samara - Dos goles de Harry Maguire y Dele Alli sirvieron para que, 26 años después, Inglaterra vuelva a jugar una semifinal de un Mundial de fútbol, tras derrotar ayer en el partido de cuartos a Suecia (0-2), en Samara, donde el equipo de los Tres Leones se reencontró con su historia.

Inglaterra, campeona del mundo en 1966, casi siempre candidata a todo y acreedora a nada, ha vuelto, quizás en el momento menos esperado, con un equipo muy joven e inexperto, a la elite del fútbol mundial. Y el próximo miércoles jugará en el estadio Luzhniki de Moscú.

Sin practicar un fútbol espectacular, doblegó a la sobria y compacta Suecia; pasó a la semifinal y desencadenó el delirio en Inglaterra, donde la cerveza fluye en unos pubs cuyas televisiones repiten una y mil veces las imágenes en blanco y negro de Bobby Moore alzando, hace 52 años, el trofeo Jules Rimet en Wembley.

Emil Krafth, por el sancionado Mikael Lustig, y Sebastian Larsson, de vuelta tras su partido de sanción ante Suiza en octavos (1-0), fueron las novedades de Suecia, con su dúo de centrales, Victor Lindelof y el capitán Andreas Granqvist, una línea medular de cuatro; y sus dos puntas habituales, Marcus Berg y Ola Toivonen.

Southgate repitió el once que sacó contra Colombia, eliminada en los penaltis: Ian Walker, John Stones y Harry Maguire, formando trío de centrales; con Kieran Trippier y Ashley Young de carrileros; el centro del campo para Jordan Henderson, Dele Alli y Jesse Lingard; y Raheem Sterling y Harry Kane, máximo goleador del torneo, en ataque.

Fue Kane, faro del Tottenham de Mauricio Pochettino, el que lanzó el primer aviso, en el minuto 18, con un tiro que salió por la derecha de la portería de Olsen. En un primer acto poco espectacular, Inglaterra fue la que más propuso para adelantarse a la media hora gracias a un gran testarazo del gigante Maguire (1,93 metros), remate que hizo probar de su propio jarabe de juego aéreo a los suecos tras un córner desde la izquierda lanzado por Young.

Suecia apenas aportó un centro-chut desde la izquierda de Forsberg, su jugador más creativo, en el minuto 42, poco antes de que Sterling, en tres ocasiones -una de ellas invalidada por fuera de juego- pusiese en jaque a la zaga nórdica. En la más clara, Olsen metió una mano de oro, poco después de que fuese Lindelof el que desbaratara la acción del atacante del Manchester City.

Siempre mejorando en las segundas partes en este torneo -en las que habían marcado cinco de sus seis goles-, los hombres de Janne Andersson dispusieron de su ocasión más clara nada más reanudarse el juego, en remate de cabeza de Berg que hizo lucirse a Pickford, el héroe del día contra Colombia.

Pero lejos de echarse atrás y dedicarse a especular, Inglaterra, que había jugado su última semifinal en el Mundial de Italia 90, no pretendía cederle el privilegio de acceder al penúltimo partido a su rival. Un perfecto centro de Lingard, en el minuto 59, sirvió para que Dele Alli, de nuevo de cabeza, batiese por segunda vez a Olsen.

Inglaterra aguantó el resultado y su afición cantó varias veces el God Save the Queen y el Samara Arena despidió a los flamantes semifinalistas con la música de The Lightening Seeds, la de los tres leones en la camisa. Inglaterra festeja: el fútbol ha vuelto a casa. Y es inglés. - Efe