Si ya hace unas semanas hablamos en esta página de Desveda del setter y el pointer, dos razas caninas especialmente dotadas para labores cinegéticas, en esta ocasión vamos a centrarnos en el bretón y el braco alemán. Son las dos razas de muestra continentales por excelencia que también ocupan posiciones de honor en el top ten de los perros de caza.
Del spaniel bretón dicen los expertos que es una raza especialmente completa. Tanto como perro de muestra, como de colaborador. Destaca por su pasión por el agua y por su carácter duro, trabajador y vigoroso. Son ejemplares veloces, inteligentes y resistentes al calor, características que le convierten en uno de los especialistas de la media veda. Pocas aves migratorias se le resisten, pero su preferida es la codorniz.
Aunque se lucen en los lances de media veda y de la temporada general de caza menor, bastantes becaderos buscan su compañía por diferentes motivos. Su olfato, su esfuerzo y su fortaleza, entre otras. Gracias a estas aptitudes son capaces de perseguir sin desmayo a la dama del bosque por los rincones o huecos más insospechados.
Tanto en los bretones, como en los bracos alemanes, son muchos los cazadores que agradecen también su cercanía. Que sean perros que sirvan a la escopeta. “Setter y pointers van más lejos. Recorren mucho monte y mueven mucha caza, pero igual al cabo de dos horas están ya agotados. Los bretones y los bracos van más tranquilos, pero no paran de buscar y parece que no se agotan”.
Son palabras de Oskar Hernández Sarabia, que tiene claro lo que busca en un perro de caza. En su caso, los bracos alemanes se ajustan perfectamente a sus preferencias. “Tengo ahora el segundo, de 9 años, y para febrero, quiero comprar un cachorro para que vaya aprendiendo. Mi padre, sin embargo, se decanta por los bretones”.
Obediencia Hernández Sarabia valora por encima de todas las cosas la obediencia de los bracos -“mi impresión es que se dejan adiestrar mejor que los setter, por ejemplo”-, y que camine a pocos metros del cazador. “Me gusta llevar al perro al lado, sin que se separe demasiado de mí, viendo lo que hace. A otras razas les ponen collares, pero es algo que a mí no me gusta”, corrobora.
Considerado uno de los perros de caza más completos, su origen es relativamente reciente. Hay expertos que sostienen que la raza surgió en el siglo XIX al ver los cazadores alemanes la necesidad de contar con un perro versátil que sirviera para las diferentes modalidades cinegéticas, en vez de tener una raza diferente para cada especialidad.
Polivalencia Con mucha energía, un olfato extraordinario, una inteligencia canina superior a la normal y gran resistencia física, se adapta a cualquier tipo de actividad cinegética y a cualquier terreno. Aventajado en la codorniz y la perdiz roja, se mueve con agilidad en el agua, rinde en la caza mayor y como seguidor incansable de rastros, sorprende con las becadas.
Esta polivalencia también cautiva a Hernández Sarabia. “¡Se hace a todo!”, enfatiza. “Yo me dedico sobre todo a la caza menor -añade-, pero vayas a lo que vayas, ya sean conejos, perdices, recechos de corzos o jabalíes, nunca se amilana”. Por todas estas razones, el braco alemán se ha hecho un merecido hueco entre las razas más tradicionales de caza.
Si tenemos que poner alguna pega, los expertos tampoco dudan. “Es un cabezón, pero muy noble”, zanjan.