elgoibar - La feria agrícola y ganadera de Gabon Zahar se convirtió ayer en el escenario para el regreso de la temida Harri Beltza a una competición de arrastre con bueyes.

La vuelta a una plaza de la mole irregular de 2.074 kilos, rescatada del cauce del río Deba a comienzos del pasado siglo XX y sin utilizarse para una competición oficial desde el 1 de enero de 1944, había generado una gran expectación. Y el regreso de la Harri beltza a unas pruebas de arrastre reguladas por la Federación Vasca de Herri Kirolak no defraudó a los más de 300 espectadores que se dieron cita durante la tarde de ayer en el probaleku elgoibartarra de Sigma.

Retirada de las plazas hace 71 años y después de haber provocado hernias y otro tipo de lesiones de importancia a numerosos bueyes, la Harri beltza de Elgoibar respondió a las expectativas y volvió a evidenciar las dificultades que entraña su arrastre; circunstancia que le ha llevado a forjarse una leyenda que ayer se encargó de corroborar.

Fue durante la participación de la segunda pareja de bueyes, la del zumarragarra Pablo Aranberri, cuando se pudo comprobar la temida dureza de la mole de piedra. A la preciosa yunta apenas le faltaban algo más de cinco minutos para terminar su participación en las pruebas de arrastre cuando, en una arrancada a mitad de plaza motivada por una previa salida de la calle, partieron de cuajo el yugo de madera que sujetaba la Harri beltza a los animales.

Ese incidente obligó a parar la competición unos minutos para colocar un nuevo yugo; pero para cuando se reanudó la prueba la yunta de Aranberri ya había perdido el ritmo que tenía y finalizó su participación con 40 plazas en 30 minutos. Esa marca resultó insuficiente para completar el registro que previamente había alcanzado la pareja de bueyes del vizcaino de Barrika Txapas, a los que les faltaron cinco centímetros para completar 43 plazas.

nuevo récord Los que sí pudieron superar la marca establecida por los bueyes de Txapas fueron los animales de Jon Lacruz, de Gatika, que fueron los últimos en participar en la prueba de arrastre.

La yunta de Lacruz completó 46 plazas (justas) en el probaleku y con ellas se llevó el premio destinado al vencedor (1.000 euros, mantas, txapela y trofeo). Además, estableció un nuevo récord con la Harri beltza.

Eso sí, el registro homologado ayer sirvió para establecer un nuevo récord con bueyes de peso libre (cada uno de los que salió a la plaza tenía entre 1100 y 1200 kilos de peso); toda vez que el récord con la Harri beltza en kintopekos lo sigue ostentando desde el día 1 de enero del año 1944 Salvador Barruetabeña, del caserío Burgo de Berriatua (sus bueyes establecieron una marca de 17 plazas en 24 minutos).

Tras el éxito de las pruebas de ayer, todo apunta a que no pasarán muchos años para que se pueda volver a ver a la Harri beltza en liza.