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Altuna III marca la diferencia

Jokin y Albisu, errático y con la diestra tocada, ganan a Urruti-Larunbe en el inicio de san mateo

Altuna III marca la diferencia

donostia - Jokin Altuna es descaro y tozudez. Jon Ander Albisu, una cordillera. El de Amezketa es hábil en la lectura y no tiene miedo a la hora de entrar en debates cuerpo a cuerpo. El ataundarra asoma con perfiles distintos: picos y valles; altura y descenso. Se le rapela el golpe o se le precipita al cielo. Ayer tuvo una tarde gris. A Altuna, sin embargo, el oxígeno de una última semana algo más tranquila, sin excesiva carga de partidos, cuestión que arrastra, que contrae el nervio, le dio un plus. Un paso más. Un factor determinante ante Mikel Urrutikoetxea y Mikel Larunbe, donde el guipuzcoano fue el más destacado. En pleno tajo, Jokin fue capaz de rescatar de una espiral de yerros a su compañero, instalado en una falla de juego arrebolada por una derecha dolida, en un duelo romo y soso para exponer la realidad de su colmillo, cimiento de triunfos y constante caballo de batalla de su cerebro.

El guipuzcoano, arte y ensayo, tomó las riendas. Se expuso. Fue un ariete. Fue alimento. Fue sustento. Expuso su propio yo al debate contra un pelotari de más potencia y acabó venciendo. Se vendió y se buscó las habichuelas, porque Albisu estaba asaeteado por sí mismo. El espejo estaba roto. El mundo se le escapaba. El ronzal del partido se esfumaba.

Aun así, a la brillantez de Altuna tampoco se le emparejaron los vizcainos. Urrutikoetxea trabajó y dio ritmo e, incluso, acabó algún tanto de mérito, pero no disfrutó de pelota para terminar. Y es que, Larunbe asomó currante pero tímido en pegada y fallón. Ante eso, a pesar de los continuos vaivenes de Albisu, el dominio se perdía en el limbo para loor de los azules. De todos modos, el estreno de San Mateo eleva a Altuna III, prodigio en el Adarraga, y a Albisu de cara a la disputa por la final. Luces en la niebla las del amezketarra. porque los parones y fallos frenaron el espectáculo.

El duelo se desvirgó colorado, pero pronto tomó cariz guipuzcoano. Un zurdazo atrás fue la primera muesca de Urrutikoetxea, recientemente recuperado de los problemas en la izquierda.

Una escapada de Larunbe empató a uno y el hueco se amplió. El 1-4 elevó las alarmas vizcainas, que se apagaron porque Jon Ander sumó tres fallos consecutivos, uno con la derecha y dos con la izquierda. Aunque abrió boquetes, una pelota se le metió en la diestra y el partido cambió para él. Perdió el norte. Se olvidó la brújula. El rumbo se le torció. Empataron a cuatro y a cinco.

Y Altuna III tomó el mando. La contienda pasaba por el enredo. Alargó las diferencias del 5-4 al 8-14. Larube estaba incómodo; Urruti, también. Y en el río revuelto, el rey del caos, Jokin, fue el que se llevó el gato al agua: del 10-15 al final, terminó seis tantos en jugada y un saque.