donostia - “Yo soy yo y mi circunstancia”, escribió una vez, hace ya 105 años, un pensador español. El autor de esta cita estudió en Bilbao, en la Universidad de Deusto. Sus padres, años antes, habían decidido que se llamaría José Ortega y Gasset y de él se desconoce si le gustaban o no las regatas de traineras. Sin embargo, la frase que aparece publicada en Meditaciones del Quijote está grabada en la cabeza de los remeros de Kaiarriba-Donostiarra, un club que ayer hizo historia muy cerca de donde el filósofo madrileño pasó dos cursos. Getxo forma ya parte de la historia de la trainera capitalina, que conquistó en sus aguas su primera bandera de la Liga Eusko Label. En su segundo año en la ACT. Batió a Orio por un segundo y 84 centésimas. Esta vez, las circunstancias estuvieron de su parte.

La Torrekua II arrancó el domingo antes de lo deseado. Cuatro centésimas le habían apartado de la tanda de honor la tarde anterior en la ría de Portugalete. Habían completado una gran regata, habían ganado nuevamente a Urdaibai en su serie, pero los cuatro gallos de honor fueron más fuertes. Y tuvieron de su lado unas mejores condiciones para la remada. El quinto puesto en la bandera de Santurtzi “no hizo justicia con el trabajo que hicimos”, se lamentaba después su técnico, Igor Makazaga.

Pero debían seguir su camino. Ayer tenían otra batalla en la que luchar. Hasta ahora, los mejores resultados de Donostiarra este verano habían sido dos segundos puestos y un tercero. Media plantilla no había ganado nunca una bandera en la elite. Y con ese bagaje y múltiples sueños partieron al agua los capitalinos. El sorteo de calles les llevó a la calle 4. Su gran rival de la serie y del verano, el vigente campeón, Urdaibai, lo tendría lejos: en el otro extremo, en la 1.

“Llevábamos ya varias regatas dando un gran nivel, muy contentos con nuestro trabajo”, se sinceró, ya en tierra, Makazaga. El míster esperaba la oportunidad. Los remeros, motivados, salieron a por todas. Su calle exterior ya se había mostrado favorable para la arrancada en la serie anterior y los donostiarras propusieron un fuerte ritmo desde la primera palada.

Los seis segundos de ventaja con los que arribaron a la primera ciaboga ya hacían prever que Donostiarra podría colarse una vez más en el podio de la jornada. Lejos de recortar, Urdaibai volvió a perder tres segundos más a la vuelta, alejándose a más de diez segundos cuando la Torrekua II comenzó su trabajo en el tercer largo. En este tramo de regata se cimentó su victoria, con un parcial que destrozó su serie -Urdaibai viró con una pérdida de 25 segundos- y que acabó resultando determinante en el desenlace de la bandera.

Un discreto largo final, como explicaría después Arkaitz Diaz -“quizá nos hemos precipitado un poco en la remada”, apuntó el patrón-, era el único comodín que tenían Orio, Santurtzi y Hondarribia para soñar con la bandera cuando iniciaron la txanpa final. En ese largo, Urdaibai le había recortado diez segundos. Pero es que la San Nikolas dio la última ciaboga con una desventaja de doce segundos. La fuerza del viento había aumentado. Los donostiarras podían tocar el cielo. Eolo, esta vez, estaba de su parte. ¿Pero sería suficiente? ¿El líder o alguno de sus perseguidores tendría fuerzas para aprovechar el bajón final de la Torrekua II?

Las incógnitas comenzaron a escribirse en mayúsculas muy pronto. Antes, amarillos, morados y verdes habían protagonizado una intensa batalla. Durante tres cuartas partes de la regata habían ido igualadas. Nunca más de tres segundos de diferencia entre ellas. No sucedía lo mismo con Zierbena, que ha vivido un fin de semana negro con el perjuicio de sus calles, las peores tanto en Santurtzi como en Getxo. Ayer, los galipos sólo pudieron ser octavos, su peor clasificación del año y un jarro de agua fría en sus aspiraciones ligueras.

Las ilusiones de poder optar a la liga cada vez son menores para el trío perseguidor de Orio. El líder no pincha, es inmune a las circunstancias, si bien es cierto que tampoco aún le han sido demasiado contraproducentes. Este hecho no resta ni un ápice el mérito de una trainera que siempre va a por todas. Ayer, un nuevo ejemplo: cuando, en el ecuador del último largo, soltó definitivamente a Santurtzi de su popa y se aseguró ser el más rápido de los botes de cabeza en la general, la San Nikolas no se relajó. De hecho, imprimió una marcha más a su ritmo. Habían rebajado a la mitad su desventaja sobre Donostiarra. Si seguía la tendencia en el minutero, el doblete del fin de semana estaba en las manos del trece oriotarra.

La distancia se llegó a reducir a solo un segundo a falta de 200 metros para la meta. En la Torrekua II no querían mirar. “Cuando los botes de la tanda de honor iniciaron el último largo, los chavales decidieron ponerse a remar para descalentar”, confesaba ayer Makazaga a este periódico. Los donostiarras no querían saber las referencias: de ello se ocuparon el míster y el coordinador del club, Eugenio Rodríguez. Cuando Orio llegó a meta, ambos miraron desde la zodiac al bote y, ahora sí, levantaron los brazos. Y entonces, la explosión. Júbilo, gritos, zarandeos? El bote era una fiesta sobre un suelo inestable. “El sueño de muchos, hecho realidad”.

hondarribia pierde la segunda plaza Mientras Orio entraba a meta más líder, con 16 puntos de renta ahora sobre Santurtzi, Hondarribia perdía la segunda plaza de la general tras un mal último largo. El bote bidasotarra no consiguió estar en la pelea por la victoria de la tanda hasta el final y fue perdiendo segundos con respecto a Orio hasta alcanzar la decena en meta. Resultado final: quinto puesto para la Ama Guadalupekoa.

Por otro lado, en la primera serie del día, San Pedro tampoco dio con la tecla. Ni la suerte estuvo de su lado. La Libia se volvió a dejar puntos con Astillero en su particular batalla por eludir el farolillo rojo de la clasificación y el descenso directo a ARC-1. Los cántabros fueron superiores a los morados y a Lekittarra, que acabó en última posición la jornada y se mete en problemas. La renta que tenía sobre Astillero en el décimo puesto de la general se ha reducido a sólo tres puntos.