donostia - Hay días, en todo oficio, en los que uno termina su jornada laboral, tras dar lo mejor de sí, partirse la cara sin descanso en pos de un objetivo equis, y acaba tomando el rumbo a casa contrariado. Mejor dicho, confuso. ¿Por qué? ¿Qué habré hecho mal para no lograr lo que quería?
Son noches duras, en las que cuesta coger el sueño: la fatiga por el esfuerzo físico se incrementa con el desgaste mental. En frío, con la salida del sol, el ánimo de disgusto se retorna en resignación. Transportándolo al remo, a la primera jornada de la Bandera de La Concha, a las tostas de Hondarribia y Orio, los remeros de las dos traineras pueden declarar, con argumentos motivados y pruebas irrefutables, eso de “no pude hacerlo mejor, pero...”.
Pero hubo dos mejores, dirán en la comarca del Bidasoa. Sobre todo una, Urdabai. Los txos marcaron el segundo mejor tiempo de la historia en La Concha. En una mar totalmente bare, los bermeotarras pararon el crono en un tiempo -qué diablos, tiempazo- de 19:02.98. ¡Solo dos segundos peor que el récord del ferrari de la Castro de 2006!
Los paralelismos de este triunfo parcial con el de la plusmarca de la prueba, que seguirá vigente, al menos, una semana más, son muchos. La Marinera remó aquel segundo domingo de septiembre por la calle 1, la peor históricamente, como la Bou Bizkaia ayer, y bogó en batalla con un bote, vecino del territorio -en eso también coinciden: Astillero y Kaiku- sobre un mar totalmente plato y sin olas. Incluso con la misma brisa placentera, para deleite del remero y la numerosa afición que se dio cita, como cada año, en este inicio de la Concha.
Además de marcar su récord personal en la competición, Urdaibai allanó el camino hacia la conquista de su tercera victoria en la olimpiada del remo. Como ha venido demostrando cuando está fino, Kaiku salió a romper la regata. Nada sorprendente. No en vano, las ilusiones sestaoarras de hacer algo importante esta temporada pasan por Donostia. Con lo que pocos contaban era con el ritmo endiablado que imprimió Urdaibai desde la suelta de la estacha. Los entrenados por el oriotarra Jon Salsamendi, que alineó en su equipo al azkoitiarra Jon Unanue, al patrón zarauztarra Gorka Aranberri y al debarra Aitor Zulaika, partieron hacia la isla pletóricos. 43 paladas por minutos. Una locura, si conseguían mantener el ritmo de remada. “¡A dónde van!”, gritaba alguno al ver a los txos sin disminuir un ápice su cadencia pasado el minuto 8 de regata. Urdaibai le acababa de asestar el primer golpe a Kaiku. A punto de finalizar la fase de brancas, el espacio en el que la Bizkaitarra mejor se desenvuelve, el bote azul le metía tres segundos al verdinegro. La distancia, salvable; pero a 100 metros de toparse de bruces con la ciaboga, el tramo en popare que restaba vaticinaba nada bueno para los de Sestao.
Los bermeotarras, a riesgo de desfallecer, han demostrado durante todo este verano que vuelven como pocos. Y en toda una Concha, tan preparada y deseada por los azules, no iban a ser menos. Literalmente, se salieron. Escaparon antes, incluso, de avistar la isla de Santa Clara. Seis, siete, ocho. Los segundos volaban. Como la Bou Bizkaia. Ya pasado el Aquarium, las diferencias llegaban a la decena. Así terminó la tanda. Con victoria de Urdaibai, Kaiku a diez segundos, y Portugalete y Cabo, a medio minuto. La Jarrillera de Joxean Olaskoaga Aizperro demostró que su discreta temporada en la Liga no corresponde con el nivel de su bote. Superó con suficiencia a Cabo, que, como antesala de lo que vendría después, ya ejemplificaba que las diferencias entre calles, ayer, solo se apreciaba en el color de las banderas de las balizas.
hondarribia también voló Hondarribia vive hoy su día grande: celebra la festividad de la virgen que da nombre a su trainera. Pero, entre música de txilibitos y tambores, sus remeros no pueden sino estar felices por su regata, en la que marcaron su mejor tiempo en una Concha, el décimo de la historia de la bandera. Dominaron de principio a fin la segunda tanda, que fue completamente guipuzcoana, y marcaron un primer largo para el recuerdo. Su 9:33 en la ciaboga exterior fue mejor que el del récord de Castro. Lo que ocurre es que hay que volver a tierra, y allí pagaron, en parte, el esfuerzo titánico de la ida. Finalizaron la jornada a once segundos de Urdaibai, y a uno de Kaiku. Sabor agridulce, por tanto, para los verdes, que deberán encomendarse a su patrona para que las condiciones varíen el domingo y puedan sacar a relucir su dominio de la ola en popare.
Virgen no, pero santo sí tienen en Orio. Los aguiluchos llegaban ilusionados a Donostia, con una temporada brillante y una numerosa -y ruidosa- afición acompañándole. La San Nikolas intento seguir el paso de una Hondarribia que calcaba la estrategia de los txos. En mar abierto perdieron comba con la proa, y los seis segundos de la ciaboga no pudieron remontarlos. Perdieron dos más en meta, dejando en ocho la desventaja con su rival verde. Por detrás, San Juan completó un meritorio trabajo. Aguantó hasta donde pudo a los dos gallos de delante y, aunque le costó volver, pudo mantener el sexto puesto del día. Por delante de Cabo, ni tan mal. A quien no le vino nada bien la batalla en forma de récords que se vivió en esta trepidante jornada inicial fue Donostiarra. Los de Xabier Zabala no marcaron un mal tiempo, pero las diferencias sonrojan. El nivel de unos y otros sigue siendo de otro mundo. Como La Concha de este año. Llamada a ser histórica por su calidad -solo hace falta ver los tiempos-, aunque Urdaibai haya cogido una gran ventaja. La sexta mayor, en diez años. Solo seis remontadas, en los últimos 25...