Un año atrás en Australia decidieron desterrar la presencia de las azafatas en los podios del Tour Down Under en un apuesta por dignificar la imagen de las mujeres en eventos deportivos. El Gobierno del Sur de Australia consideró entonces que la presencia de las azafatas que reparten besos iba en contra de la lucha de la normalización de la presencia de las mujeres en los eventos deportivos. Se acabaron los besos en Australia y algunas pruebas, como la Vuelta al País Vasco, decidieron hacer suya la idea que enraizó en las antípodas. La Vuelta a España también decidió virar su protocolo de podio para que la imagen de las azafatas no fuera cosificada.
En Australia, donde amanece el WorldTour -la última etapa fue para André Greipel-, han optado por ir más allá y han resuelto que para la próxima edición del Tour Down Under, el campeón y la campeona de la carrera recibirán el mismo premio en metálico por conquistar la prueba. Se equiparará de esta manera el esfuerzo de los competidores independientemente de su sexo. Ambas carreras repartirán 90.000 dólares en caso de hacerse con el evento, algo que no sucedió en la presente edición. El ministro de Turismo, Leon Bignell, fue el encargado de anunciarlo en la cena anual de la Noche de Leyendas en el Centro de Convenciones de Adelaida. “Estas son noticias emocionantes para el deporte femenino y estoy encantado de anunciar que nuestro Gobierno otorgará el mismo premio en metálico para las ciclistas femeninas en la carrera”, expuso el mandatario. Por su parte, David Lappartient, presidente de la Unión Ciclista Internacional, apuntó: “Aplaudo los pasos dados por esta carrera. Soy un firme defensor del empoderamiento de las mujeres en el deporte en general y el ciclismo de manera más específica”.
El sudafricano Daryl Impey (Mitchelton-Scott) alzó el trofeo de vencedor final, vistió el maillot naranja que le acreditó como el mejor y se llevó un cheque de 12.000 euros. Días atrás, el triunfo final entre las féminas correspondió a Amanda Spratt (Mitchleton-Scott). Las mujeres tuvieron que repartirse 12.000 euros la recompensa recibida solo por Impey como ganador. Eso cambiará en 2019, cuando los premios se equiparen, una conquista, que aunque tardía, supone un rayo de luz y una grieta de esperanza en el ciclismo, espejo corregido y aumentado de la sociedad, donde las mujeres no son tan valoradas como los hombres aunque su desempeño sea semejante.
enormes diferencias El modelo australiano queda, sin embargo, lejos del día a día de competiciones similares en el formato pero que encuentran diferencias siderales a la hora de los presupuestos que manejan las carreras y, por ende, el reparto de premios. Una victoria de etapa de la Vuelta al País Vasco se cotiza a 4.000 euros. El triunfo de la general se va hasta los 12.000 euros. En total se reparten 90.000 euros en premios. Unas cifras impensables en el ciclismo femenino, que trata de sobrevivir por la ilusión y el amor que la modalidad despierta en las competidoras.
En la Emakumeen Bira, la carrera más prestigiosa del calendario femenino estatal, la vencedora final recibe un premio diez veces menor que en categoría masculina: 1.200 euros. El triunfo por una etapa no alcanza los 500 euros, se queda en apenas 450. La organización reserva para premios 24.000 euros, que es lo que establece la Unión Ciclista Internacional (UCI) en virtud de la categoría de la prueba. Esos son los datos correspondientes a 2017, que variarán en la próxima edición puesto que la Emakumeen Bira pertenecerá al máximo escalafón del ciclismo femenino. En cuanto a las carreras de un día, muchas de ellas pertenecientes al Torneo Euskaldun de la Federación Vasca, otorgan una recompensa de 120 euros. Lo mismo que para los ciclistas aficionados. Alzar los brazos en la Copa de España cotiza aún menos: 100 euros por victoria. Esto no es Australia.
Euros en premios. Impey se llevó 12.000 euros como vencedor. Cada ganador de etapa obtuvo 4.000 euros.
Euros en total. La prueba femenina repartió esa cantidad entre la ganadora final y las distintas vencedoras de etapa así como de las clasificaciones secundarias.