- Endika Uriondo (Gizaburuaga, 1996) iba a debutar el 26 de abril en el frontón Bizkaia de Bilbao hasta que llegó la pandemia del COVID-19 y todo el planeta quedó en suspenso. Tuvo que esperar siete meses para estrenarse con Baiko Pilota. Vistió por primera vez el anagrama de la firma bilbaina el 10 de octubre en Gernika, aunque la fecha bailó desde el 1 de noviembre. El caso de Iker Larrazabal (Amurrio, 2002) es bien diferente: su estreno del domingo pasado se aceleró por las circunstancias en las que se encuentra la marca de Bilbao, con quince pelotaris en huelga y las no renovaciones de cuatro de sus deportistas (Eskiroz, Víctor, Laso y Mariezkurrena II). Este fin de semana la promotora vuelve a echar mano de los dos neófitos para completar sus programaciones. Jugarán hoy en Asteasu -donde debutará también Iker Elizegi- y mañana en Amurrio.
"De momento, mi objetivo es ir mejorando poco a poco y seguir entrenando como hasta ahora, con ganas, para intentar dar un buen nivel en los partidos", sostiene el guardaespaldas vizcaino. Su leitmotiv es el "trabajo". "Me quedan dos años largos de contrato por delante. Lo más importante es que me respeten las lesiones y seguir entrenando con regularidad. Ganas no me faltan", destaca el gizaburuagarra, quien sostiene que hay una "gran diferencia" entre el campo aficionado y el profesional. "Hay cambios en muchos aspectos. Por ejemplo, hay pelotas nuevas en todos los partidos, más público, rivales mejor preparados...", admite Uriondo. Sin embargo, coincide en que "el material de profesionales igual me viene mejor. Con estas pelotas, si me pongo bien, puedo hacer más daño, aunque para defender es más difícil".
El estreno del vizcaino en Baiko le llegó a los 23 años, una edad avanzada si se tiene en cuenta el proceso de selección de las empresas y su política de contrataciones. "Soy realista. A los 19 años no estaba preparado para debutar. No era capaz de dar dos pelotazos seguidos a buena. Me ha venido bien curtirme en aficionados. Al firmar, de hecho, era cuando mejor nivel estaba dando de mi carrera. Aun así, tras seis meses de parón, me va a costar volver al nivel, pero tengo claro que debutar antes no habría sido beneficioso para mí. Un zaguero necesita hacerse", recita Endika.
El debut del alavés Iker Larrazabal, por su parte, es especial por su procedencia -es el primero del territorio desde 2009- y porque es el primer manista nacido en el siglo XXI en arrancar en campo profesional. "No me genera presión por los aficionados de Araba; sin embargo, trataré de hacerlo bien por ellos", dice.
Su puesta de largo, eso sí, llegó de la noche a la mañana. Se enteró el viernes de la semana pasada -el día en el que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco suspendió de forma cautelar la final del Parejas- que su estreno iba a ser dos días después: el domingo, en Bilbao, lejos de casa. Hubo respuesta. 150 de los 200 espectadores del frontón eran alaveses. "Fue mucha gente a ver el partido. Cuando nos lo notificaron, se empezaron a mover para ir al Bizkaia", evoca Iker, que es consciente de que "fue todo muy rápido. No me dio tiempo ni a pensar en el partido". "He cumplido un sueño. Estoy feliz", expresa el joven amurrioarra, quien confiesa que "tengo mucho que mejorar físicamente y lo noté en el primer partido, empecé nervioso". "En el profesionalismo, los tantos son más peloteados y hay más pelota. Los rivales, además, están más preparados. Eso sí, para mi estilo de juego, que soy de atacar, me viene mejor el material de profesionales. Hago más daño", verbaliza el alavés.
Larrazabal juega hoy mano a mano en Asteasu, pero diputa mañana el estelar en Amurrio, su pueblo. Baiko alineará al delantero Mikel Urrutikoetxea como zaguero del alavés para completar el envite ante Olaizola II-Uriondo.
"Me ha venido bien curtirme estos años en aficionados; un zaguero necesita hacerse"
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"Tengo mucho que mejorar físicamente y lo noté en mi primer partido"
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