pamplona - Al ganar 30-21 a Barrenetxea IV, Urriza reeditó la txapela del Individual. Ha conseguido cuatro trofeos (2012, 2013, 2015 y 2016). Suma y sigue para el pamplonés, que comenzó como palista y se reconvirtió.
¿Qué significa para usted esta cuarta txapela del Individual?
-Significa un alegrón tremendo y es una gasolina para seguir hacia adelante. Es una satisfacción por todo el entrenamiento que llevamos encima. Siento el deber cumplido.
Con este título iguala a Matxin II -cuatro txapelas en cuatro finales-. Solo tiene por delante al incombustible Koteto Ezkurra, con once.
-Bajo mi punto de vista, Ezkurra está a un nivel inalcanzable. Es otra liga. Suelo decir que tengo la excusa de que llegué tarde al remonte (risas). Eso es otro mundo. Koteto es el mejor remontista de la historia y no está al alcance de nadie.
Aun así, en el palmarés histórico de la especialidad se encuentra en el segundo cajón del podio, ¿no?
-Pensándolo en frío, que te comparen con pelotaris como Matxin II es un privilegio y una gozada. Era algo impensable cuando en su día comencé a jugar a remonte. Estoy muy feliz por todo lo conseguido.
¿Se le pasaba por la cabeza estar en este punto la primera vez que cogió un remonte?
-Era inimaginable. Cuando comencé a jugar, aspiraba a debutar y a devolver la confianza que habían puesto en mí. Traté de dar todo lo posible. Cuando ves que vas subiendo escalones, que cada pasito adelante es una satisfacción y llegaron las txapelas del Parejas, sí que me puse como una meta de futuro el poder ganar algún día una txapela del Individual. Y ya van cuatro.
Esa gasolina es la que alimenta la necesidad de continuar el trabajo.
-Al final, vamos cumpliendo años y cada día cuesta más prepararse para retos como este. Cuando las cosas salen bien, tienes el alimento necesario para prepararte y ponerte más retos. Enseguida viene el Parejas y el Masters de Navidad. Me tocan unos días de descanso y vamos a por ellos.
¿Descansará?
-Un par de semanas estaré tranquilo para coger fuerzas de cara a todo lo que me viene encima.
¿Qué tal fue la celebración de la txapela?
-Fue algo muy bonito. En Galarreta hubo mucha gente. El ruido y el ambiente fue muy bueno. Por la noche estuvimos cuarenta personas cenando y lo celebramos por todo lo alto.
¿Hay hueco en casa para el título?
-No soy demasiado detallista. Las guardo a buen recaudo, pero no tengo llena la casa de trofeos.
¿Se intuye un cambio generacional en el remonte al acceder Endika Barrenetxea a la final?
-Desde luego. Es un soplo de aire fresco. Es un pelotari con una progresión espectacular estos últimos años. Para el remonte es muy bueno. Se está trabajando bien en las escuelas y es una buena noticia para todos.
¿La clave estuvo en el resto?
-Quizás estuvo en ser más sólido en el peloteo. Ninguno hizo daño con el saque. Endika lo usa como arma y cuando estuvo acertado fui valiente. Conseguí meter la pelota en la cesta. Fue muy importante. El saque y el resto son vitales, pero en estos niveles es importante ser sólido, defender y no fallar pelota. Eso fue clave para mí.