“Ahora valoro más ganar una ‘Concha”
Etxabe (Oiartzun, 1966) suma y sigue como técnico rosa. El domingo se adjudicó su novena Bandera de La Concha, la tercera de unas ‘batelerak’ que ya son historia
DONOSTIA- “La regata de hoy es de las que hace afición”, dijo el domingo en la rampa tras su victoria.
-Así lo creo. Nosotros tenemos la alegría e Hibaika la pena, pero ambas traineras estuvimos con la bandera en juego hasta la última vaga. Entiendo que para nuestras rivales pudiera ser decepcionante, porque ya llevan tres años cerca, intentándolo y sin conseguir la bandera, pero para el espectáculo y para el auge del remo femenino fue muy positivo.
¿En el agua ofrecieron más espectáculo las chicas que los chicos?
-Una emoción así, con tiempos tan buenos, era impensable hace unos años. Si analizamos los aspectos del remo femenino y sus regatas, igual ya estaría bien que se ampliara el campo, no sé si a las tres millas náuticas de los hombres, pero sí un cuarto más que ahora. En los chicos se ha visto que hay una diferencia evidente entre Hondarribia y Urdaibai respecto al resto y, en cambio, en nuestra categoría, ya el año pasado estuvimos tres botes, Hibaika, Zumaia y nosotras, en tres segundos. En esta se ha vuelto a repetir con Orio.
Cada año el mapa del remo femenino se ensancha.
-Sí, este año, por ejemplo, Deustu ha sacado trainera, un hecho que me alegra y que es positivo para todos. Porque al final esto suma nivel y da otra repercusión a los triunfos.
Ustedes tienen a cuatro remeras vizcainas. No se les vayan a ir...
-Bueno, pero ellas están muy integradas aquí. Sé que ellas hacen un esfuerzo titánico en todos los aspectos para venir y sería más sencillo para ellas remar en Bizkaia y sé que les gustaría, pero también en el remo hay que saber adaptarse a los tiempos. Yo era de los que creía que había que remar siempre en un solo club, pero si cambias de aires, se te abre la mentalidad y vives nuevas experiencias. El remo está evolucionando también por eso, porque ha habido diferentes estilos, clubes que han fichado, cada uno con sus armas. Si lo valoramos todo en su conjunto, en los chicos hay que dar las gracias a estos clubes que invierten con dinero, porque ha obligado a los de cantera ha apostar más por mejorar el nivel de los jóvenes, y el ejemplo es Hondarribia, que ha llegado a la elite trabajando muy bien la base.
Parece que el remo navega en ese camino de volver al dominio guipuzcoano de los años 90.
-Sí, pero con un nivel más alto. Con el tema de fichajes, dinero aparte, el ámbito deportivo ha mejorado. Gracias a los Castro, Astillero, Kaiku... el resto ha tenido que luchar más y mejorar sus canteras.
San Juan tiene en sus tostas a la remera más laureada, la gallega Andrea Oubiña.
-Las chicas que vienen de abajo quieren ser como ella. Tiene ya seis y la ven tan tranquila entrenando con ellas. Eso les hace ilusión. Es bueno tener a gente como ella en el club, que quiera remar aquí, porque ayuda a que nuevas chicas quieran venir a remar y mejorar el bote.
¿Qué fue lo primero que pensó cuando le comunicaron que les había tocado la calle 1?
-No me gustó nada. No la quería ni por asomo, y más sabiendo luego que tocaba Orio en la calle 2. Cuando hay dos juntos, al final pueden salir los dos perdiendo. Para salir sabía que la 1 era buena, pero pasando el Aquarium ya dejamos de sacar ventaja porque el rebote de la ola nos frenaba. Vi perdida la regata a dos minutos de ciaboga; volviendo, sobre la isla, veía que el juez nos mandaba para babor y nos estuvimos metiendo en un jaleo que no me gustaba. Si no sufrimos, la bandera la tenemos perdida, lo tenía clarísimo. Ya se lo dije en el calentamiento. Felicito al equipo porque lo que les dije en la charla lo cumplieron a rajatabla. La mejor regata del año.
