donostia - Garbiñe Muguruza ha tenido que combatir desde el comienzo de año contra las expectativas que ella misma creó con su excelente final de 2015 y llega a Roland Garros, que comienza mañana, con ganas de dar un golpe en la mesa. Sus resultados, Copa Federación al margen, no han sido brillantes ya que de los nueve torneos que ha disputado solo en el último, en Roma, ha logrado llegar al menos a semifinales. Sin embargo, no ha dejado de acumular montoncitos de puntos que le han colocado a menos de 700 de Agnieszka Radwanska, la número 2 del mundo. La tenista vasco-venezolana solo ha logrado un triunfo ante una Top 10 (ante Bacsinszky en Roma), pero también solo ha cedido ante dos Top 10 (ante Azarenka en Miami y ante Kvitova en Stuttgart). La mayoría de sus derrotas han llegado ante rivales situadas entre el puesto 20 y el 65 que aprovecharon la presión que la propia Muguruza se ha puesto y que le ha hecho elevar su cuota de errores por un exceso de precipitación.
El circuito femenino está así, cualquiera paga un mal día o pasa de ganar un torneo a ceder en la primera ronda del siguiente. La de Caracas está en el puesto 17 de la carrera anual hacia las Finales WTA de Singapur. De hecho, es la única entre las nueve primeras del ranking mundial que aún no tiene este año un título o una final. Su capacidad para jugar bien en todas las superficies debe venir acompañada, ahora que es una jugadora a batir, de una mejor lectura de los partidos y, en este sentido, en el torneo de Roma se vio a una tenista con ganas de ser agresiva, de buscar los puntos en la red.
Cuarta del mundo, pese a todo, de Garbiñe Muguruza se espera mucho en Roland Garros, donde ha sido cuartofinalista en las dos últimas ediciones y derrotó a Serena Williams en 2013. La de Caracas llega mentalizada y con confianza para confirmar su mejoría. El sorteo de ayer le permitió esquivar a Serena Williams, la vigente campeona, hasta la final, aunque por su parte del cuadro van Petra Kvitova, Simona Halep y Agnieszka Radwanska. Su debut será sencillo ya que jugará ante la eslovaca Anna-Karolina Schmiedlova, 37 del mundo, a la que ha ganado las cuatro veces que se han enfrentado, la última hace tres semanas en Madrid. “Me da igual con quien me toque, mientras yo haga lo que tengo que hacer”, proclamó ayer Garbiñe Muguruza dejando claro cuál es su manera de afrontar la competición y un torneo “que siempre es especial y no puede ser tratado como los demás ya que es para muchos como una segunda casa”.
Por su parte, Lara Arruabarrena, que llega como la 78 del mundo, marcha por la misma parte del cuadro que Muguruza. La tolosarra se estrenará ante la taiwanesa Su-Wei Hsieh en busca de superar por primera vez la ronda inicial y citarse, quizás, en la segunda con Kvitova.