donostia - Usain Bolt cumplió con la primera parte de su misión en los Juegos de Río. El Estadio Olímpico estaba lleno en espera de la aparición del jamaicano, del hombre que ha convertido el atletismo en un espectáculo de masas y que no defraudó. Desde ayer, es el único atleta que ha ganado el oro en tres Juegos consecutivos. Desde Pekín 2008 no hay velocista que pueda con el relámpago de Kingston. Bolt ganó la final de 100 metros con la autoridad que acostumbra, pero la marca de 9 segundos y 81 centésimas pudo dejar un poso de decepción, sobre todo porque en las semifinales había corrido en 9.86 sin apretar a fondo en los últimos metros.
Salió de manera discreta, como es su costumbre, tardó en dar alcance a Justin Gatlin, pero a partir de los 80 metros el oro fue suyo con una marca solo dos centésimas más que el año pasado en el Mundial de Pekín. El estadounidense (9.89), que ya tiene 34 años, hizo casi una décima más con lo que puede decirse que la victoria de Usain Bolt fue clara. Andre De Grasse cerró la carrera en 9.91, una centésima menos que el año pasado. Pero es que el canadiense es, claramente, el futuro de la prueba. Trayvon Bromell, bronce compartido en el Mundial, acabó último y el francés Jimmy Vicaut, que había corrido en 9.86 este año, solo pudo ser séptimo sin bajar de los diez segundos.
Quien esperara un récord del mundo, o una marca por debajo de 9.70, quizás está pidiendo algo que ahora mismo no está al alcance del jamaicano ni de nadie, por más que seis atletas bajaran ayer de los diez segundos. Que se repitiera el podio del año pasado en el Mundial es bastante significativo de que no es fácil correr mucho más rápido de lo que corre esta gente. “Siempre habrá quien pueda dudar. Pero que no se equivoque. Estoy en mejor forma que el año pasado. Solo hubo una hora y media de descanso entre una carrera y otra y las piernas no me iban. Con más tiempo de descanso podría haber batido el récord del mundo porque me sentía muy bien. Pero he ganado, que es a lo que he venido”, explicó Bolt una hora y media después de haber acabado la carrera en la recta y empezar otra competición paralela en las entrañas del estadio.
el espectáculo paralelo Porque él mismo es consciente que los menos de 10 segundos que dura recorrer la recta no es suficiente para explotar su figura. Bolt celebró su oro con todo el que se lo pidió en las dos vueltas de honor a un estadio enfervorizado, firmó autógrafos, se subió a las gradas, se hizo selfies, atendió a las decenas de medios acreditados... Todo porque su carisma desborda, es incontenible. “Tengo esperanza de que los atletas jóvenes entiendan la importancia de transmitir al público una energía positiva. Al público le encanta ser parte de la competición, no sólo verla...”, comentó.
Además, sacó una conclusión: “Un par de carreras más y seré inmortal. Me gusta pensarlo”. La atención en Río se ha desviado de la piscina al estadio, de la leyenda Michael Phelps a la leyenda Usain Bolt que se ha puesto hacer el triplete del triplete, ganar el oro en los 100, los 200 y el relevo 4x100, para pasar a la eternidad olímpica como ha pasado el nadador estadounidense. “He venido para probar al mundo que soy el mejor una vez más. Es el primer paso en la dirección correcta. No fue la ejecución perfecta, pero he ganado”, añadió.
Hoy empezará su participación en las series de 200 metros donde su oro es aún más evidente que en el 100. “Es la prueba que más quiero ganar. Y mi confianza ha aumentado mucho después de hoy. Si tengo tiempo de descansar después de las semifinales, creo que podría incluso romper el récord del mundo”, aseguró Usain Bolt, la estrella que iluminará la segunda semana de los Juegos Olímpicos de Río, la que quiere ser inmortal.