Eibar - El proyecto Ipurua Tallarra planteado por la Sociedad Deportiva Eibar con el objetivo de transformar el estadio y su entorno mediante una inversión de 21 millones de euros ha generado un importante debate entre la masa social del club y el conjunto de la ciudadanía local.
Apenas ha pasado una semana desde que el presidente del club, Alex Aranzabal, presentara el ambicioso proyecto y ya han sido muchas las reacciones al planeamiento realizado. Y es que buena parte de los aficionados y de los propios eibarreses tienen serias dudas sobre diversos aspectos del proyecto como su dimensión, su enfoque o su financiación.
Consciente de la inquietud generada por Ipurua Tallarra, el miembro del Consejo del Eibar e integrante del equipo que ha generado el proyecto, Mikel Larrañaga, ha querido transmitir sus sensaciones, “completamente por libre; sin contar con nadie”.
Según Larrañaga, Ipurua Tallarra es “un proyecto ambicioso y novedoso en su concepción y objetivos, y prudente en su ejecución”. El consejero del club asegura que la SD Eibar “acometerá este proyecto con toda la fuerza y ambición de la que es capaz, pero sin perder en ningún momento su idiosincrasia”, caracterizada por “la austeridad, el control del gasto y, aunque en este momento pueda sonar fuera de lugar, por la humildad”.
Larrañaga reconoce que el éxito del proyecto “dependerá en gran medida de terceros”, pero asegura que el club peleará “para intentar convencer a todas las partes de la bondad de esta iniciativa y de su conveniencia para la ciudad, la comarca y, aunque pueda parecer pedante, para el país”.
Así, aboga por “dar un voto de confianza a las personas que han traído al club hasta la situación actual y pensar que su único estímulo es hacer un club del siglo XXl”. Además, se muestra convencido de que el club acomete esta iniciativa “a muerte”, pero “muy atento al freno de mano para salirse del proyecto en cuanto asome el mínimo riesgo de poner en peligro la estabilidad económico-financiera o social del club”. En definitiva, Larrañaga pide “tranquilidad” porque “el Eibar seguirá siendo un club sin deudas y, si somos capaces de llegar al final de este proyecto, un club mejor”.
Patxi Mutiloa, crítico Al exconsejero de Deportes del Gobierno Vasco, accionista y abonado de la SDEibar, Patxi Mutiloa, le sorprenden los diez puntos sobre los que se sustenta Ipurua Tallarra “porque dan forma a un discurso más propio de la política que de un club deportivo”. A Mutiloa le llama “poderosamente” la atención “que un proyecto que se materializaría en la ampliación de las tribunas de un estadio, la construcción de un aparcamiento y un nuevo campo de entrenamiento, y la obligada adecuación urbana del entorno, tenga que hincharse hasta quedar convertido en un proyecto estratégico de país”.
Por ello, se cuestiona “quién es el promotor de un proyecto que ha de desarrollarse sobre una propiedad pública municipal y que necesitaría de la compra de un solar privado, propiedad del Obispado; qué necesidad tiene el Eibar de contar con un estadio para 8.500 espectadores cuando nunca en su historia ha acudido tal número de personas a Ipurua y cómo se van a financiar los 21 millones de euros cuando la capacidad financiera del club está directamente relacionada a su marcha deportiva”.
Mutiloa también se pregunta “qué dice el Ayuntamiento, si sabía algo de este proyecto, si lo considera una prioridad o si no existen otras zonas de más urgente regeneración en Eibar”.
A su entender, la decisión sobre la realización de Ipurua Tallarra “necesita un amplio consenso; tanto entre el accionariado del club como entre el conjunto de la ciudadanía”. A Mutiloa le parece que “nos encontramos ante una decisión adoptada unilateralmente, con cierto tufillo a hechos consumados, con escasa transparencia y aprovechando la situación favorable del club como arma de presión”.
De los Toyos, prudente El alcalde de Eibar, Miguel de los Toyos, afirma que la posición del Ayuntamiento en torno a Ipurua Tallarra se definirá “cuando todos los grupos municipales tengan la información y corresponda tomar posición oficial”. Aún así, recuerda que “el Ayuntamiento tiene cedidas las instalaciones de Ipurua a la SD Eibar y un Plan Especial que establece las alineaciones y rasantes del futuro campo de fútbol y sus tribunas”. Por ello, “las obras que se acometan y el uso futuro de las instalaciones construidas bajo esas tribunas deberán efectuarse en el marco de lo establecido en el convenio de cesión”.
Por otro lado, el primer edil constata que el proyecto planteado por el Eibar contempla la adquisición del llamado “terreno de las monjas” y su transformación en un campo de fútbol de hierba natural con medidas reglamentarias; una propuesta que “podría chocar con un planteamiento municipal para ampliar las instalaciones del polideportivo”. Por ello, cree que “habrá que estudiar si es posible el encaje de ambos intereses y, en caso contrario, el Ayuntamiento buscará la defensa del interés general”. Además, la calificación del ámbito es la de equipamiento deportivo de dominio público, con lo que “deberá ser la Administración pública la que impulse el desarrollo de ese espacio”.
Al alcalde le preocupa especialmente la eliminación del anexo de Ipurua y, en consecuencia, de todas las actividades que se desarrollan en el mismo. Por eso, insiste en que “el proyecto deberá contemplar alternativas a la actividad desarrollada por el deporte base en el anexo”.
Para De los Toyos, los 21 millones de euros que cuesta el proyecto “también requieren de un desarrollo más en profundidad, dado que el Eibar prevé aportar algo más del 16% y el resto suponen apoyos públicos externos”.
Y es que, a juicio del alcalde, “la prudencia deberá guiar nuestros pasos en este viaje, trabajando siempre por el bien de la ciudad y de este club, que quiere prepararse para el futuro”.