recuerda que “si, por casualidad, durante un paseo campestre alguien localiza algún corcino, es necesario ser cauto y alejarse lo más deprisa posible, porque se pude estar poniendo en alerta a los predadores, o bien es posible provocar la huida de la madre con el consiguiente abandono del corcino”.