Ni un paso atrás
DONOSTIAKO HIRIA | Martínez de Irujo y Barriola se llevan la final ante Altuna III-Merino II en una final de altura en el atano III
Duración: 1h 08:03 minutos de juego; 23 de juego real.
Saques: 1 de Altuna III (tanto 15).
Faltas de saque: 1 de Martínez de Irujo.
Pelotazos: 587 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 10 de Martínez de Irujo, 1 de Barriola, 12 de Altuna III y 1 de Merino II.
Errores: 1 de Martínez de Irujo, 1 de Barriola, 9 de Altuna III y 2 de Merino II.
Marcador: 1-0, 1-1, 2-1, 2-2, 3-2, 3-3, 3-9, 8-9, 8-10, 10-10, 11-11, 12-12, 17-12, 17-13, 20-13, 20-17 y 22-17.
Apuestas: Se cantaron de salida posturas de 100 a 80 a favor de Martínez de Irujo-Barriola.
Incidencias: Partido correspondiente a las final de la feria Donostiako Hiria disputado en el frontón Atano III de Donostia. Buena entrada. El trofeo a mejor pelotari de la feria se lo llevó Juan Martínez de Irujo.
donostia - Juan Martínez de Irujo y Jokin Altuna se enfrascaron en un tratado de ataque total en la final del Donostiako Hiria del viernes noche como si el mundo se acabara al día siguiente, con la mente a toda velocidad, creando, recordándose por qué razón están ahí. Tormenta de ideas. Comentaba el de Ibero que en esto del verano, por el traqueteo -él va a acumular cerca de veinte partidos en poco más de un mes-, la magia “depende de los días”. Y el viernes fue mágico. Tanto él como el joven amezketarra presumieron de entrañas y de creatividad, de fondo y forma, en un encuentro de mucha altura, con pocos yerros y muchos aciertos, bien capitaneado por los metrónomos de Aspe: Abel Barriola y David Merino, que, con menos golpe que otros, asumen que su manera de jugar implica sufrir y kilómetros.
Lo de Altuna fue para quitarse el sombrero en un inicio descarnado, pero la navegación contracorriente de Irujo y Barriola fue de otro mundo. Tienen galones y saben cómo afrontar los envites. A Juan, un tipo volcánico, la defensa le metió en el partido y empezó a achicar los espacios de un Altuna milimétrico, eléctrico, artista, determinante con pelota y, sobre todo, técnicamente un privilegiado. Pero Irujo es Irujo. Y Abel es Abel. Su dogma es sufrir. Su camino de baldosas amarillas es siempre cuesta arriba cuando son pareja, pero suman como nadie. Están acostumbrados a morir y resucitar, a regresar de entre los enterrados, para acabar imponiendo su ley. Les tuvieron Altuna III y Merino II muy tocados (3-9), pero resistieron el chaparrón, recuperaron pie. Ni un paso atrás, porque con Jokin no cabían prisioneros. Tratado de ataque sin trincheras. A pecho descubierto.
Y con el plexo solar abierto asomó el puntillero guipuzcoano con 19 años y uno en las filas profesionales. Empataron a uno y a dos de salida. Par de tantos por barba: un pelotazo atrás y una cortada de Irujo, más potente, y una volea y un dos paredes del amezketarra. Pura delicia. Falló el gancho a la tercera el joven de Aspe, pero abrió su caja de Pandora. Dos ganchos, dos parada al txoko, una cortada al pique y un saque-remate pusieron el 3-8. El marcador azul era suyo. El público pedía más madera. Altuna, un delantero habilidoso, estaba en vena. Ocho regalos para la vista. Juan erró en la siguiente y las distancias se abrieron más que nunca. 3-9. Altuna III mostró que su inteligencia es enorme. Siendo un chaval actúa como un veterano, no se amilana con los focos y lidia como un artista. Sabe. Eso es innato, lo que dicen desde las traviesas que “o se tiene o no se tiene”. El amezketarra es distinto. Jokin lo tiene. Se cayó en la marmita.
Pero, enfrente, asomaba un Irujo superado. Y las fieras heridas? No reculó el de Ibero. Morir o matar. Moneda al aire. Carnívoro, le dio la vuelta a la tortilla mientras se afilaba los colmillos. Terminó la sangría con una parada al txoko y a la siguiente, fresco, metió un rebote. Con el 6-9 en el luminoso, solamente había dos fallos en la hoja de ruta de los cuatro: dos remates.
La escalada culminó en la preciosidad del 8-10. Fue un tanto eterno, de 94 pelotazos, que terminó Merino de besagain desde el siete en una suerte de parada que no pudo recoger Irujo, que boqueaba. A la siguiente se desquitó: derechazo atrás.
El empate a diez y a once, superados los 330 pelotazos, alumbró otro choque. Y Altuna III vio la cruz. Efervescentes los dos puntilleros, acabó errando más de la cuenta en ataque. Una pena. Abel aguantó a un Merino II creciente, Irujo continuó con su recital y a Altuna, milimétrico, le fallaron las cuentas. Se escaparon los colorados al 20-13 con solvencia y creatividad. Barriola brilló con una apertura de espabilado.
Una falta de saque de Juan cambió el tercio del partido, un saque de Altuna, una volea y un saque-remate pusieron pimienta (20-17). Pero tanto arriesgó el de Amezketa que dos chapas suyas cerraron una noche mágica, activada con el leitmotiv del espectáculo por encima de todas las cosas. Los cuatro pelotaris se fueron ovacionados merecidamente. Puro genio.