- Arria V ha sido uno de los grandes animadores de los herri kirolak en los últimos años, tanto por sus apuestas y desafíos como por haber recuperado los campeonatos de pentatlón vasco.

-Sí. Lo que me ha caracterizado es que he sacado adelante las ideas que tenía en casa, no me ha importado lo que pensara la gente o lo que iba a suponer. Cuando he pensado en hacer una apuesta la he jugado, con el pentatlón también, he hecho marcas... cuando el cuerpo me pedía algo no lo consultaba, lo hacía. He funcionado así.

En su caso no hace falta preguntar de dónde viene su afición por los herri kirolak.

-Los he vivido desde pequeño, desde mi abuelo -Ignacio Orbegozo, Arria-, mi aita -José Ignacio Orbegozo, Arria II-, mi tío... siempre ha habido historias de apuestas, que si la que jugó Luxia -Juan José Narvaiza-, que si tal... Te viene la afición de casa.

¿Qué suponen para usted los herri kirolak?

-Pienso que lo que nos diferencia de otras zonas del mundo es nuestra lengua y nuestra cultura, y parte de eso son los deportes que practicamos. Lo que no me gustaría es que nuestro deporte se convirtiera en folclore, que solo se hable de lo que hacían los de antes. Eso sería triste. Para que haya elite tiene que haber campeonatos de elite y apuestas de elite. Si baja la calidad de los deportistas, no seremos deportistas de elite.

¿Cree que el nivel está bajando en los herri kirolak?

-Sí. Creo que en el pentatlón hay bastante interés, hay gente de varias disciplinas que se está preparando, y puede subir el nivel del pentatlón, pero el nivel del hacha... es complicado. En una apuesta suele haber mucho interés y el deportista se prepara a fondo, pero para un campeonato, con 800 euros de premio, es difícil que te gastes 6.000 euros en la preparación. Para prepararse bien se necesita tiempo y dinero para la madera y las hachas.

¿La apuesta es la esencia de estos deportes?

-¡Sin ninguna duda! El herri kirola viene de las apuestas. Antes, cuando había dos cuadrillas trabajando en el monte, una cuadrilla desafiaba a otra, y el más fuerte desafiaba al otro. Siempre ha habido desafíos. Ahora bien, si queremos obviar lo que ha habido antes, ir a lo moderno y jugar campeonatos de 20 minutos... Todo es válido, pero a mí me parece que la base de los herri kirolak tiene que ser la apuesta y la confrontación, y la superación de retos. Si no, como he dicho, se va a convertir en folclore. Y tiene que haber calidad.

En una ocasión dijo que la apuesta es bonita, pero cruel...

-Muy cruel. Perder no vale para nada, aunque hagas un buen trabajo. El momento de perder la apuesta es muy cruel. Cuando pierdes una apuesta, durante una semana o dos sientes una tristeza terrible. Piensas en lo que has fallado, en lo que podías haber hecho mejor... Le das muchas vueltas. Yo en eso soy bastante valiente: se me pasa y voy a por otra. He sido así. Los días anteriores a la apuesta suele haber mucho ajetreo, mucha tensión. Se ve que hay interés y también suele ser bonito vivir eso.

¿Le ha costado encontrar rivales para las apuestas?

-Me ha costado bastante. He tocado muchas puertas y he recibido muchas negativas. No voy a contar todo.

¿Lleva la cuenta de todas las apuestas que ha hecho?

-No, pero entre apuestas y retos, unos 15 o 16 ya llevaré. Hubo unos años en los que dejé de practicar la aizkora. He jugado con Miguel Mindegia, con Donato Larretxea, Joxemari Olasagasti, Iker Vicente... Al margen de ganar o perder, por lo menos he competido siempre, y he ido bien preparado a todas las apuestas.

¿A qué se debió aquel paréntesis?

-Otra clase de vida, no hubo nada excepcional. No tenía tiempo para prepararme y lo tuve aparcado.

¿Se ha arrepentido alguna vez de haber hecho una apuesta?

-Nunca. Siempre he ido con ilusión. Ya sé que en los campeonatos no he dado mi talla. Si no me ilusiono, no me preparo bien. Iba como a las exhibiciones. Pero siempre que he hecho una apuesta he ido al 100%. He ido un poco a mi bola. El pentatlón también es un campeonato, pero es diferente.

¿Por qué cree que hoy en día apenas se hacen apuestas?

-Igual la gente joven tiene otra visión. Creo que hay mucho miedo a perder, y así no se puede hacer una apuesta.

¿Se puede perder una apuesta sin perder dinero?

-Sí. Una apuesta genera mucho, hay espónsors... siempre buscas más ayuda en una apuesta que en la vida cotidiana.

¿Alguna apuesta le ha dejado un recuerdo especial?

-Contra Olasagasti fui un poco novato. Me puse guantes y se me dañó la mano. Contra Larretxea también fue un cara o cruz. En el tronco número once me encontré un nudo terrible, pasé mucho tiempo ahí y me desmoralicé. Creo que físicamente era mejor que ellos, pero perdí las dos apuestas.

¿Y alguna de la que guarde un recuerdo mejor?

-Todas son para contar en positivo. Zaldua también ha sido un rival duro, y un deportista al que le han gustado las apuestas. En el pentatlón me ha ganado dos veces, y yo le he ganado dos apuestas.

Levanta piedras, corre... ¿La definición de aizkolari se le ha quedado pequeña?

-No, yo he sido aizkolari y me he defendido bien corriendo y en otras disciplinas, pero yo siempre seré aizkolari.

¿Se retira con las ganas de haber hecho alguna cosa más?

-No, creo que he cumplido todos los caprichos que he tenido. No tengo ninguna pena. Igual lo único que me quedaba era ganar una txapela individual en pentatlón -ha sido campeón por parejas-. Y a todo no se puede llegar.

¿Qué hará a partir de mañana?

-Habrá que descansar. Estos seis meses han sido muy duros, con seis días de entrenamiento a la semana. Hacer estos trabajos cansa física y psicológicamente. Siempre he ido a ver todas las apuestas. Me gusta ver herri kirolak y estaré en las plazas.

“Lo que nos diferencia de otras zonas del mundo es nuestra lengua y nuestra cultura, y parte de eso son los herri kirolak”

“No me gustaría que nuestro deporte se convirtiera en folclore y que solo se hablase de lo que hacían los de antes. Eso sería triste”

“No tengo ninguna pena. Lo único que me quedaba era ganar una txapela individual en pentatlón, y a todo no se puede llegar”

“En los campeonatos no he dado mi talla. Si no me ilusiono, no me preparo bien. Pero siempre he ido a una apuesta al 100%”