Otro nuevo puñetazo
Mano Rezusta cimenta en una actuación espectacular la séptima victoria en el parejas de su dúo con Irujo para acercarse a semifinales
Donostia - Juan Martínez de Irujo y Beñat Rezusta tienen ya casi sellado su pase a las semifinales del Parejas. El dueto de Aspe, el más regular con siete victorias en ocho envites, acumula victorias y golpes en la mesa. Suma explosiones de juego en cada una de las estaciones de su campeonato, sin borrones. De hecho, el único partido perdido fue una auténtica fiesta contra Olaizola II y un Urrutikoetxea superlativo. El duelo ante Jokin Altuna y David Merino de ayer fue otro puñetazo más. La seriedad de ambos, destacando la espectacularidad de la zurda del zaguero bergararra, seguro, pegador e inventor, forma parte del leitmotiv de su torneo, por el que transitan las certezas de una pegada espectacular y la apertura de huecos por el guardaespaldas y el golpe fresco de un Irujo en ascensión. Y es que, ante los nuevos vientos que ofrece Beñat -que ya jugó el Parejas el año pasado junto a Retegi Bi y sumaron seis victorias, que en otras ediciones sirvieron para entrar en semifinales-, se acuna el delantero de Ibero con una versión más oscura, pero anclado más al lado de la abeja obrera, que engrandece a su compañero, al que tampoco le tiembla el pulso con oportunidad de rematar.
Fueron adversarios tocados Jokin Altuna y David Merino. El delantero de Amezketa se vio obligado a entrar de lejos o en posturas extrañas ante la falta de huecos. Sí que acabó tantos el guipuzcoano, pero cometió siete errores pese a sumar nueve aciertos. Lo comido por lo servido. Es su juego, por otro lado. Aun así, la solidez de un Rezusta que encontró altura y un Irujo bien en materia defensiva, aunque tuvo algún que otro fallo claro, fueron ariete. El delantero de Ibero sostuvo en sus hombros el partido, de cara desde el 3-3, superando en pelotazos a su compañero.
Merino II se vio asediado y superado por la fluidez en la pegada del zurdo, con un zarpazo violento e imposible de adivinar, y la facilidad para mover la pelota de Juan. La potencia superó a un Altuna III forzado. Las distancias se abrieron hasta el 8-3 y no hubo más sensaciones de solidez azul. Apenas fogonazos de Jokin y errores de Juan, sobrio en la contienda y con nervio retrasando la pelota en labores defensivas. Pero Rezusta fue un tótem. El mejor del partido, con cinco tantos hechos y ningún fallo.
Así las cosas, las costuras se rompieron y el partido se cerró rápido: 10-4, 12-5 y 15-8. Pero la sensación fue de superioridad absoluta de los colorados. Hasta un 22-16 que quedó maquillado en los últimos instantes. Aun así, no hubo más color que el de los dos pegadores de Aspe.