- La Federación Vasca de Montaña es la que más licencias tiene en Euskadi con más de 40.000 federados. ¿A qué se debe?

-Influye que la gente se federa por tener un seguro de accidentes en montaña. Insistimos en que el hecho de federarse es algo más que un seguro. Es pertenecer a una colectividad. Y cuando el colectivo sea más grande, más fuerza podemos hacer, bien sea en instituciones o empresas. Además, las licencias nos permiten tener selecciones deportivas, ya que estas se mantienen de las licencias de todos los federados. Y es que las selecciones son de la Federación Vasca. Mucha gente se piensa que las selecciones son del gobierno del país y no. Las selecciones son de la Federación

Con la pandemia, la afición al monte creció bastante. ¿Lo han notado?

-Sí. En 2020 teníamos unas 35.000 licencias y en 2021 hemos tenido 5.000 más. ¿Qué se han hecho la licencia porque era un salvoconducto para ir al monte y salir del pueblo? Pues quizá alguno lo hizo por eso, pero la gran mayoría lo hizo porque estamos cada vez más necesitados de un mundo natural y el monte es un medio sano, libre de virus. Y la población en general está yendo cada vez más al monte. Está de moda. Hace 20 años esto era impensable. La gente iba al fútbol, pero el que iba al monte era el tarao. Hasta los médicos lo recomiendan. Creo que todo esto ha influido para que haya más licencias.

¿Cree que todos esos que se han unido al montañismo en estos dos años han venido para quedarse o será una moda pasajera?

-Yo apuesto a que la gran mayoría seguirán. No todos, pero sí muchos.

Gracias a este empujón han conseguido ser la Federación de Montaña con más licencias del Estado, superando a Catalunya, que tiene casi ocho millones de habitantes frente a los 2,2 de Euskadi.

-Pues sí. Y la verdad es que es todo un orgullo y como montañero más. Es que en todas las casas hay unas botas de monte y una mochila. Y todos, de una manera o de otra, hemos ido alguna vez al monte, aún no siendo federados ni montañeros. Digo que los vascos llevan la montaña en el ADN.

En este tiempo, ¿han tenido que dar un buen número de explicaciones para confirmar si se podía ir a determinado monte o si era municipio limítrofe?

-Sí, sí. A menudo. La gente necesitaba información. La Federación Vasca cada vez que había un cambio de normativa sacaba un boletín para aclarar dudas, pero fueron momentos de locura, la verdad. Había muchas veces que ni la propia Ertzaintza sabía ni lo que se podía hacer, ni lo que no. También es verdad que la situación fue tan anómala que a la gente nos costaba entender los reglamentos y limitaciones que nos daban. Tuvimos mucho trabajo, pero lo hicimos muy a gusto.