Al final, ganaron la bandera el día que peor sensaciones tuvieron.
-Así es. El primer domingo no sabemos qué nos paso... salimos alocados y después en la vuelta perdimos conexión telefónica. Con los dos segundos en meta te quedas pensando que ni tan mal, y mira, esa ventaja es la que nos ha dado la victoria. Quizás fue la suerte del campeón.
Y que La Concha es La Concha.
-Es que siempre lo digo, ahí hay muchos nervios. La repercusión que tiene y la presión con la que lo viven los remeros es mucha. Por eso me da pena que la organización no esté a la altura de los deportistas.
¿Por qué?
-Lo que pasó en la primera tanda de los chicos no puede pasar. A mí cuando la gente habla de la del remo... yo no me imagino que Usain Bolt vaya a correr la final de los 100 metros y que tenga que decir en la salida que Nos estamos olvidando que esos remeros llegan con 200 pulsaciones, que llevan once meses preparándose y que el bote se pueda despistar por cosas así hacen mucho daño. Es una falta de respeto. Se puede y se deben hacer más esfuerzos para que los yates respeten. A nosotros ya nos pasó en 2014, no veíamos la baliza de fuera.
¿Qué hace grande entonces a la Bandera de La Concha?
-La afición y su historia. Yo con las chicas he comprendido que La Concha es algo muy especial. Incomparable. Su repercusión es total. Ayer veía a abuelos del pueblo, de 90 años, llorando y a mí eso me encoge el corazón. No creo que haya algo más bonito que eso para un remero.
Se emociona, y eso que ya tiene nueve banderas en su haber.
-Más que por mí, yo me emociono por la gente de San Juan. A las chicas les digo siempre: . Antes no me enteraba de la repercusión en la calle de lo que lleva el ganar para un pueblo como San Juan. Ahora valoro más que antes ganar una . Vivo al lado del Ayuntamiento, y hoy -por ayer- lo primero que he hecho, al ver que seguía colgada la bandera, es sacarle una foto desde mi balcón. A mis hijos, cuando han entrado a clase, les han aplaudido. ¡Por su padre!
¿Hace cuántos años que no se va de vacaciones con ellos en verano?
-Ya no lo recuerdo. Tampoco soy mucho de vacaciones, pero sí que hay momentos que ves que se va tu familia de viaje unos días y faltas tú. Te pierdes momentos con tus hijos, sobre todo cuando eran pequeños. Pero somos así, llevamos el remo en la sangre y, en mi caso, tengo la suerte de que mi familia lo acepta.
¿Qué hace cuando no piensa en remo?
-Estar tranquilo. Pasear por el monte, estar con los hijos. Desconectar.
Es de mar, pero le gusta el monte.
-No me gusta sumergirme (ríe)... Me pongo muy nervioso cuando estoy en el agua. No me gusta nadar.
Mójese por esta vez. ¿Y ahora, qué?
-Pensar. Mi cabeza siempre va a ser continuar. Aquí, allí... Estoy abierto a todo, pero siempre que tenga el de la familia. Si sale un proyecto que me ilusione más, yo me iré. En el club lo saben desde el primer día.
¿No ha tenido un buen año?
-Ha sido mi año más difícil, porque hay mucha competencia en el equipo y he tenido que tomar decisiones duras, pero esto no condiciona mi continuidad. Yo siempre escucho, he dicho que no a algunas ofertas, y ahora sigo escuchando.
¿Y qué escucha?
-Ruidos de campana (ríe). Mi teléfono siempre está en marcha, no me cierro puertas. Estoy feliz aquí, pero si decido irme, quizás alguien no lo entienda, pero es ley de vida.