donostia - Se sabía de antemano que la visita al Valencia iba a ser de una dificultad máxima y que sacar una victoria de La Fonteta, en la actual situación del Gipuzkoa Basket, iba a resultar prácticamente imposible. Pero una cosa es perder y otra, lo que hizo el equipo de Jaume Ponsarnau, que si en Bilbao pasó “vergüenza” por la actuación de sus pupilos, debió tener sensaciones parecidas ayer, ya que el GBC se dejó llevar de manera lamentable del minuto uno al 40, entrando en un absurdo intercambio de canastas que no le iba a llevar a ningún lado y con una actitud defensiva pésima, sin ninguna intensidad ni ganas y dejando jugar a su antojo a un Valencia que se puso las botas hasta el 109-86 final.

El marcador no es para tomárselo a la ligera, porque solo una vez, en un 110-100 encajado en la cancha del Real Madrid hace seis años, había recibido el club guipuzcoano más puntos en sus ocho temporadas en la ACB, y aquella vez el encuentro se decidió en la prórroga. Es decir, es la mayor puntuación sufrida en 40 minutos, producto de una actitud inadmisible para un equipo cuya identidad, supuestamente, es la defensa. Al menos es lo que repiten los propios protagonistas una y otra vez. Pero ayer todos saltaron a La Fonteta ya derrotados, como si la guerra no fuera con ellos. No parece la mejor manera de preparar una recta final de temporada que se presenta agónica, con partidos a vida o muerte que pueden suponer la salvación o el descenso.

Hablar de Taquan Dean tras lo visto ayer en Valencia resulta absurdo, porque su ausencia no tiene nada que ver con los 109 puntos recibidos. El estadounidense era un jugador clave y su marcha es un golpe muy bajo para el GBC, pero de ahí a permitir una derrota tan dura va un trecho. Ponsarnau insiste en que hay que aprovechar estos partidos a priori desfavorables para mantener una línea de juego y crecer de cara a jornadas venideras. Pero lo que hizo su equipo fue sembrar más dudas. La defensa es cualquier cosa menos fiable y eso es algo que preocupa, y mucho, con lo que se viene encima.

34-18 de salida El GBC aguantó el tipo más o menos cinco minutos. Hasta que el Valencia entró en calor y encontró todo tipo de facilidades para anotar y marcharse hasta los 34 puntos -con ocho triples anotados- en los diez primeros minutos ante la inexplicable pasividad visitante. Los guipuzcoanos veían volar los triples locales sin hacer nada para remediarlo y el encuentro ya quedó decidido para el minuto diez, momento en el que el Valencia ganaba por 34-18. La renta aumentó en el inicio del segundo acto hasta el 40-18, momento en el que el GBC reaccionó gracias a los triples de Rafa Huertas, que destapó su faceta anotadora, y a la conexión entre Hanley y Jordan, que volvió a exhibirse con un total de doce asistencias. Otra cosa es su labor defensiva, donde hizo aguas por completo. Vamos, como todos sus compañeros.

Un triple de Díez situó el 55-37 al descanso y en la reanudación el Valencia recuperó los 20 de ventaja con comodidad. Un parcial de 0-9 con dos triples de Jordan y otro de Huertas puso el 68-54, pero no hubo ninguna opción de acercarse más en el marcador, porque el Valencia volvió a estirar su ventaja gracias a las facilidades que tenía en la canasta del GBC. El encuentro estaba más que decidido al término del tercer acto (79-59) pero los de Ponsarnau, en lugar de apretar en los últimos minutos, se dejaron llevar aún más y recibieron otros 30 puntos hasta los 109 finales. Encajar una paliza no parece la mejor manera de preparar una recta final de curso que se presenta sumamente complicada. Urge reaccionar porque el siguiente partido es nada más y nada menos que ante el Fuenlabrada. Ojo, que está en juego la salvación, aunque ayer no lo pareciera.