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Luz para un año “negro”

Reaparición Eneko Lizarralde (murias) regresa mañana a la competición en el grand prix d’isbergues galo, tres meses después de sufrir un grave accidente

Luz para un año “negro”Javi Colmenero

donostia - El pasado 9 de junio, Eneko Lizarralde (Euskadi Basque Country Murias) apuraba ya los kilómetros finales de su entrenamiento cuando, bajando Gorla, cerca de su domicilio en Bergara, vio cómo un camión que circulaba en sentido opuesto invadía su carril para tomar una curva. Con el objetivo de evitar una colisión peligrosísima, el ciclista tuvo la lucidez de salirse de la calzada, quedando el saldo del accidente en una especie de mal menor para lo que realmente podía haber sucedido: lesiones de clavícula que le obligaron a pasar por el quirófano, un neumotórax y golpes en lumbares y cervicales cuyas secuelas ha costado eliminar. “Pensaba que la temporada se había terminado para mí”, asegura a toro pasado.

El panorama actual, sin embargo, es distinto. Eneko reaparece mañana en el Grand Prix d’Isbergues, una cita que figura en su calendario desde que el director deportivo Jon Odriozola le llamara a mediados de agosto para tantearle. “Llevaba solo cuatro semanas entrenando, y de forma muy suave. Le dije que intentaría ponerme todo lo a punto que fuera posible. Y allí estaré. Soy realista. Habrá gente con estados de forma muy superiores al mío. Pero a día de hoy no sé si el año que viene seguiré siendo ciclista. Así que me centro en disfrutar de la carrera, dentro de lo posible”, indica el de Bergara, cuyo 2017 ha resultado “negro”.

“Preparas una pretemporada con mimo. Entrenas durante todo el invierno. Y luego llegas a la Challenge de Mallorca para marcharte a casa el segundo día”, recuerda Lizarralde sobre la fractura de muñeca que sufrió en las carreteras baleares. Después de este primer traspié, no regresó a la competición hasta bien entrada la primavera. Y lo hizo con muy buenas sensaciones. “Iba a ir a la Route du Sud. Me estaba encontrando muy bien. Pero llegó el segundo accidente”, explica sobre un contratiempo al que ha costado dar la vuelta. “No han sido solo las fracturas o el neumotórax. Producto del golpe, por ejemplo, al principio me costaba mucho levantar el cuello cuando iba en bicicleta, simplemente para mirar hacia adelante y ver la carretera. Es un gesto que no aprecias cuando estás bien, pero que tiene su cosa y que hay que hacer sí o sí. Yo no lo tenía fácil”, recuerda el ciclista sobre sus primeras salidas, muy suaves, que llevó a cabo acompañado por su novia.

la reaparición Poco a poco, el Grand Prix d’Isbergues se ha ido acercando en el calendario, y Lizarralde ha acelerado sus entrenamientos. “Se ha tratado simplemente de coger un punto que me permita competir. Porque esa base que siempre se necesita no he tenido tiempo de adquirirla. ¿Mi papel en Francia? Se va a correr a mil y yo intentaré hacerlo lo mejor posible”. La carga de trabajo de esta última semana ha sido difícil de asimilar. “Llegué el miércoles de entrenar y me sentí mal, con fatiga y con problemas estomacales. Era el cuarto día consecutivo de cierto volumen y, estando en el momento en el que estoy, parece que lo acusé”.

En cualquier caso, Lizarralde no pierde la calma, porque dice ser “consciente” de que el signo de su futuro no pasa por lo que ocurra mañana. “Espero seguir en el equipo el año que viene. Pero aún no sé nada. Cuando tuve el accidente me dijeron que estuviera tranquilo”. En el horizonte espera un 2018 ilusionante, con el ascenso del equipo a la categoría Continental Profesional. Eneko tiene 24 años, y es uno de los ciclistas del Murias que integran el equipo desde su creación en la temporada 2015.