donostia - El Gipuzkoa Basket no ha podido emitir peores sensaciones en los dos derbis disputados en apenas siete días. Después de ser arrollado por el Laboral Kutxa el pasado sábado en Illunbe, el conjunto guipuzcoano recibió una buena paliza ayer en Miribilla, donde en ningún momento pudo plantar cara a un Bilbao Basket con más calidad, pero también con más intensidad y con más ganas, lo cual es tan preocupante como incomprensible. El equipo de Jaume Ponsarnau, muy inferior en la lucha por el rebote y terriblemente blando en defensa, estuvo a merced del conjunto de Sito Alonso, que se impuso por un contundente 92-66.

El Laboral Kutxa y el Bilbao Basket son sobre el papel muy superiores al GBC, pero la afición guipuzcoana esperaba ilusionada este doble duelo de máxima rivalidad porque el equipo venía en un buen momento después de ganar de forma consecutiva al Obradoiro y el Manresa. Por ello, decepciona el comportamiento de los jugadores de Ponsarnau, cuya intensidad en ambos derbis ha estado muy por debajo de lo exigible, encajando 95 y 92 puntos respectivamente y dando la sensación de que se han dejado llevar y no han opuesto resistencia, entregando el triunfo en bandeja a sus rivales.

El GBC, al igual que hizo frente al Baskonia, trató ayer de mantener el ritmo anotador del Bilbao Basket, cuando todo el mundo sabe que era prácticamente imposible que lo lograra porque no tiene ni calidad ni físico para hacerlo. Pero volvió a caer en el mismo error que cometió contra los vitorianos, algo difícil de entender. Al término del primer cuarto el equipo de Ponsarnau aún mantenía el tipo (25-21), pero encajar tantos puntos no era buena señal, porque no iba a poder mantener durante mucho tiempo ese rendimiento ofensivo.

Tocaba, por tanto, apretar atrás, pero lejos de hacerlo la defensa del GBC fue un auténtico chollo. Las dos faltas de Doblas en el primer cuarto y un golpe recibido por Olaizola obligaron a Ponsarnau a probar con Iarochevitch y Huskic como dupla interior. No pudo salir peor el experimento, porque ambos son muy blandos y Todorovic y Latavious Williams se pusieron las botas con rebotes y mates que ridiculizaron por momentos al GBC, con un parcial de 10-0 que dejó el marcador en 35-21.

Había muchísimo tiempo por delante para cambiar el rumbo del partido, concretamente 27 minutos, pero el conjunto guipuzcoano fue incapaz de hacerlo. En ningún momento dio un paso adelante en defensa y el Bilbao Basket jugó con muchísima facilidad. El ataque era manejado por Jordan, pero en cuanto el americano bajó un poco su rendimiento, el equipo se descompuso. Franch tuvo un mal día, Dean cometió falló muchos tiros y perdió hasta seis balones, Grimau no estuvo, Dani Díez hizo la guerra por su cuenta...

Solo el citado Jordan, Hanley y Doblas, este último en la recta final del choque, ofrecieron un nivel aceptable para una cita de la envergadura de un derbi en Bilbao. Del 47-35 al descanso se pasó a un 74-52 que rozaba ya el ridículo en el minuto 30. Menos mal que los locales no apretaron mucho en el último cuarto, porque la paliza podía haber sido mayor. El GBC no tuvo ni acierto ni actitud en Miribilla y como siga así se le puede complicar una salvación que parecía tener encarrilada. Ojo, que no está todo hecho.