donostia - Otro año será para Orio. El rey de este campeonato, con quince triunfos, no consiguió mejorar el nivel exhibido en la clasificatoria y se mostró impotente ante dos botes, los de Bermeo (Urdaibai) y Kaiku, que vivieron un duelo apasionante en la última txanpa. Tan solo un segundo y medio separó a ambas embarcaciones. Media trainera de ventaja, un suspiro. Aspiró fuerte Gorka Aranberri, patrón de la Bou Bizkaia, al cruzar la meta, sabedor de lo logrado y de lo librado. El de Zarautz había sido testigo antes de cómo en los últimos 200 metros de final el fenomenal trabajo de sus compañeros durante toda la regata a punto estuvo de convertirse en papel mojado por la fuerza titánica de Kaiku. Una energía proveniente de una Bizkaitarra que hizo honor a la histórica industria del metal de Sestao. Los verdinegros condujeron con una rapidez descomunal calor y electricidad a su remada cuando quedaba menos de media milla náutica, casi en el mismo instante en el que Aranberri gritaba a los suyos que lo tenían hecho, que el título era suyo. Menos mal, dirá hoy el guipuzcoano, que el destino no quiso que tuviera que tragarse sus palabras. El remo es maldito con el confiado y cómplice con el que propone desde el silencio. En una soleada mañana en Castro la final por el título estatal vivió esas dos caras de este deporte con los campeones y con otros protagonistas.
Orio, Kaiku, Urdaibai y Portugalete, la sorpresa de la tanda, enseñaron pronto sus cartas. Todos tenían la misma jugada preparada, pero el participante de azul poseía el as. Su entrenador, Jon Salsamendi, les tenía preparado un buen regalo para empezar. Partir como si fuera una regata al sprint era la indicación del oriotarra, y sus pupilos, formales y obedientes, cumplieron con creces. En el primer largo ya cosecharon diferencias de hasta cuatro segundos con el trío perseguidor, que no sabía si buscar su popa y morir en el intento o esperar su oportunidad más adelante. La vuelta en popare emparejó las fuerzas, con las cuatro tripulaciones en cinco segundos. El momento de los dos grandes protagonistas estaba a punto de llegar. Otra vez de brancas las diferencias entre botes comenzaron a ser sustanciales, formándose dos claros grupos. En el de cabeza no estaba Orio, con ocho segundos de retroceso con respecto a Bermeo en la última maniobra exterior. Los aguiluchos no se encontraron delante en el inicio y, como es habitual en ellos, pagaron caro el quedarse algo rezagados en el inicio.
Sin embargo, la medalla de bronce debe satisfacer a un grupo que ha demostrado este fin de semana estar de nuevo en forma y con ganas de batalla. Este metal insufla alegría a una plantilla que tendrá ahora una semana intensa por delante antes de emprender viaje a Galicia para afrontar la vuelta de la competición liguera. Por detrás de Orio, diez segundos más tarde cruzó la meta una renacida Portugalete. Los vizcainos han tardado un mes en dar su mejor nivel pero las últimas regatas y lo acontecido en este Estatal reflejan la mejoría de un bote que puede dar más de un susto a alguna de las cuatro grandes en lo que queda de verano.
Pero de lo que hoy habla la numerosa afición al remo de Bizkaia es de Kaiku y Urdaibai. Ambos pueblos pueden estar contentos con sus equipos, porque la emoción del final dejó buen sabor de boca en ambos contendientes. Algo más dulce en el lado txo, que vuelve a llevarse el título siete años después. Los de Sestao valoraron muy positivamente su subcampeonato por la forma en el que lo lograron. Sufrieron cuando se vieron cuatro segundos por detrás en mitad del último largo, y supieron aun así dar el do de pecho para complicarle mucho la victoria a sus rivales.
hondarribia se resarce Si la lucha por las medallas tuvo mucha miga, en la final de consolación apenas se vio emoción. Hondarribia, con el orgullo herido, no falló y remó una contrarreloj en la que lo que lo importante era llegar a meta cuanto antes. No había nada en juego, y la superioridad sobre sus rivales de tanda era demasiado manifiesta. Por ello, seguro que no hizo gracia a los hondarribiarras que el sexto hombre por babor de Astillero rompiera su remo en la primera palada y se tuviera que repetir la salida, con el retraso que ello conlleva. Quizás por miedo tras su percance, los azules salieron lentos en la reanudación y se dejaron un segundo que les acabó costando con el paso de la regata su primera derrota sobre Pedreña en todo el verano. Buena imagen la de los blanquinegros, que al fin se han dado cuenta que el experimento de la trainera Cantabria, traída del Mediterráneo, ha sido un rotundo fracaso y han vuelto atesorando un mejor nivel a la Seve Ballesteros.
En Hondarribia la pelea de atrás no cambió un ápice su propósito. Mikel Orbañanos aprovechó además para introducir en el bote a chavales con menos participaciones como el caso de Ugutz Bilbao, Iñigo Sagarzazu y Beñat Egiazu. Además, probó como marca a Iñaki González, que rindió bien en este rol. La trainera verde aventajó en la línea de meta a sus perseguidores en más de 20 segundos, y en dos minutos y medio a San Pantaleón, que se volvió a tomar la regata de ayer como una fiesta de la que disfrutar dentro y fuera del agua.
Tanda de honor
1. Urdaibai19:30.93
2. Kaiku19:32.35
3. Orio19:40.52
4. Portugalete19:41.19
Tanda de consolación
1. Hondarribia19:58.21
2. Pedreña20:19.56
3. Astillero20:27.25
4. San Pantaleón22:31.46