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Del frontón Labrit al Navarra Arena

Eugui y Nagore protagonizaron en 2000 la primera y hasta mañana única final que se ha disputado en Pamplona

Del frontón Labrit al Navarra Arena

El frontón Navarra Arena se encuentra ya preparado para albergar mañana su primera final de uno de los tres grandes torneos que anualmente organiza la Liga de Empresas de Pelota a Mano (LEP.M), la que van a disputar Jokin Altuna y Joseba Ezkurdia dentro del cuatro y medio. Sin embargo, en este sentido no van a ser pioneros en Pamplona, ya que Patxi Eugui y Jorge Nagore ya protagonizaron hace 18 años una final de la jaula en la capital navarra, concretamente en el frontón Labrit, escenario en el que el agoizko se caló la txapela al endosar un contundente 22-5 al delantero de Irurtzun.

“La bombonera pamplonesa, el frontón Labrit, acogió por primera vez en su historia la final de uno de los tres grandes campeonatos que vertebran la actividad anual de la mano”, rezaba uno los textos publicados en este periódico el 18 de diciembre de 2000 en referencia a un partido que se jugó un día antes. Fue un duelo desigual y salpicado por la polémica, sobre todo en vísperas de su disputa, cuando ambos pelotaris se enzarzaron en un virulento litigio a cuenta del material seleccionado por uno y por otro.

Eugui, el más quejoso de los dos finalistas tras la elección de las pelotas para el duelo por la txapela, llegó a afirmar que “igual hago un favor a la gente si no juego”.

La cuestión es que el delantero de Aoiz sí compareció y, además, lo hizo empleando el material escogido por su oponente en la final, con el que trituró a un Nagore capaz únicamente de sumar cinco tantos.

La final apenas tuvo historia y se resolvió en poco más de media hora de juego. “El público llenó completamente el aforo del Labrit y se quedó con las ganas de disfrutar de una final más brillante”.

Dieciocho años después, el frontón Navarra Arena le toma el relevo al Labrit, cuyo funcionamiento y rendimiento para las empresas está fuera de toda duda, con el objetivo de que conseguir otro lleno -está asegurado- y disfrutar de una final más emocionante.