donostia - El Gipuzkoa Basket no pudo redondear las Navidades con su tercer triunfo consecutivo después de perder ayer en Illunbe frente al UCAM Murcia por 67-70. El equipo de Jaume Ponsarnau dominó el partido durante muchos minutos y llegó a ir ganando de doce puntos cerca del final del tercer cuarto, pero se vino abajo totalmente en el último acto y acabó siendo superado por su rival. La sensación es que a los locales se les acabó la gasolina, lo que provocó multitud de errores en los últimos doce minutos, y que los visitantes llegaron más frescos y lo aprovecharon a la hora de la verdad.
La derrota deja un sabor amargo porque el GBC no pareció para nada inferior a un Murcia que pelea por la Copa y tuvo en las manos la sexta victoria del curso, pero el balance de las Navidades -con dos triunfos ante Valencia y Fuenlabrada y el tropiezo de ayer en este mini maratón de tres encuentros en nueve días- solo puede calificarse de positivo para un equipo que afrontaba estas tres jornadas con las lesiones de Motos y Grimau, lo que dejaba con muy poco banquillo a un equipo que no luce precisamente por su profundidad de plantilla. Y precisamente esa falta de relevos desde la banda pesó decisivamente en el resultado final. Jordan, Dean, Dani Díez y Doblas promedian 30 o más minutos en cancha cada partido y parece que, tras el esfuerzo de las citas contra Valencia y Fuenlabrada, acabaron acusándolo ayer.
La diferencia entre los cuatro citados jugadores y sus relevos es tan grande -incluso Franch, un jugador ya con experiencia en la ACB, está bastante por debajo de Jordan- que muchas veces Ponsarnau no encuentra el momento para dar descanso a sus titulares. Quizás si Dean, Doblas y Díez, todos ellos por encima de 31 minutos, hubieran podido descansar un poco más habrían llegado más frescos al final, pero el técnico catalán no pudo o no supo darles esos momentos de respiro. Solo en la posición de ala-pívot, con Iarochevitch y Hanley, hay dos hombres de garantías para repartir los minutos. En este sentido, la lesión de Jordi Grimau, sexto hombre y multiusos para el juego exterior, ha roto los esquemas del cuerpo técnico, porque no parece que Rafa Huertas pueda aportar tanto como lo haría el catalán.
La dependencia de los titulares y los problemas que podría causar cualquier lesión es algo que ya se sabía cuando el club confeccionó la plantilla, pero poco más se podía hacer con un presupuesto tan bajo. El GBC ya ha puesto sobre la mesa en estas quince jornadas sus armas y con ellas peleará por la permanencia, un objetivo que pese a caer ayer no va mal encaminado. La llegada de Huertas es una excepción dentro de la austeridad económica, pero es que hacía falta una rotación en un juego exterior diezmado hasta más no poder. Ponsarnau está sabiendo exprimir a un equipo que ha cogido una dinámica positiva -cinco triunfos y otras tantas derrotas después del 0-5 inicial- y que ayer volvió a competir a muy buen nivel durante alrededor de 30 minutos, hasta que a sus hombres importantes les empezó a pesar las piernas y se diluyeron.
Un impetuoso inicio de Doblas, Dani Díez y Dean permitió al Gipuzkoa Basket alcanzar el minuto diez con otros tantos puntos de ventaja (21-11). Defensa intensa y un buen movimiento de balón eran las recetas de un conjunto local que salió a por todas desde el minuto uno. Reaccionó el Murcia, que se puso a tres (21-18), pero las acciones de Dani y Dean abrieron de nuevo hueco en el marcador (27-19), momento en el que surgió Carlos Cabezas para romper la defensa de Jordan, Franch y todo el GBC y anotar hasta doce puntos seguidos que provocaron momentos de desorientación en el equipo local, que parecía ya algo cansado (34-33).
56-44 en el minuto 28 El tiempo de descanso sentó bien a los de Ponsarnau, que salieron a la cancha con nuevos bríos y además acertaron desde fuera. Dos triples de Dani Díez -máximo anotador y reboteador ayer-, uno de Dean y otro de Iarochevitch permitieron al GBC volver a gozar de once puntos de ventaja (51-40), que aumentó ligeramente con dos canastas seguidas de Iarochevitch, ambas a pase de Dean (56-44). La defensa seguía siendo impecable y el encuentro parecía encarrilado, pero todo se torció en los últimos doce minutos.
El Murcia cerró el tercer cuarto con un parcial de 0-6 y abrió el último con una canasta de Kelati que puso el 56-52. La ventaja se había evaporado en un abrir y cerrar de ojos, aunque una acción de Franch y otra de Hanley permitieron a los de Ponsarnau mantener la delantera (60-55) en el minuto 34. El GBC empezaba a acusar serios problemas para anotar, que aumentaron en los últimos seis minutos del choque. Cabezas puso el 60-57 y abrió un parcial de 0-10 en el que los guipuzcoanos perdieron dos balones y Dean falló dos lanzamientos, ambos forzados. En la otra canasta, Kelati, Antelo y Cabezas sumaban con facilidad para colocar el 60-65.
El GBC perdió toda la frescura ofensiva y se quedó sin puntos. Todas sus carencias para anotar salieron a la luz quizás porque las piernas ya no respondían, aunque la escasez de puntos es un problema que se repite desde el inicio de temporada. De hecho, el conjunto de Ponsarnau es el menos anotador de la ACB con un promedio de 68,4 puntos. Cuando el tiro exterior no entra, los rivales se cierran sobre Doblas y los argumentos se reducen. Los fallos llevaron a la precipitación y a los ataques mal llevados, porque hasta Jordan perdió la lucidez que le caracteriza. Dani Díez y Dean mantuvieron al equipo con vida a base de tiros libres, pero la victoria se escapó con un parcial de 7-15 en los últimos seis minutos, que se eleva a un 11-26 en los últimos doce, desde el 56-44 hasta el 67-70 final, maquillado por un triple a un segundo de la conclusión de Dani, por lo que ese parcial pudo ser incluso más abultado.
Doce minutos repletos de errores pesaron más que los buenos 28 anteriores y el Gipuzkoa Basket se quedó con las ganas de sumar su tercera victoria consecutiva y la sexta en total. Se queda con cinco -y dos de renta sobre el descenso- después de unas buenas navidades a las que faltó ponerles la guinda. Pero no hay tiempo ni para lamentar la derrota de ayer ni para alegrarse por las dos anteriores porque el domingo toca visitar al colista, el Sevilla, en un choque que puede marcar la zona baja de la clasificación y el futuro de ambos equipos. Con los mismos mimbres que ayer, aunque con una semana entera para prepararlo.